Por Manuel Zapata, s.j.
El debate sobre un cambio sociopolítico y socioeconómico real en Venezuela exige un análisis objetivo sobre las condiciones económicas actualmente existentes, condiciones que son un yugo para el desarrollo y el progreso de los venezolanos. La polarización de los últimos años ha velado la verdad sobre la realidad institucional venezolana, de tal manera que unos y otros grupos en el poder la usan para construir su propia visión. Este es el caso de las sanciones. Para la oposición es una medida necesaria de presión para provocar la caída del gobierno de Nicolás Maduro; para el Gobierno, son la causante de la crisis económica y social presente.
Con el deseo de contribuir a una comprensión de las sanciones, ofrecemos el libro “Sanciones Económicas. Efectos colaterales en empresas privadas y organizaciones humanitarias”, del economista Víctor Álvarez. Efectos que, por cierto, son sobre la sociedad venezolana en su conjunto porque nadie puede excluirse de no haber sufrido en su salud, en su educación y alimentación, en su proyecto de vida, etc. gracias a las sanciones. Las sanciones son criminales y, como afirma Víctor, no han contribuido al fin para el que fueron ideadas: sacar a Maduro del poder.
El texto es también una memoria de las transformaciones que se están operando actualmente en la economía venezolana, gracias a la aplicación de las sanciones. Si bien es cierto que hay sanciones que tienen un efecto individual como, por ejemplo, las aplicadas a funcionarios del Gobierno, sin embargo, hay sanciones, como las aplicadas al Estado, con impacto social importante y que no han hecho otra cosa que perjudicar a una nación entera, que se ha postrado más en la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. Las sanciones han empeorado la situación humanitaria y la destrucción del sistema productivo.
Las sanciones, como insiste Álvarez, pueden ser un instrumento válido para una negoción política teniendo presente el interés y la preocupación por las personas más desfavorecidas. Este clamor ha estado muy presente, además, en muchas organizaciones humanitarias que han solicitado acuerdos por la gente entre los principales actores políticos y con la mediación y veeduría nacional e internacional. Esta es una urgencia que no podemos seguir postergando. Las muertes de inocentes que están en el medio del conflicto, entre los distintos factores en el poder político, claman al cielo. Ya es hora de parar tanto sufrimiento. Es hora de una conversión de corazón. Es tiempo de abrir espacios para la coexistencia social que nos lleve a una convivencia pacífica con recuperación del estado de derecho, reactivación plena de la economía, rescate de la justicia y construcción de un futuro esperanzador para todos.
Les invitamos a leer este libro tratando de comprender el momento actual y teniendo presente los desafíos que suponen reconstruir el país en el largo plazo. En un intento por construir caminos de justicia, entendemos que su búsqueda no se reduce a meras acciones judiciales, que sin duda alguna son importantes, sino también a sentar las bases para una nueva sociedad. Que el debate sobre las sanciones sea una ocasión de encuentro y motivación para emprender el camino de la Venezuela que queremos.