Alexis Andarcia
Por mucho tiempo, casi la mitad de mi vida, asumí “coincidir” con la delegación total de mis ideas; no en pocas ocasiones, con la abdicación de mis pensamientos.
Se trataba, de una asunción ideológica. Solo entraba o permitía entrar en la coincidencia, aquellas ideas o portadores de ideas que, también abdicaban de las suyas, para militar en una y única absoluta visión. Coincidir, era más que una meta, lograda a través de un proceso, un sometimiento.
La realidad y el conocimiento, terminaron modelando, en el caso menos traumático o haciendo añicos, esa forma de entender la coincidencia.
En el primer campo, comprender esa realidad fuera de nuestro dominio y desde otras miradas; de objetividad dudosa y no tan real como pretendemos. Siempre, tan representada, que se esconde en la representación.
De allí que, coincidir, se haga difícil y tormentoso. Sin embargo ¿Cuántas tragedias humanas pudieron evitarse con esta comprensión?
El conocimiento, la posibilidad de acceder a él, nos trae sus auxilios. En este sentido, las academias son, en estricto, grandes centros de construcción de coincidencia.
Ahora bien, no depende únicamente de poder acceder a otras visiones; más importante aún es la capacidad de dejarse convencer. Existe la manera dura del choque con la terca realidad; paralelamente, la manera disuasiva del conocimiento reflexivo; pero, sin la apertura a dejarse convencer, no habrá proceso de coincidencia.
En general, dejarse convencer es una cualidad y decisión personalísima. Lógicamente, la propaganda y la publicidad, con sus laboratorios de conducta humana y psicología social, puede hacerla colectiva y masificada. El caso de un vecino que sólo ve y oye el canal del Estado, vale el ejemplo; tanto, como aquellos opositores Made in Globovisión.
Sin embargo, es tan individual, que grandes campañas terminan en estruendosos fracasos.
Actualmente, en Venezuela, se viene gestando una coincidencia. Dejó de ser ideológica o partidista; dijera que se trata de coincidencia en “la Política “. Quizás, aún no de acciones, pero si en la coherencia política. Este tipo de coincidencia, sobrepasa las organizaciones e ideologías, personajes y liderazgos; se sobrepone a los gustos y deseos, pues concede armonía a los desencuentros.
En lo personal, he elaborado una pauta para caracterizar esa construcción de coincidencia:
1) No estamos ante la posibilidad de una solución política, a través de la vía electoral; no porque lo decida la oposición, sino porque así lo decidieron quienes ostentan el poder.
2) La posibilidad electoral depende de “hechos sobrevenidos”.
3) La crisis es estructural y sistémica; por lo cual, ninguna medida económica logrará solventarla, sino se supera el régimen.
4) El de Venezuela, es un régimen cuyo anclaje de poder y visión estratégica, va más allá de lo ideológico-político.
5) Lo importante es “la Política “. Coincidir en la Política.
A través de estos Ítems, construyo una coincidencia, que me relaciona con organizaciones y liderazgos hasta hace poco lejanos y adversos. Y, como todo en nuestras vidas, será hasta que se termine.