Luisa Ortega Díaz, fue una pieza clave del chavismo pero rompió con el gobierno. La acusaron de traición y se exilió. Promete pruebas de corrupción presidencial. “No me van a parar”, le dijo a PERFIL
Facundo F. Barrio
Desde que en marzo pasado denunció una “ruptura del orden constitucional” en Venezuela, Luisa Ortega Díaz se convirtió en enemiga pública de Nicolás Maduro. El enfrentamiento se agravó en agosto, cuando la cuestionada Asamblea Constituyente impuesta por el gobierno venezolano la destituyó de su cargo como fiscal general de la República. Pese a haber sido durante años una funcionaria clave del riñón chavista, Ortega Díaz fue acusada de “traición a la patria” por el madurismo.
Tras escapar al exilio, la ex fiscal general emprendió una gira internacional para denunciar presuntos actos cometidos por Maduro y su entorno. Ortega Díaz accedió esta semana a una entrevista por escrito con PERFIL, en la que aseguró que muchos chavistas “sienten que los verdaderos ideales bolivarianos fueron pisoteados” y en la que se defendió de las acusaciones del gobierno: “La historia dirá quiénes son los traidores”.
¿Cómo hizo para escapar de Venezuela sin que el gobierno lo impidiera?
—Muchas personas conscientes de que la persecución del gobierno ponía en riesgo mi vida me ayudaron. La lucha que estamos dando no podía detenerse en los calabozos de la policía política.
¿Qué tipo de pruebas dice tener usted sobre corrupción en el gobierno?
—Tengo todos los expedientes y pruebas de las investigaciones sobre corrupción que abrimos en el Ministerio Público. Son pruebas documentales, declaraciones de testigos, pericias y consultas a bancos e instituciones financieras. Todo lo necesario para que un juez imparcial condene a los culpables. Entregué a las autoridades de varios países información sobre la vinculación de Maduro, Diosdado Cabello y otros con el caso Odebrecht. Tengo datos concretos de operaciones, cobros, montos, testaferros y bienes que revelan la responsabilidad de esos personajes. Las personas que detentan el poder en Venezuela han hecho un negocio de la miseria, el hambre y la enfermedad de nuestro pueblo. Emprendí esta cruzada internacional para develar ante el mundo las acciones de esa secta política.
El gobierno la acusó de “traición”. ¿Usted teme por su propia seguridad?
—Mi actuación transparente e independiente frente a un gobierno violador del orden constitucional era un peligro para su permanencia en el poder. Desde que denuncié la ruptura del orden constitucional el 31 de marzo, he sido víctima, al igual que mi familia, de una cruenta persecución que puso en riesgo nuestras vidas. Cuando eligió a espaldas del pueblo la ilegítima Asamblea Constituyente, el gobierno dispuso todo el aparataje del Estado para asaltar militarmente el Ministerio Público e inventar casos, forjar pruebas y tratar de encarcelarnos. La historia dirá quiénes son los traidores, y le aseguro que mi nombre no es uno de ellos. Sé que mi integridad física está amenazada, porque en Venezuela hay un gobierno que viola los derechos humanos. Pero eso no me asusta. No me va a parar.
Además de usted, ¿hay otros chavistas históricos disconformes con Maduro?
—Claro que existen personas afectas al proceso chavista que están disconformes con lo que se está haciendo en Venezuela. El problema es que hay mucho miedo y persecución. Las torturas a las personas apresadas por oponerse a Maduro han llegado al punto de acabar con sus vidas. Pero el descontento general se respira en las calles. Más del 90% de la población está cansada de vivir calamidades. Y muchos sienten que los verdaderos ideales bolivarianos fueron pisoteados y burlados.
¿Hace alguna autocrítica sobre su propia gestión durante el chavismo? Por ejemplo, sobre las detenciones de políticos opositores.
—Toda gestión pública es merecedora de críticas, incluso la nuestra. Estoy segura de que pudimos hacer muchas cosas de un modo diferente, pero lo que hicimos siempre estuvo apegado a la independencia del Ministerio Público, a la Constitución y a las leyes. Considero, por ejemplo, que las acciones que se ejercieron en su momento contra activistas políticos que cometieron delitos fueron ajustadas a la ley. Durante mi gestión, la actuación de los fiscales siempre fue independiente y fueron ellos los que siempre consideraron si una persona tenía o no alguna responsabilidad en un hecho punible. La situación que hoy se vive en Venezuela es totalmente diferente. Ahora el Ministerio Público se utiliza para perseguir a la disidencia. La persona que usurpa mi cargo ha desmontado el funcionamiento de la institución y amenaza a los funcionarios para que inventen casos y ordenen el encarcelamiento de personas inocentes.
La puja entre ministerios públicos y gobiernos se repite hoy en varios países latinoamericanos. ¿A qué se debe ese choque entre poderes?
—Cada país tiene su situación particular. Sin embargo, siempre será condenable que desde el poder político se atente contra la independencia de las instituciones y, en especial, de los ministerios públicos. Impera la necesidad de los pueblos de que los gobernantes dejen de actuar como dueños de una comarca y de pensar que su poder circunstancial es una patente para burlarse de las leyes.
¿En el futuro se va a dedicar a la política?
—Mi futuro está comprometido con hacer justicia contra los que sometieron a los venezolanos a las más perversas calamidades. Es un futuro que debemos construir todos los venezolanos desde los espacios que nos corresponda. No vendrá nadie a liberarnos de este mal gobierno: debemos hacerlo con nuestras propias manos y convicciones.
Fuente: http://www.perfil.com/internacional/la-ex-fiscal-que-acecha-a-maduro-la-historia-dira-quienes-son-los-traidores.phtml