Mercedes Pulido
A pesar de la presión por la subsistencia cotidiana moral y física se mantienen signos de acción y encuentro. La Compañía de Jesús, rememora su caminar durante 100 años en Venezuela que también pueden ser vistos como los tiempos de cambio, dudas, transformación y de nuevos fortalecimientos de nuestra realidad. Si bien el compromiso educativo de generaciones es el sello destacable, también han sido la semilla de innovaciones abiertas a alianzas con la diversidad como lo es “Fe y Alegría” y su inserción en las profundas realidades de nuestra riqueza popular, las cooperativas, los indígenas, la inserción y apertura hacia las comunicaciones y la tecnología.
En los nuevos tiempos de democracia movilizar a los jóvenes en el conocimiento de la realidad como fueron los cursillos de formación de liderazgos que alimentaron el compromiso político de organizaciones, y movimientos de transformación social. Fracasos y vuelta a levantarse ha sido una constante, dudas y certezas, errores y aciertos han sido el acicate para la acción.
Ciertamente, en el correr de las grandes expectativas que la libertad y el bienestar eran irreversibles solo pensamos en certezas y nos olvidamos que todo cambio también empuja a nuevas aspiraciones y exigencias de acción. En el punto del camino todavía esperamos que algo o alguien nos devuelva el rumbo. Ciertamente, invita a la reflexión la turbulencia ocasionada por la consulta en Inglaterra que empuja a la salida de la Unión Europea.
Después de dos grandes conflictos que produjeron destrucción y muerte a granel y negociaciones para una mutua cooperación de bienestar y seguridad, se resquebraja ante el individualismo y protección de lo existente inmediato. Años de esfuerzos de encuentros comienzan a tener fisuras y se desvanecen las certezas. La población joven piensa en el futuro y asume los riesgos de ese cambio, pero no se moviliza para votar, los “maduros establecidos” refuerzan la emociones de la resistencia a compartir su propio bienestar y sin compromiso con la diversidad pretenden volver al pasado sorprendidos por los costos que ello implica.
Tenemos una altísima incertidumbre sobre nuestras decisiones. Internacionalmente se ha generado certezas sobre nuestro derrumbe de convivencia e indudablemente se ha construido solidaridad. Pero toca ahora reconocer que no hay certezas absolutas sin una acción comprometida en aceptar fracasos y aciertos. El referendo revocatorio es una piedra en el zapato para muchos gobiernos que no quisieran revisar realidades y trabajar en las aspiraciones de su gente. Hasta cierto punto puede pensarse que la turbulencia británica es una especie de revocatorio que obliga a despertar.
No es posible desconocer que en nuestra vida republicana solo 47 años han sido gobiernos civilistas, pero el factor militar también es otro cantar. Aunque las cosas de palacio van despacio, y la paciencia no es nuestro fuerte, solo la acción de resistencia y encuentros esta a la orden del día.
Fuente: http://www.notitarde.com/Incertidumbres-y-certezas/Columnistas-del-Dia/2016/07/13/1011186/