Por Nory Soto
Como los discípulos de Emaús, dispuestos a llevar la buena nueva; ese fue el espíritu que dejó en el sentir, el Encuentro Regional de Jóvenes Constructores de Paz, realizado el pasado 15 de abril, en las instalaciones de la escuela San Ignacio de Fe y Alegría, ubicada en el municipio San Francisco del estado Zulia, bajo el lema “Construyamos hoy un futuro esperanzador”
Más de 90 jóvenes, de distintos centros educativos y organizaciones de inspiración cristiana de la zona, se congregaron en este encuentro, con el propósito de vivir una experiencia de trabajo, en torno al tema de las actitudes sinodales, y desde el enfoque de la cultura democrática; atendiendo así al llamado del papa Francisco que nos invita a caminar juntos como Iglesia.
Entre las organizaciones y centros educativos asistentes, se encontraban presentes docentes y estudiantes cursantes de cuarto y quinto año de las Escuelas de Fe y Alegría, y escuelas arquidiocesanas; jóvenes, profesores, acompañantes pastoralistas y demás representantes del Movimiento Juvenil Huellas, Juventud Misionera Laurista, las JUFRAS, Instituto Universitarios de San Francisco (IUSF), Universidad Católica Cecilio Acosta, Asociación Venezolana de Escuelas Católicas (AVEC), Asociación Civil Nuevo Amanecer, Centro de Espiritualidad y Pastoral, Fundación Centro Gumilla, participantes de los centros de aprendizajes del IRFA, Grupos de la Pastoral Juvenil del varias escuelas (Nacional, Arquidiocesanas y Diocesana) de los municipios Machiques, Maracaibo y San Francisco, todos miembros de la Red de Acción Social de la Iglesia (RASI).
Fue un acto de inspiración
El coordinador de la Red de Acción Social de la Iglesia en el Zulia, José Nadal, manifestó que este encuentro presencial surgió como inspiración del Encuentro Nacional de Constructores de Paz, realizado el 19 de noviembre del 2022, en las instalaciones de la UCAB, en Caracas; donde la RASI decidió darle un matiz especial a su tradicional encuentro, realizando el evento de Jóvenes Constructores de Paz.
A ese evento nacional, asistieron alrededor de 300 jóvenes. La delegación del Zulia no pudo asistir, ya que las fechas coincidían con las festividades de la patrona del Zulia, la Virgen de Chiquinquirá. Sin embargo, y para dar respuesta a la invitación, se convocaron dos grupos de jóvenes; uno en el edificio de Fe y Alegría, y otro en la sede de la organización Nuevo Amanecer del CESAP, quienes, desde una plataforma virtual, pudieron interactuar durante el evento y reflexionar, en la presencialidad regional, sobre las temáticas abordadas en dicho encuentro nacional.
Fue un espacio de convivencia y reflexión con los jóvenes que género como resultado la inquietud y el interés de replicar el evento aquí en la región y vivir la experiencia desde la presencialidad. A partir de allí, se inició un camino de intercambio de ideas, acuerdos y compromisos, entre las diferentes instituciones miembros de la RASI en el Zulia, hasta concretar una propuesta que decidieron hacer realidad, el pasado 15 de abril.
Y se dio inicio al encuentro…
Las palabras de bienvenida al evento, estuvieron a cargo de José Nadal, coordinador de la Red de Acción Social de la Iglesia en el Zulia (RASI), quien agradeció el trabajo de todos los que hicieron posible el encuentro y la asistencia de todos los jóvenes presentes, invitándolos a abrir sus corazones al encuentro sinodal para la construcción de la paz.
La apertura fue amenizada por el grupo de baile juvenil Antorcha, miembros de la Juventud Misionera Laurista, quienes fueron acompañados por el grupo musical Jóvenes por La Paz. Cabe destacar que este grupo musical fue creado exclusivamente para esta actividad; ya que se constituyó como un ensamble de tres agrupaciones musicales de varias parroquias.
Luego de la bienvenida, varios animadores asumieron la conducción del evento, realizando una oración con todos los presentes, que ayudó a conectar a los jóvenes con su interioridad y prepararlos para la jornada de reflexión, construcción y discernimiento conjunto. Una lectura bíblica y un ejercicio ignaciano, que los colocó en sintonía con la paz espiritual y el camino sinodal.
Una vez conectados con la interioridad se dio inicio a la ponencia “Democracia desde la Enseñanza Social de la Iglesia”, como uno de los temas ejes del encuentro. La misma estuvo a cargo de la licenciada Karla Velazco, quien, con un lenguaje fresco, el uso de dinámicas participativas y recursos audiovisuales, logró conectar a los jóvenes con la importancia de la participación ciudadana en la cultura democrática y su relación con la vida cristiana; preparándolos para la siguiente fase del encuentro que fue la vivencia de las actitudes sinodales.
De la democracia al encuentro con la sinodalidad
Durante el desarrollo del evento los jóvenes pudieron analizar, reflexionar y experimentar las actitudes sinodales; como la escucha, el discernimiento, el diálogo y la integración, a través de una metodología diseñada y planificada desde su propia visión y sugerencias.
Al respecto, la coordinadora del Centro Gumilla en el Zulia, María Parra, quien además formó parte del equipo encargado de diseñar la metodología de trabajo, explicó que la misma fue pensada y creada para darle a los jóvenes una estructura que fuese dinámica, que incluyese formación y al mismo tiempo hiciese del encuentro una experiencia vivencial.
Previo al encuentro, se compartió con los coordinadores de pastoral de los centros educativos participantes, el material con los contenidos sobre la democracia desde la Doctrina Social de la Iglesia y las actitudes sinodales. En tal sentido, los coordinadores de pastoral pudieron socializar con los jóvenes seleccionados para asistir al evento dichos contenidos, de manera que asistieron al encuentro preparados para vivir el aprendizaje de las actitudes sinodales como un proceso.
Para ello se diseñaron unos circuitos por cada actitud sinodal, donde los jóvenes, organizados en varios grupos, tuvieron la oportunidad de analizar a profundidad estas actitudes sinodales, compartiendo opiniones y experiencias desde su propia perspectiva juvenil.
Aprendiendo el camino sinodal en cuatro estaciones
A cada estación se le asignó una organización responsable, quien se encargó de preparar todos los materiales y la logística necesaria para desarrollar las dinámicas con los jóvenes.
En la estación de la escucha los responsables fueron representantes de AVEC; en la del diálogo los responsables fueron docentes de Fe y Alegría; la estación de la integración estuvo a cargo del Movimiento Juvenil Huellas y el discernimiento lo asumió el Centro de Espiritualidad y Pastoral CEP. Una vez finalizado el recorrido de todo el circuito por cada grupo, se les dio un receso para almorzar, para posteriormente reactivar la jornada del encuentro.
En el proceso de vivir, paso a paso, la escucha, el diálogo, la integración y el discernimiento, los jóvenes fueron sumando conocimientos, saberes, experiencias de vida y herramientas sobre las actitudes sinodales; lo que les permitió ir construyendo ese caminar juntos como propósito del encuentro.
Pudieron experimentar, con ejemplos y dinámicas, cómo la escucha atenta al otro, les permite tener varias visiones y poder dialogar; haciendo del diálogo ese espacio donde las diferencias se encuentran y es posible construir acuerdos y llegar a consensos.
De igual forma al comprender y experimentar el discernimiento, los jóvenes pudieron entender y determinar cuál es la voluntad que Dios tiene para cada uno de ellos, y como cada quien puede hacerse cargo y ser instrumento de esa voluntad.
“Descubrir que esa voluntad es la que les permite discernir y tomar buenas decisiones para avanzar hacia la última actitud sinodal, que tiene que ver con la integración. Cómo hacer de la diferencia un solo propósito, un acuerdo, una acción que reúna a todos, y que permita como iglesia, seguir caminando juntos. Para lograr una Venezuela más fraterna, una Iglesia más unida, que se hace parte de las comunidades vulnerables y excluidas”, así lo expresó María Parra, al referirse al propósito de las experiencias vividas por los jóvenes durante el circuito de las actitudes sinodales.
En plenaria construyeron el futuro esperanzador
A primeras horas de la tarde, fueron todos convocados a la plenaria para el cierre de la jornada, iniciando con una entusiasta y participativa invocación del Espíritu santo, a través de la música, interpretada por un ensamble de bandas de varias parroquias y grupos pastorales de la zona, que animaron a los presentes a sumarse al canto y la danza celebrativa.
Después de esta alegre celebración, los jóvenes fueron reunidos nuevamente en sus grupos de trabajo para construir desde la vivencia de la escucha, el diálogo, el discernimiento y la integración, una propuesta de acción, que permita implementar las actitudes sinodales en cuatro ámbitos específicos; la familia, la escuela, la comunidad y el país.
En tal sentido se le asignó un ámbito a cada grupo, y al finalizar el ejercicio se les pidió exponer en plenaria su propuesta, como la pieza de un rompecabezas, que al unirlas develaron como resultado un hermoso afiche de la “Alianza por la Educación”, lo que simbólicamente reflejó un construir y un caminar juntos, además de una invitación a trabajar en alianzas como organizaciones y como Iglesia.
Durante las exposiciones los jóvenes dejaron en evidencia los conocimientos adquiridos durante la jornada, expresando con entusiasmo e iniciativa su visión ante las actitudes sinodales; utilizando su propio lenguaje y narrando ejemplos de su cotidianidad, logrando transmitir y comunicar a todos los presentes, su sensibilidad ante las relaciones humanizadoras a las que invita la sinodalidad, y su deseo de transformar y construir juntos.
Los jóvenes expresan lo aprendido
Cada grupo, hizo la tarea y expuso sus ideas, aprendizajes y propuestas de cómo consideran ellos se pueden transmitir y aprender las actitudes sinodales en el ámbito familiar, de la escuela, la comunidad y el país, además de compartir lo que les dejó este encuentro.
En la familia
El grupo que desarrolló el ámbito de la familia dejó claro los aspectos fundamentales aprendidos durante la jornada y cómo aplicarlos en el ámbito familiar. Según ellos, entendieron que la sinodalidad es caminar juntos y que para la democracia se necesita la participación. Al enlazar ambos elementos en el análisis, lograron identificar que, para fortalecer la participación activa en las familias, vivir la sinodalidad y construir un mejor modo de relacionarse en la familia, es necesario empezar desde lo personal.
“Por ejemplo, escuchar para ser escuchados; si queremos ser tomados en cuenta y reclamar nuestro derecho a tener una voz dentro de ella, hay que empezar escuchando a los demás”.
“La mejor manera de llevar estos elementos a la vida en nuestros hogares es iniciando por nosotros mismos, entendiendo que muchas veces somos nosotros mismos quienes nos cerramos a tener un diálogo, a escuchar, porque quiero que primero me escuchen a mí; y eso evita que nos integremos”.
Uno de los participantes hizo un llamado a la reflexión, acerca del prejuicio generalizado que existe, de pensar y decir que los jóvenes no tienen la madurez necesaria para comprender o analizar las situaciones planteadas en el encuentro.
Él defendía el hecho de que “los jóvenes si tienen la capacidad de discernir, tomar decisiones y saben dirigir sus vidas. He allí la importancia de todo lo aprendido”. Y como ejemplo, habló sobre la relación con su padre; manifestando que, aunque su papá no tiene mucha disposición a la escucha, él sí tiene la capacidad de expresar abiertamente su amor, y decirle “te amo”. Resaltó que la idea central de esta convivencia es llevarse algo, que les sea de utilidad, para hoy, mañana y siempre.
Recordó que lo que más le llamó la atención, en una de las experiencias vividas en las estaciones sinodales, fue el ejemplo escenificado de alguien que llega de la nada pidiendo ser escuchado, y la respuesta recibida fue ‘no tengo tiempo para nada y para ti mucho menos’…
“Eso me marcó, pensar que eso ocurre en la realidad, me hizo pensar que el sentido y el mayor aprendizaje de toda esta experiencia, es vivir desde la empatía; el poder cuestionarme y saber porque no ayude y no estuve para el otro”, afirmó el joven participante.
En la escuela
Los jóvenes de este grupo consideran que toda la formación recibida hay que compartirla y llevarla no solo a sus compañeros de la escuela, sino también a las comunidades, y a todas las personas que están en su entorno.
“Trabajando todos juntos por un mismo objetivo, a pesar de los diferentes talentos, dones y diferentes formas de ver las cosas. En fin, trabajar todos por un mismo camino, tal como lo propone la sinodalidad”.
En la comunidad
Los representantes de este grupo manifestaron que, de lo aprendido en esta formación, entienden que llevar la sinodalidad a la comunidad implica trabajar y caminar juntos; “que es importante comunicar lo aprendido y contagiar lo bueno que hay en nosotros”.
“Me parece importante poder practicar las actitudes compartidas, como la escucha al otro, para entender sus ideas; dialogar, para compartir opiniones y luego discernir para saber si lo propuesto nos ayudará a seguir adelante y es con buena intención”.
En el país
En su exposición, el grupo que trabajó sobre cómo implementar la sinodalidad en ámbito país, lo primero que hizo fue preguntar: ¿En este país hay actitudes de sinodalidad? Como la escucha, el diálogo, el discernimiento y la integralidad…
“Y la respuesta es que en general no vivimos esas actitudes actualmente; es posible que las encontremos en pequeños grupos, sin embargo, hay que fomentar estas prácticas; sobre todo en torno a aquellos grupos que están cerca del poder, como por ejemplo es el caso de los partidos políticos”.
Para ellos es importante evaluar el modo como nos relacionamos la mayoría de las personas en el país. “Veremos que no hay respeto a las diferencias, no hay empatía, no hay escucha, y creo que tampoco hay democracia”.
“Ante esta realidad creemos que es fundamental promover la sinodalidad; es necesario ese caminar juntos practicando la escucha, el diálogo, el discernimiento y la integralidad; empezando desde nuestras familias, las comunidades, la Iglesia, hasta ser un grupo grande, que incida en los grupos de poder, de manera que se puedan propiciar cambios significativos para el país”.
“Una buena forma de empezar, es desde nosotros mismos, y sobre todo practicando la empatía con los otros. De nosotros depende que el país cambie. Que como jóvenes somos esa generación de relevo, que queremos hacerlo mucho mejor, dando ejemplo para transformar el país”.
En general los jóvenes consideran que el propósito de esta experiencia es llevar lo aprendido al resto de los compañeros en sus escuelas y otras escuelas también. En primer lugar, deben tener claro cómo implementar las actitudes aprendidas, y cómo a través del ejemplo y la práctica personal pueden modelar dichas actitudes a los demás.
Finalmente hicieron una invitación a no quedarse con el aprendizaje guardado, sino a compartirlo en sus hogares, sus comunidades, sus escuelas. Empezando por practicarlo desde lo personal y luego con los demás amigos y compañeros; “porque jóvenes llaman a jóvenes, para que cada día seamos más los jóvenes que viven la sinodalidad y caminan juntos por un bien común”.
Una mirada a los resultados esperados
Desde la visión de sus organizadores la dinámica de desarrollo del encuentro permitió casar las dos temáticas principales. La democracia desde la Doctrina Social de la Iglesia, fusionando el rol como cristianos y como ciudadanos; y las actitudes sinodales con la promoción de la cultura democrática; invitando a la escucha, al diálogo, y la construcción del consenso para tener relaciones mucho más fraternas, que es hacia donde apuntó el encuentro y es la invitación que nos hace el papa Francisco.
Para José Nadal, coordinador de la RASI en el Zulia, los jóvenes son parte fundamental de la Iglesia, “son la esperanza de la Iglesia, son el presente, y el futuro en América Latina, y en este evento los jóvenes están diciendo presente, en el Zulia y para Venezuela”.
“Creo que el evento se planteó como una gran oportunidad para los jóvenes, considerando que están en esa etapa de sus vidas donde actúan con libertad, se expresan con naturalidad y están dispuestos al cuestionamiento al afrontar procesos formativos; además de la alegría y el entusiasmo que caracteriza esta época. En la medida que estos jóvenes sean tomados en cuentan y sean acompañados, por sus profesores, guías pastoralistas, educadores cristianos, laicos y líderes de la Iglesia católica; en esa medida estos jóvenes se sentirán motivados y podrán ver las posibilidades que hay en el país de fortalecer lo que está débil, como es el sistema democrático, por ejemplo. Es muy posible empoderar a estos jóvenes con estos encuentros, brindándoles estos contenidos como son las actitudes sinodales”.
Finalmente, manifestó que para la RASI el propósito de este encuentro es que cada uno de los colegios, universidades e institutos educativos y grupos pastorales asistentes puedan replicar los contenidos y la experiencia vivida con el resto de sus compañeros… “Como los discípulos de Emaús, llevando la buena nueva”.