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La frontera

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El uruguayo Jorge Drexler, en su canción “Frontera”, nos dice:  ” Yo no sé de dónde soy/ Mi casa está en la frontera. “. Y mas que buscar una queja en está frase parece que nos ofrece una invitación a lo desconocido. Este borde no es una línea estática en un mapa. Es un pulso, un movimiento constante que define y desdibuja nuestra existencia. En el espacio incierto entre un lado y el otro, surge lo nuevo.

De manera contundente el Papa León XIV quiere que los Jesuitas acompañen esta travesía. En sus mas reciente reunión con los Superiores Mayores les dice “La Iglesia los necesita en las fronteras”.El Papa no solo se refiere a los márgenes físicos donde se encuentran la pobreza y el conflicto. Subraya que las fronteras actuales son, en gran medida, inmateriales y movedizas. Él amplía el concepto a las fronteras geográficas, culturales, intelectuales o espirituales.

Este mandato no es simplemente una directriz; es un diagnóstico certero de nuestro tiempo y una hoja de ruta audaz para la misión eclesial del siglo XXI . Es una llamada a la acción en los espacios de mayor incertidumbre. Es una invitación a la incomodidad, a la valentía de habitar la pregunta antes que la respuesta.Vivir en la frontera es aceptar el vértigo de no saber de dónde se es “del todo”, y al mismo tiempo, asumir el compromiso de estar allí “de todos lados un poco”. En un mundo que levanta muros visibles e invisibles, la verdadera obra reside en ser esa bisagra, en hacer de la línea divisoria un punto de unión. Los Jesuitas son los encargados de encarnar una cultura de la reconciliación contra lo que el Papa denomina la “globalización de la impotencia”. La Iglesia debe estar allí donde hay conflicto, herida y exclusión, actuando como mediadora y constructora de puentes.

León XIV anima a la Compañía  a seguir el ejemplo de sus fundadores y mártires, quienes supieron “discernir, innovar y confiar en Cristo”. En los márgenes, las soluciones preestablecidas no funcionan. Por eso se hace mas que necesario encontrar un nuevo lenguaje, una forma de acercarse a la realidad de los mas jóvenes y su comprensión del mundo.  Hay que transformar las fronteras en laboratorios de fe donde se desarrollen nuevas respuestas pastorales y éticas. Esto requiere que dejemos la seguridad de los centros establecidos para aprender del otro, del que está fuera.

De las muchas fronteras que deben hacer presencia , El Papa pide a los Jesuitas que se hagan expertos en reconciliacion y quizas es un llamado que se debe extender a todos los venezolanos. Es necesario trabajar para acabar con ese esquema destructivo en el que estamos metidos donde creemos que poseemos una verdad absoluta que siempre justifica lo que hacemos, y no reconocemos al otro como semejante sino como enemigo , el cual tiene la culpa de todo. Debemos buscar formas constructivas para edificar el ahora y preparar el futuro, sin olvidar y reparar lo que ha sucedido.  La frontera es misterio, oportunidad e incertidumbre, un camino por recorrer, y como empecé, cierro. Drexler y  un fragmento de su canción Frontera “Que el mundo está como está, por causa de las certezas. La guerra y la vanidad, comen en la misma mesa“.

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