Por Eduardo Matute A.
“Mientras más participación, mejor empresa privada” afirmación de un delegado a la asamblea de COOPELESCA.
El pasado 7 de marzo se inició en horas de la tarde, la mayor suspensión del servicio eléctrico en Venezuela. En veintitrés entidades, la oscurana y sus consecuencias, fue total. Cinco días después, se logró reestablecer el servicio en la ciudad capital y en la mayoría de las ciudades y poblaciones. Sin embargo, en el occidente del país, todavía ocurren apagones de magnitud, tanto en el tiempo de suspensión como en la extensión de éstos.
Las causas son conocidas y han sido largamente anunciadas: Plantas eléctricas militarizadas, corrupción y robo puro y simple, olvidarse del mantenimiento y premiar la lealtad sobre el profesionalismo.
Hace 12 años, el régimen tomó la decisión de estatizar las actividades de generación y transmisión de electricidad que se desarrollaban bajo la responsabilidad de empresa privadas en las ciudades de Caracas, Valencia, Barquisimeto y Maracaibo, y en conjunto con la empresa estatal CADAFE, que operaba en el resto de las ciudades y en las áreas rurales, formó la Corporación Eléctrica Nacional -CORPOELEC- centralizando inorgánicamente la totalidad de la generación y transmisión eléctrica. Fue el inicio de la actual tragedia eléctrica en Venezuela.
Como “otro mundo es posible”, hay experiencias cercanas en la región, que permiten visualizar lo que puede ser la reconstrucción del tejido empresarial que dé el soporte al futuro sistema eléctrico en el país. Me refiero a la experiencia costarricense.
En el año 1965, en las áreas rurales y de poblados en proceso de urbanización, al igual que en los otros países centroamericanos se poseía una electrificación muy escasa, limitándose ésta a las cabeceras de municipio o cantón) y en algunos poblados a la pulpería, ferreterías y algunas casas, generalmente pertenecientes a familiares cercanos o al mismo dueño de esos comercios, poseedores de generadores eléctricos, usualmente movido por un motor de combustión interna; la electrificación rural como tal no existía.
Con este escenario, se promueven y organizan 3 cooperativas de electrificación rural en las zonas de Guanacaste, en el cantón de San Carlos (el de mayor extensión territorial del país) y en la zona de los Santos (perteneciente a la provincia de San José). Estas empresas, están cumpliendo 54 años de constituidas. Luego, en el año 1972 se agregó la cooperativa rural del Cantón de Alfaro Ruiz. Además de este conglomerado de cooperativas, las ciudades capitales de las provincias de Heredia y Cartago, son atendidas por empresas municipales propias. El resto del territorio es atendido por el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), propiedad del Estado, a través de la empresa subsidiaria de Fuerza y Luz, para el Área Metropolitana de San José. Es un sistema desconcentrado, con una altísima eficiencia, con una generación eléctrica renovable, basado en cinco fuentes limpias: agua, geotermia, viento, biomasa y sol. Entre el 1 de enero de 2014 y el 21 de diciembre de 2017, el país alcanzó y superó los 1.000 días de producción 100% limpia.
Las 4 cooperativas de electrificación rural conformaron una central de cooperativas (bajo la figura legal de Consorcio Cooperativo), en el año 1989, para la Adquisición de bienes y servicios en forma conjunta, la producción de energía y la Transferencia de tecnologías entre sus asociadas. Este consorcio ha desarrollado dos centrales hidroeléctricas, que, en conjunto con otras 5 centrales, propiedad de las propias cooperativas, y dos parques eólicos, abastecen las necesidades de las regiones a las cuales les prestan sus servicios, con casi 700 mil usuarios.
Esta particular conformación del tejido empresarial en que participa el sector privado -bajo la figura de empresas cooperativas-, el ámbito municipal y la empresa estatal, ha garantizado que la electricidad esté presente en el 99% de los hogares en Costa Rica, el 100% de su generación no dependiente del petróleo y con la mayor eficiencia en la región. Al igual que en otros países, el esfuerzo de comunidades organizadas en cooperativas ha logrado que el desarrollo eléctrico sea estable y creciente.