Sergio Martín-Carrillo, Lucía Converti*
Los resultados económicos de las economías latinoamericanas y caribeñas en el año 2015 nos introdujeron en un nuevo ciclo de bajas tasas de crecimiento en buena parte de los países de la región. Las expectativas para este año 2016 vienen a confirmar este deterioro de la situación económica regional. Eso sí, con importantes diferencias entre países y subregiones. Con los datos publicados en el mes de julio en el “Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2016: La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los desafíos del financiamiento para el desarrollo”1 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) tenemos que la economía de regional (América Latina y el Caribe) se contraerá en 2016 un 0,8 % frente al descenso de 0,5 % de 2015. La subregión más afectada será América del Sur, con una caída de su producto interno bruto (PIB) del 2,1 %, liderando estos descensos la economía brasileña y la economía venezolana, aunque también es necesario destacar que la economía argentina con cada revisión de las previsiones empeora sus desempeños. Por el contrario, y también en la región suramericana, destaca el buen desempeño que sigue mostrando la economía boliviana con un crecimiento del 4,5 %.
Estos malos resultados de desempeño económico en las cifras macro está también afectando a las cifras de inclusión económica y social, produciéndose deterioros en los avances mostrados durante las últimas décadas en cuanto a la reducción de la pobreza y la desigualdad. Igualmente, el presupuesto del Sector Público se ha visto disminuido en buena parte de los países de la región, en muchos de los casos motivado por la caída del precio de las materias primas que dotaban al Sector Público de buena parte de sus recursos, o en otros casos por la apuesta por políticas de corte neoliberal.
Sin embargo, y a pesar de esta reducción de los recursos tanto del Estado como de buena parte del sector empresarial, hay cierto sector que sigue gozando de unas elevadas tasas de ganancia, lo que parece situarlo en una posición privilegiada ante la difícil situación que enfrenta la economía regional. Hablamos, como no, del sector financiero en la región.
Esta desconexión de lo que ocurre en los resultados de la economía nacional y los resultados de las entidades financieras privadas es una muestra más de la desconexión cada vez mayor que existe entre la economía real y la economía financiera. Las cifras que hoy en día alcanza la economía financiera superan con creces las de la economía real. La banca privada, dejó atrás hace mucho tiempo su rol de mero intermediario entre los agentes que tienen excedentes de dinero y aquellos agentes que necesitan tomar dinero prestado. Desde la formación de la economía de mercado, pero con mucha más fuerza desde las décadas de los 70’ y 80’ del siglo XX, las entidades financieras se han ido especializando cada vez más en los futuros y derivados y la creación de dinero ficticio. Según los datos de Genovesa López (2016) el dinero ficticio fruto de la especulación financiera supera en 125 veces el dinero en metálico. Otra muestra más de la capacidad especulativa de la banca hoy en día y sus posibilidades de crear inmensas crisis que surgen de la economía financiera pero que afectan a la economía real.
Ver mas del informe en el siguiente enlace:
http://www.alainet.org/es/articulo/180690
*investigadores de CELAG
Notas:
http://www.celag.org/informe-las-ganancias-de-la-banca-privada-en-america-latina/