La escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania parece no tener un final próximo. La política expansionista de Putin contrasta con una postura cada vez más defensiva de Zelenski, quien relativamente respaldado por actores internacionales busca desafiar la avanzada rusa que podría desencadenar en una nueva tragedia nuclear
Pedro Trigo, s.j.*
No cabe duda de que la invasión de Rusia a Ucrania es una agresión injustificable. Putin se ve como un zar, es un plutócrata y ha instaurado una plutocracia y por eso gobierna a su país despóticamente y quiere restaurar sus zonas de influencia por la fuerza, si no puede por consenso. No puede admitir que una nación vecina que estuvo bajo su mando no permanezca bajo su influencia y pretenda vivir independientemente e incluso llegar a formar parte de la Unión Europea.
Acaba de morir Gorbachov –el pasado 30 de agosto de 2022– que, al independizarse las repúblicas anexionadas para formar la Unión Soviética (URSS), intentó con toda congruencia que Rusia se democratizara política y económicamente y asumiera su condición de frontera nororiental de Europa, naturalmente que con sus peculiaridades ya que se había extendido por toda la Siberia hasta Vladivostok, pero en todo caso una variante legítima de la cultura europea. Es claro que sus mejores literatos y músicos son leídos y escuchados en Europa como parte sobresaliente de la propia cultura e idiosincrasia. Pero Putin ha dado la espalda a esta dirección histórica. Se puede decir que la muerte física de Gorbachov simboliza la muerte de aquello tan positivo y humanizador que pretendió.
Putin se anexionó la península de Crimea (2014) y ahora pretende hacer lo mismo con la frontera oriental de Ucrania, una región altamente industrializada y con mucha población rusa o que habla regularmente ruso y se maneja como rusa. En esta guerra imperialista, que ni siquiera reconoce, ya que para él es solo un “operativo especial”, está causando una inmensa destrucción de edificios, infraestructuras y la masacre de miles de personas, incluidos soldados rusos. Ante la contraofensiva ucraniana que ha recuperado rápidamente una vasta zona en el este, ha llamado a 300 mil reservistas, dice que, para defender a Rusia, cuando nadie agrede a Rusia y él es quien está atacando Ucrania. Incluso ha amenazado con el uso de armas nucleares.
Por eso hay que condenar esta escalada de barbarie de Putin, que no tiene ningún atenuante.
Y por eso en principio tiene sentido el apoyo de la Unión Europea y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a Ucrania.
No es aceptable que la meta única sea la victoria sobre el invasor
Pero también hay que decir que la actitud de Zelenski, que en todos los foros exige ayuda militar y financiera, no solo para defenderse sino para atacar, como si todos tuvieran la obligación de apoyarlo no deliberantemente sino poniéndose a su disposición, deja cada día más que desear.
Como también hay que cuestionar la actitud de los líderes europeos y el de los Estados Unidos, que cada vez más pareciera que hacen la guerra a Rusia por intermedio de Ucrania y en suelo ucraniano, poniendo todo, menos los soldados. Y, además, como represalia por la actitud de Rusia, pretenden con sus medidas aislar económica y humanamente a Rusia. Y de este modo empujan al gobierno ruso a radicalizarse en su talante autoritario y lo echan fuera de la órbita europea para que se alíen con otros gobiernos autoritarios como China. Lo que a la larga tendrá consecuencias funestas para todos.
Zelenski no cesa de repetir que el objetivo de la guerra y por tanto de la ayuda que pide es para vencer a Rusia y desalojarla de todos sus territorios. Para él no hay negociación, solo la retirada voluntaria de Rusia de sus territorios o la victoria sobre su enemigo. Parecería que no le duele la destrucción de su país y la muerte de sus soldados y de muchísimos civiles por los bombardeos indiscriminados rusos.
En la comparecencia virtual en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas –ONU– puso como la primera condición para la paz que se castigue a Rusia por la agresión, que se sancione a más rusos responsables y que se retire a Rusia el derecho a veto, además que se respeten las vidas de los ucranianos y las fronteras del país reconocidas internacionalmente, que se brinden garantías de seguridad y que el mundo condene la agresión armada de Moscú. Como se ve, la condición para la paz es que se condene a Rusia, que se garantice la seguridad de los ucranianos y las fronteras reconocidas antes del año 2014, que incluyen Crimea y las regiones orientales; es decir que todos y Rusia reconozcan que ella es la única culpable y que todo debe volver a como estaba antes de las agresiones y que tiene que garantizar la seguridad de Ucrania. No es, pues, una negociación sino el reconocimiento de que Rusia tiene toda la culpa y que de seguridad a Ucrania de que no se va a repetir la agresión. ¿Puede aceptar Rusia estas condiciones?
¿El objetivo absoluto es la victoria o la paz?
A estas alturas es obligado preguntar: ¿El objetivo legítimo de la guerra es la victoria sobre el contendiente o la paz en la que cada uno tenga en cuenta al otro, aun cediendo en aspectos legítimos? Es cierto y tenemos que reconocer que no se puede aspirar a la paz a cualquier precio. Hay que buscar una paz, si no completamente justa, sí lo menos onerosa posible. Y para llegar a aceptarla hay que comprender y aceptar que los daños de la guerra, tanto en destrucción de vidas y bienes como en la deshumanización que provoca en sus actores y cómplices es siempre superior a los bienes que puede reportar la victoria.
En este caso se ha destruido gran parte de las ciudades y de la infraestructura del país, han muerto muchísimos miles y han tenido que huir fuera del territorio ocho millones de ucranianos. ¿Cuánto más de destrucción y de muertes costará una presunta victoria? Además, y, sobre todo, ¡cuánto odio y resentimiento está provocando el conflicto! ¿Es que no importa la deshumanización que conllevan estas actitudes? ¿Es más valiosa la victoria que la humanidad de los ucranianos y de los rusos? La calidad humana ¿no es más valiosa que todo lo demás?
Pensar solo en la victoria ¿no implica considerar a los seres humanos como un mero costo para lo que se persigue a toda costa? Los seres humanos ¿pueden entrar en un cálculo de costos y beneficios como un costo más? Los seres humanos ¿no son absolutamente valiosos?
Casi lo mismo podríamos decir del país. Tanta gente ha perdido sus hogares, la mayor parte de los cuales costó muchísimo esfuerzo y años levantar o comprarlos. Ese dolor de tanta gente, que ha perdido tanto y que tiene que vivir en lo que no es suyo con tanta precariedad ¿es un costo más que se compensa con creces por la victoria? ¿No le duele esto al presidente y a los suyos? ¿Es que la satisfacción de pisotear al invasor compensa con creces tanto sufrimiento? ¿Es esa una actitud humanizadora? Aspirar a la victoria con esos costos ¿es una buena señal la que se está dando al país y al mundo?
Eso en el caso de que haya victoria, porque no se ve tan claro que Putin vaya a aceptar la derrota sin intentar algo gravísimo, como puede ser el uso de armamento nuclear, con el que ya ha amenazado, que cause una destrucción muchísimo mayor y que puede conducir a un desastre mundial. Es lo suficientemente insensato y autárquico como para llevarlo a cabo.
Lo sensato ¿no es esforzarse por conseguir una paz que contemple concesiones a cambio de retirarse las tropas y reconocer Rusia el rumbo que quiere tomar Ucrania?
Consecuencias de la guerra a nivel mundial
Hasta ahora hemos considerado las consecuencias que está provocando la guerra en Ucrania y Rusia. Pero también tenemos que considerar las que está provocando en todo el mundo y sobre todo en la Unión Europea y, aunque algo menos, en EE.UU. Ante todo, el desvío de cuantiosísimos recursos para proporcionar armas y municiones a Ucrania, recursos que están provocando un endeudamiento escandaloso en los Estados y una merma considerable de recursos disponibles para gastos sociales. También este gasto está provocando inflación. Además, no contar con el petróleo y el gas ruso puede provocar un invierno escalofriante y ya está provocando alzas enormes en los precios del combustible y consiguientemente en los costos de fabricación de materiales que exigen mucha energía.
Todo recae sobre los ciudadanos, a los que se empobrece escandalosamente y a los que se empuja a fanatizarse para aceptar esos costos tan pesados. Este último punto es importantísimo ya que significa deshumanización, y no puede haber nada peor que eso. Y por eso nada puede justificar que se la fomente.
Además, se está fomentando la producción y venta de armas y pertrechos bélicos. A raíz de la última Guerra Mundial y el fin de la Guerra Fría se estuvo trabajando denodadamente por lograr un progresivo desarme, al haber comprobado y sufrido los males espantosos de la guerra en muertes, destrucción y odios. Todo esto se está echando para atrás. Los grandes vencedores en esta contienda son los fabricantes de armas. ¿Es esto sensato? ¿No entraña un retroceso pavoroso en la humanidad?
Además, este desvío de recursos para concentrarlos en el conflicto y en los migrantes ucranianos y esta falta de energía por el cese de suministro de gas y petróleo ruso y la no llegada de los cereales de Ucrania y Rusia a los consumidores, sobre todo de África y Asia, está provocando hambre cada vez más generalizada.
Concesiones para lograr la paz
Por todo esto concluimos que el único objetivo sensato es conseguir la paz y que para conseguirla es imprescindible hacer concesiones. ¿Cuáles podrían ser estas concesiones? La principal e imprescindible sería no aceptar que se anexionen a Rusia las provincias orientales de Donetsk y Luhansk en la región del Dombás, pero sí que tengan un estatuto especial que les otorgue un autogobierno, siempre que este reconozca al gobierno central de Ucrania.
La situación de Crimea es más difícil porque ya se la ha apropiado Rusia y para ella tiene una importancia geopolítica invalorable. Tal vez la solución sería también el autogobierno y el derecho que otorga Ucrania a Rusia a utilizar alguno de sus puertos.
Rusia tendría que acceder al deseo de Ucrania de pertenecer a la Unión Europea; pero tal vez Ucrania tendría que ceder en su pretensión de pertenecer a la OTAN, al menos en estos diez primeros años.
Tal vez también tendría sentido alguna indemnización monetaria de Rusia a Ucrania por los daños materiales causados.
Por su parte la Comunidad Europea tendría que acabar con las sanciones a Rusia y hacer un tratado que exprese el deseo de acercamiento, como lo pretendió Gorbachov.
En general los medios de comunicación expresan la versión de Zelenski. No es justo, porque es una versión interesada y que no hace justicia a la realidad. Es urgente ayudar a formar una opinión más ecuánime. Una opinión que tenga en cuenta, ante todo, lo que más conduce a la vida de unos y otros y a la calidad humana de esa vida. Esto es lo absoluto y todo lo demás tiene que subordinarse a ello.
Nota del autor:
- Este artículo se acabó de escribir el 22 de septiembre del 2022.