Hilda Mar Toro Álvarez
La época de la profesionalización de la mujer trajo consigo el desdén y aburrimiento de ella por la ADMINISTRACIÓN… y eso que denominan la GERENCIA DEL HOGAR, y no la “Gestión de los oficios de la casa” como algunas señalan; “eso” que llegó a ser, de menos.
Mi mamá en cambio, quien decidió concretar su sueño de niña, y ser pintora después de los 60, le dio durante esos años previos a la toma del pincel, «ALTURA», a su PROFESIÓN de Mamá.
Nadie más sabía que ella, que hasta medio bruja sería, porque leía el pensamiento y adivinaba los intereses más ocultos de nuestras mentes.
De mamá supe los primeros vocablos de psiquiatría, cuando intentaba ser empática con papá, que bien cierto más de una vez, andaba “descocado” con los personajes de sus libros.
Mamá…una referencia obligada cuando de orden y disciplina se trataba. Mamá; la verdadera razón por lo cual ni mis hermanos ni yo fuimos pillos o atracadores. Mamá; la super-agente 86, con sus métodos de “ablandamiento”, hoy claro, reñidos por la LOPNA…. Mamá, la artífice de muchos de los logros de papá. Claro que, en vida, no se lo supe reconocer, y ahora, cuánto lo lamento.
Fue con el tiempo, la distancia, la madurez de las canas, y de “los golpes” de la vida, que entiendes el por qué papá se refería a ella; como una Santa. La verdad es que, a mi parecer, ni lo uno, ni lo otro; papá y mamá fueron esa pareja que en muchas ocasiones fueron “Uno”…y en otras tres; si a ver vamos, con los personajes de las historias que escribía papá, y algún otro, de carne y hueso.
Papá y mamá; dos almas que creyeron en el amor, y que, por ello, construyeron VIDA, a pesar de los pesares…un ejemplo de fuerza…un modo de vivir…porque, ¿quién hubiese sido mi papá, sin el apoyo de ella? Asumo que hubiese sido todo más difícil; papá etéreo y mamá, siempre en modo terrenal.
Porque la asignación de los padres, para un niño dado, si reflexionamos, parece que fuese designio del azar, o del destino. ¿Qué sucede con el niño, cuando no hay padre, o cuando la madre se ausenta física o espiritualmente?
Difícil oficio, ese de ser padres…de ser mamá; complejo ese rol, aunque Don Juan Bosco, ese maestro y santo italiano, decía siempre del niño abandonado, o huérfano, que nadie lo era porque contaba con la benevolencia del Creador como su Santo Padre….Que así sea Don Bosco…que así sea…
JUAN e HILDA.: Dios los bendiga! Tuve mucha suerte en tener unos buenos y peculiares padres, porque serlo, representó para ellos, así como para otros tantos hoy día, un duro desafío.
*Foto: Juan e Hilda, papá y mamá respectivamente en un viaje.