Un grupo de jesuitas romanos organizó un funeral para Andrea Quintero, una transexual indigente. La ceremonia tuvo cita en la Iglesia de Gesù, sede de la orden jesuita a la que pertenece el Papa Francisco.
Quintero, de 28 años y nativa de Colombia, no perdía la esperanza más allá de la adversidad. Aún a pesar de su adicción a las drogas y de vivir en la principal estación de trenes romana, se llamaba a sí misma con humor “la Trans de Termini”, en honor al nombre de la famosa terminal. Y, si bien sufría con asiduidad la agresión e intolerancia de ciudadanos de Roma que por allí pasaban, conservaba su fuerza. Soñaba con “conocer a un tipo con dinero que me saque de esta vida fea”.
El 29 de Julio, Quintero falleció, sin familiares que reclamaran su cuerpo. Entonces apareció el Centro Astalli, un grupo jesuita dedicado a brindar ayuda y refugio a personas de la calle, y organizó para Andrea un funeral conmemorativo, para el cual también reclutó a oficiales gubernamentales y a la fundación Cáritas. ¿El objetivo? Llamar a la compasión y humanidad de toda la ciudad, y combatir así la discriminación, el odio y la intolerancia.
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