“Encuentro magnífico lo que está ocurriendo; es la oportunidad de volvernos respetuosos”
Quizás sea por sus 86 años, por su larguísima trayectoria en el mundo académico o por esa calma con la que habla, gesticula y se mueve por su oficina en la comuna de Las Condes, que Humberto Maturana tiene una particular visión del momento que vive Chile.
Para el epistemólogo —doctor en Biología, filósofo, premio nacional de Ciencias 1994 y co-fundador de Matríztica— la creciente desconfianza en las instituciones, la revelación de irregularidades en el financiamiento de la política y el alza en el malestar social, no son el reflejo de una crisis.
—¿Cómo explicar lo que está viviendo Chile hoy?
—No es nada raro lo que pasa hoy. Se revela simplemente un aspecto de nuestra historia, de uso y a veces mal uso de las relaciones humanas para obtener resultados particulares, que van acompañadas de cierta malicia y deshonestidad.
Dice que “esa práctica viene de la época de la Colonia. Nunca lo habíamos visto como problema, siempre hablamos de que Chile no era un país corrupto y, cuando ha habido estas situaciones, las hemos visto como puntuales. Lo que pasa es que ahora se ha visto una trama mucho más grande que afecta la convivencia económica, política y social”.
—¿Es una crisis?
—Lo miramos como crisis y eso es bueno, porque quiere decir que la situación no nos gusta (…) La crisis no es porque ocurra lo que está ocurriendo, lo potente es que hoy nos damos cuenta y no nos gusta. Encuentro magnífico lo que está ocurriendo, es nuestra oportunidad de volvernos respetuosos de nosotros mismos y entender que esta crisis ética-moral no es producto de un error, es producto de un fraude sistémico, lo que la hace más grave aún.
Proceso de reflexión
—Hay un clima de abierta desconfianza ciudadana con todos.
—Hay un desencanto al darse cuenta de que esto, las irregularidades, ocurren. Si esto nos escandaliza, es maravilloso porque nos muestra que no queremos vivir así, ahí está la gran oportunidad para cambiar las cosas.
—¿ A quién recurrimos?
—A nosotros mismos. Si le voy a pedir a la autoridad religiosa, política, o económica que venga a resolver los problemas, no voy a participar en la generación de una convivencia, porque no me voy a comprometer. La autoridad no resuelve los problemas, los problemas se resuelven en las conversaciones porque tienen que ver con las emociones, no tienen que ver con la razón, tienen que ver con la colaboración. Y cuando decimos que a nosotros mismos, también estamos trayendo a la mano nuestras raíces, nuestras historias, experiencias y comprensiones diversas. En Chile no somos todos iguales. Somos maravillosamente diferentes, diversos, y la gran tarea es encontrarnos en un conversar en la colaboración en esa diversidad en torno a un proyecto país común. La equidad tan conscientemente anhelada hoy, no es otra cosa que la legitimidad de la diversidad.
—¿Usted tiene confianza en eso?
—O sea, yo tengo confianza si nos detenemos a conversar en el mutuo respeto y no tenemos que resolver los problemas en dos minutos. Todo lo que está ocurriendo es parte de un proceso de reflexión social y no se soluciona de la noche a la mañana. En ese encuentro necesariamente nos vamos a tener que respetar; y si no, vamos a tener que dividir el país en dos o en tres pedazos.
Sobre Arturo Vidal
“Conducta torpe y tonta”
El profesor emérito de la Universidad de Chile también habla de Arturo Vidal, quien pese a chocar ebrio en su auto y amenazar a un carabinero, fue ovacionado por 50 mil personas en el partido siguiente: “Aplaudieron al gran jugador, no lo que hizo fuera de la cancha. Desde luego su conducta fue inadecuada, torpe y tonta. Creo que él esta consciente de ello, pero tiene que vivir las consecuencias de haberse conducido de manera inadecuada”.
—Se mostró arrepentido…
—Uno tiene que vivir las consecuencias de sus actos, aunque se arrepienta de haber actuado mal. Y una persona como Arturo Vidal, por ser el gran jugador que es, se transforma aunque no lo desee, en un ejemplo. La fama no es solo éxito económico.
Fuente: Diario La Segunda