Por Francisco J Contreras M
Hemos comentado anteriormente que desde enero de 2019 el crecimiento de la emisión de dinero he venido disminuyendo como tendencia con altibajos (ver imagen anteriormente compartida). Durante las dos primeras semanas de enero 2020 la emisión de dinero no solo cesó sino que la proyección de mes anticipa una reducción de la cantidad dinero en 5,3%. Es lo que como resaca ha provocado en el mercado cambiario una caída de las tasas de canje durante estos últimos días.
Durante el diciembre pasado el gobierno no utilizó el “petro” como un activo digital con propiedades como medio de pago sino como un medio de pago digital equivalente a una emisión corriente de dinero. Sin la existencia de una plataforma clara de definición del “petro” como activo digital el llamado “petroaguinaldo” en la práctica se comportó como una simple emisión de dinero que en un ambiente de desconfianza interna y externa provocó sucesivos cambios de manos que al final presionaron al alza de las tasa de canje en el mercado cambiario. Ante el desorden provocado el gobierno activó el retiro de dinero con una reducción de la base monetaria durante las dos primeras semanas de enero, este evento es el origen de lo que ahora da lugar a un movimiento en reversa con caída de las tasas de canje del dólar por el bolívar.
Es un desorden en la política monetaria que si se le asigna algún propósito final se podría concluir que responde a una estrategia política de creación voluntaria de incertidumbre económica para distraer a la opinión pública de la severidad de los problemas que vive el país y de la incapacidad del gobierno para resolverlos. Nosotros opinamos (no lo podemos validar) que estos eventos no responden a una estrategia por parte del gobierno sino que son el resultado inmanente de la propia dinámica del populismo que crea condiciones, en todos los espacios de la acción política o económica, de inestabilidad y disipación de las responsabilidades de gobierno que de manera espontanea dan lugar a la perpetuación del populismo autoritario y por contagio se extiende como cultura hacia los factores democráticos, impidiendo un relato alternativo compartido de país, en el fondo de la trama todos están tocados por la naturaleza de esa gobernanza, es decir casi todos son populistas sin proponérselo.