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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

La asunción de María

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Foto: Archivo WEB

Por Alfredo Infante sj

Ayer 15 de agosto la iglesia celebró la festividad de la Asunción de María. ¿Cómo leer este misterio desde la vida misma de María? ¿Qué nos dice hoy este misterio a nuestra vida? Asunción significa que María es asunta de Dios, es decir, Dios la acoge para sí, es su asunto, la hace totalmente suya. Parafraseando a Ellacuría, Dios carga, se encarga y se hace cargo de esta gran mujer.

¿Por qué Dios decide hacer suya por siempre a María? Es, si se quiere, el resultado de la vida misma de María. Cuando contemplamos la vida de María, vemos que la asunción es el modo de María estar en el mundo; ella, en primer lugar, asume en libertad la voluntad de Dios (Lc 1,26-38) «he aquí la esclava del Señor, cúmplase en mí según tu palabra»; en el magníficat (Lc1,39-56) se nos presenta enraizada, asumiendo la historia de su pueblo Israel, y en él, la historia de la humanidad, reconociendo, desde su experiencia, que la misericordia de Dios llega de generación tras generación; y en su presente solidariamente asume a los demás como sus hermanos, no es indiferente, se hace prójimo (Lc 1,39-45) y, se queda sirviendo a Isabel, y en ella, a toda la humanidad.

En las bodas de Cana de Galilea, primer signo público de Jesús, según el evangelista Juan, aparece María, entre sus vecinos, en una fiesta, compartiendo la alegría, cuidando la fiesta; cae en cuenta que se está acabando el vino y, con éste, la fiesta. Le invita a Jesús a que haga posible que la alegría de la vida continúe; y a la humanidad, «hacer lo que él nos diga» (Jn2,1-12) para que el milagro de la verdadera vida sea posible. María, pues, asume con fe en su hijo la fiesta de la humanidad.

En la pasión, cuando la mayoría, por miedo, abandona a Jesús, ella está a los pies de su hijo con el corazón traspasado como lo anunció el viejo Simeón «y a ti mujer, una espada te traspasará el corazón» (Lc 2,35). En Pentecostés, junto a los discípulos, está allí, orando y acogiendo el Espíritu, asumiendo y acompañando a la naciente iglesia. Hoy, nos sigue asumiendo y acompañando, por eso le cantamos «ven con nosotros a caminar, santa María, ven».

El dogma de la Asunción no es mera elevación de María al cielo, en cuerpo y alma. Celebramos que Dios la acoge para sí, la hace Asunta, es decir, su asunto, porque vivió de tal manera que Dios la acogió para sí, por eso, no es una ascensión, es asunción. ¿Qué implica para los creyentes esta festividad? Aquí se nos muestra que cargar, encargarnos, y, hacernos cargo de nuestros hermanos y de la palabra de Dios, es, como se cumplió en María, el camino que agrada a Dios. Hoy, podríamos decir que la manera de salvarnos como país es asumirnos como hermanos, y, con la fuerza que despierta la fe, transformar este desierto inhóspito llamado Venezuela en un jardín, así seremos como María, asuntos de Dios.

Oremos Señor, danos la gracia de vivir nuestra fe, a ejemplo de María, asumiendo tu palabra, asumiendo la historia, asumiendo a nuestros hermanos, asumiendo y construyendo nuestro destino. Que nuestra Asunta madre María, nos ayude a ser asuntos.

Sagrado corazón de Jesús y de María, en vos confío Parroquia San Alberto Hurtado, parte Alta de La Vega. Caracas-Venezuela.

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