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La destitución de Pérez Abad y las que vienen

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miguel-perez-abadVíctor Álvarez R.

Las propuestas de unificación cambiaria, flexibilización del control de precios y devolución de las empresas expropiadas le costaron el cargo a Miguel Pérez Abad, toda vez que fueron consideradas como una traición al legado de Chávez. Al ex Vicepresidente de Economía ya le habían recortado la rienda con la designación de Vladimir Padrino López al frente de la Misión Abastecimiento Soberano y Seguro, a cuyo mando quedaron subordinados los demás ministros del área económica.

Al afirmar que “debemos tener listo el sistema de flotación implantado totalmente en los próximos 60 días”, el ex Vicepresidente de Economía comenzó a cavar su fosa. Con esta medida erradicaría el incentivo perverso que ha permitido a los cazadores de renta, especuladores y corruptos amasar escandalosas fortunas al capturar los dólares baratos para después venderlos más caros. Su inclinación por dejar que el juego de la oferta y la demanda fijara la cotización del dólar fue desvirtuado como una desviación neoliberal y una concesión a los que sacaron divisas a la tasa preferencial de 2,15, 4,30, 6,30 y 10 Bs/$ y ahora quieren vendarlas a una mayor tasa. Ni siquiera lo salvó su argumento de unificar las tasas Dipro y Dicom para destinar las ganancias cambiarias a financiar las tarjetas de alimentación a 2,5 millones de familias y así sustituir sin traumas los ineficientes subsidios indirectos al productor por subsidios directos a las familias pobres.

Reformistas vs dogmáticos

Las tensiones en el oficialismo se acentuaron a raíz de los anuncios hechos por el ala reformista. Por un lado, Pérez Abad provocó la reacción del ala dogmática al afirmar que “el gobierno venezolano no descarta la devolución de empresas que fueron expropiadas o de algunas que están ocupadas temporalmente”. Desde Panamá -donde se encontraba para la firma del contrato de compra de alimentos- Pérez Abad dijo que: “En los seis meses del Consejo Nacional de Economía Productiva, casos de industrias expropiadas, algunas paralizadas o en bajo rendimiento, han sido identificadas y hemos logrado avanzar con el sector privado para reanimar esas industrias. En otras empresas que no son estratégicas, no son medulares y tienen poca importancia, puede haber un plan de devolución y entrega dependiendo del caso”.

Por otro lado, el ministro de Petróleo y Presidente de Pdvsa consideró un error las expropiaciones en 2009 de las empresas de servicios conexos que operaban las embarcaciones para el transporte de los empleados, gabarras y grúas en el Lago de Maracaibo y adelantó que Pdvsa está dispuesta a devolver las empresas a sus antiguos dueños o nuevos inversionistas. En la XXXVIII Asamblea de la Cámara Petrolera planteó que: “Debemos ir a un nuevo modelo con mayoría del sector privado y eso pasa por un reconocimiento de errores. Creo que lo que se hizo en el lago de Maracaibo tuvo muchos errores, debemos reconocerlo y hemos ido a un esquema en el cual a todos aquellos empresarios, que aún quieran continuar, vamos a devolverle sus actividades”.

Estas posiciones fueron el detonante de las reacciones del ala dogmática. El primero en contestar fue Elías Jaua, quien a través de su cuenta en Twitter cuestionó a del Pino porque sus propuestas de privatizar las empresas públicas se alejan de las directrices del Plan de la Patria, legado sagrado del fallecido presidente Hugo Chávez. Por su parte, Nicolás Maduro dejó claro que se mantenía la política de control del Estado sobre las industrias nacionalizadas: “Que nadie se confunda, el camino no es el capitalismo, ni las privatizaciones, ni entregarle el país a la derecha ni la oligarquía, el camino es más socialismo, más revolución”. Mientras que Diosdado Cabello afirmó que “Nosotros no vamos a devolver aquí ni una sola de las empresas que la Revolución ha tomado por estar conspirando”.

Las destituciones que vienen

Nicolás Maduro tiene al alcance de la mano medidas de alto impacto para enderezar el rumbo de la economía, aliviar el malestar social y evitar el costo político de su inacción, pero ha preferido dejarse guiar por asesores externos que no comprenden la naturaleza de la crisis venezolana y ha designado ministros que prolongan las ineficaces políticas que desmantelaron el aparato productivo y constituyen la principal causa del desabastecimiento, escasez, acaparamiento y especulación que han puesto al país con las reservas de petróleo más grandes del mundo a las puertas de una crisis humanitaria.

Las tensiones en el gobierno se recrudecieron con el aumento de las tarifas de telecomunicaciones. Luego de haber autorizado la Vicepresidencia Económica el ajuste, intempestivamente el presidente Maduro suspendió la medida. En la antesala del Referendo Revocatorio, los detractores de Pérez Abad intrigaron sobre el costo de una medida que no estaba siendo debidamente calculado por la falta de olfato político del Vicepresidente de Economía. El propio Pérez Abad reconoció que “Las decisiones sobre las telecomunicaciones y el régimen laboral muestran que el potencial de retroceso de cualquier medida tendente hacia una mayor flexibilidad de precios sigue siendo enorme”.

Maduro juró defender el Legado de Chávez preservando incólumes todas y cada una de las decisiones heredadas del líder histórico de la Revolución Bolivariana. Así fue disecando una a una sus políticas: los controles de cambio y de precios quedaron petrificados, el dólar barato fosilizado, la gasolina sigue siendo regalada, las empresas expropiadas están quebradas, el Fonden es un cascarón vacío. La defenestración de Pérez Abad es una victoria de la tendencia dogmática que considera la eliminación de los controles y expropiaciones como una traición al legado de Chávez. Su sustitución por Carlos Farías como nuevo Ministro de Industria y Comercio, lejos de ser un indicio de rectificación de los errores cometidos, es una señal de que la política económica seguirá por el camino equivocado. Miguel Pérez Abad junto a Rodolfo Medina, Ministro de Finanzas, y Eulogio del Pino, Ministro de Petróleo, conformaron la tendencia reformista que bregó por corregir las desviaciones y errores de la política económica. Ahora Medina y del Pino se quedan solos con una espada de Damocles que pende sobre sus cabezas. Una nueva declaración en contra del Legado de Chávez y también serán defenestrados.

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