Yralis Pinto
Somos la escuela Hermana Felisa Urrutia de Fe y Alegría, ubicada en Bella Vista, estado Aragua. Nuestra comunidad es el resultado de un proceso de invasión de hace cincuenta años, que aún sigue en movimiento. La parte baja del barrio se encuentra relativamente consolidada y la parte alta poblada con muchos ranchos y algunas casas modestas. Allí nació nuestra escuela hace 23 años, el día en que fue asesinada nuestra querida Hermana Felisa, religiosa de la Caridad Vedruna, profeta y mártir de nuestro barrio.
Mientras el cuerpo de una mujer de 78 años consagrada a su pueblo era sepultado en nuestras tierras, paradójicamente nacía un proyecto educativo para la vida. Nacimos en un contexto violento, nuestra historia fundacional tiene en sus primeras páginas ese hecho. Sin embargo, hoy queremos compartirles cómo a lo interno de nuestra escuela y comunidad se han ido dando aquellas palabras de Jesús en las que nos enseña que no arranquemos (de una, violentamente) la cizaña, no sea que arrancando la cizaña arranquemos también el trigo.
Contexto comunitario
En nuestro barrio como el de muchos de ustedes, también en las urbanizaciones, y en tantos espacios de nuestro país, ha crecido escandalosamente el problema de la violencia en todas sus formas:
- La que empieza en el rancho con el maltrato, la agresión física y verbal tanto de género como intrafamiliar. Otra forma de violencia en el ámbito familiar es el abandono de niños y niñas, la soledad, la indiferencia y el desamor.
- La de los vecinos con la intolerancia y el irrespeto a los derechos de cada uno.
- La que es fruto del terrible mal del consumo y tráfico de droga (en el barrio no solo se vende y se consume, sino que existen los laboratorios y centros de distribución, no tanto para los de la localidad como para los de otros barrios cercanos. Todo esto es un trabajo articulado con bandas organizadas y gente recluida en centros penitenciarios relativamente cercanos).
- La violencia instalada que agrede a todos por igual como lo es la falta de agua… En Bella Vista unos cuantos litros de agua se venden por mil 200 Bs., y eso si los camiones cisternas privados aceptan ir a nuestro barrio, porque los malandros los atacan. De igual forma ocurre con los camiones de agua potable, el señor del gas, el que nos vendía los plátanos y con el transporte público.
- La violencia que ejercen las autoridades y los organismos públicos al no dar respuestas a las necesidades exigidas por la comunidad, y peor aún, la violencia traducida en represión cuando se reclama el derecho.
Finalmente, la violencia más cruel que estamos padeciendo es la de las bandas organizadas, el control de las zonas, los toques de queda implementados por los grupos armados, los enfrentamientos a plena luz del día en cualquier espacio de la comunidad, las balaceras. Ha crecido muchísimo la cizaña de la que habla Jesús en el Evangelio.
La escuela en el barrio
La Buena Noticia es que junto a esa cizaña también ha crecido el trigo. Las fortalezas de una escuela y una comunidad que son tierra fértil, donde los sencillos de corazón apuestan por un barrio en paz, que se traduce en un esfuerzo sostenido por poner todo lo necesario para que el trigo, los signos del reino, la justicia, la alegría y la convivencia ciudadana y fraterna crezcan.
- Lectura orante de la palabra, de la fe nace el compromiso con la realidad. Nuestra escuela es fruto del proceso de fe de un grupo de gente sencilla que ha ido descubriendo en la lectura orante de la palabra que el seguimiento a Jesús pasa por comprometerse con la transformación de la realidad. Este espacio comunitario, donde nos reunimos cada mes para escuchar y compartir la Buena Noticia del Evangelio, lleva un poco más de 25 años y ha sido clave para el proceso personal y comunitario, para situarnos en nuestra cotidianidad, discernir los signos de los tiempos, para fundar y gestionar la escuela en clave de pastoral, dando nuestro aporte concreto.
Desde el ámbito educativo hemos visto una gran oportunidad para la formación del sujeto, del ciudadano que soñamos comprometido con la historia, que se reconozca a sí mismo y a los otros como hermanos. Desde la contemplación del Evangelio creemos posible el mundo fraterno de los hijos e hijas de Dios.
- Los cauces para la vida digna y la justicia. No hay paz sin justicia, sin una vida humanamente vivible. A lo largo de estos años hemos experimentado una necesidad muy honda de empeñarnos en abrir cauces para humanizarnos; esto no sería posible sin la gracia del Dios de la Vida y el reconocimiento humilde de nuestras limitaciones. En este sentido hemos hecho un esfuerzo sostenido por lograr garantizar cosas pequeñas pero concretas que permitan esa vida digna desde la escuela: infraestructura y dotación, alimentación, programas de becas, y recursos y alianzas para atender la salud, porque organizándonos solidariamente y haciendo redes entre nosotros mismos, otras personas y organizaciones que no son del barrio han hecho posible el milagro de la salud y la vida.
- Espacios para la fiesta, la recreación y la celebración. Promoción y organización de la celebración de la vida, acontecimientos, logros, fechas importantes.
- La organización juvenil. Promoción de grupo juvenil, clubes de deporte, música, campamentos, convivencias.
- Formación permanente para el personal desde las dimensiones pedagógica, política, social, espiritual.
- Encuentros colectivos para la reflexión–acción ante las problemáticas de la comunidad. Ejercicio de la democracia.
- Las relaciones con otras organizaciones y grupos de la comunidad y el trabajo colaborativo. Reciprocidad de dones, intercambio mutuo.
- La gestión y toma de decisiones colegiada, dialogada y evaluada.
Toda esta dinámica no constituye una maquinaria de acciones decretadas, sino que ha surgido de la reflexión personal y comunitaria donde muchas de las prácticas, al ser sistemáticas, han ido dando como resultado el fortalecimiento de la sujetualidad, personas muy sencillas cada vez más dueñas de sí y entregadas a los demás, que no se definen por las cosas, sino por las relaciones cercanas, fraternas y de reconocimiento al otro. Esto ayuda a un clima/ambiente de convivencia humana que nos permite cargar todo con el peso de la realidad, formar el pensamiento crítico, la participación protagónica, el ejercicio de la democracia y buscar creativamente alternativas para construir la paz.
Somos conscientes de que el tema de la construcción de la paz convoca a todos, especialmente a quienes tienen mayores responsabilidades en la sociedad. La escuela es solo un espacio dentro de la comunidad; sin embargo, desde nuestra sencilla experiencia creemos que hay alternativas para una convivencia sana.