Alfredo Infante sj
Después de la muerte de Jesús, entre los discípulos hubo en común dos experiencias existencia – espiritual que dominaron: la tristeza y el miedo. La tristeza y el dolor ante la muerte de Jesús y el miedo ante las autoridades judías que procesaron injustamente a Jesús y lo asesinaron en la cruz. Como hoy en nuestro país los poderes secuestrados siguen procesando a inocentes, y reprimiendo el derecho a protestar pacíficamente. La escena de Emaus nos presenta a una pareja discipular (la exegesis actual da cuenta de un matrimonio discipular) que después de la muerte de Jesús regresa a su pueblo a retomar su vida anterior, sin esperanza. Desmovilizar es el objetivo de quien está en el poder ilegítimamente y el terror y el miedo su mecanismo. El encierro y la dispersión fueron dos consecuencias del impacto de la crucifixión de Jesús. Hubo una fragmentación del tejido eclesial. Los poderes del mundo parecieron vencer. Pero Jesús resucitado viene a liberarnos de la dinámica inhumana del miedo. Hoy Jesús resucitado se hace encontradizo en el camino. Pregunta: qué conversación es esa que traen por el camino? Los discípulos poseídos por el dolor y el miedo no lo reconocen, pero al responder la pregunta de Jesús comienzan a recrear la memoria con la narración. Narrar libera. Narrando van asumiendo su memoria, no la evaden. Jesús sigue caminando y escuchando la narrativa de la pareja discipular. De repente. Le da un stop y les evidencia su falta de fe, haciéndoles caer en la cuenta que tal lectura es desde el dolor y el miedo y no desde la palabra de Dios, desde la fe. Y, entonces comienza a resignificar la narrativa desde la fe, y los discípulos comienzan un proceso de iluminación interior que más tarde formularan como ” ardor de corazón”. Cuando llegan al lugar, Jesús resucitado hace ademán de seguir el camino, y, ellos con el corazón liberado les dicen ” quédate con nosotros, que la noche está cayendo”. Jesús entra, se sienta a la mesa y bendice y comparte el pan y el vino. Este signo. Este memorial, libera la conciencia y el corazón de los discípulos, y reconocen que aquel que los poderes de este mundo quisieron borrar del medio porque su vida y mensaje molestaba, ese Jesús ha sido resucitado. Al abrirse los ojos de los discípulos, Jesús desapareció porque al ser reconocido entro para quedarse en el corazón liberado de sus discípulos. Los discípulos vuelven a reencontrarse y a anunciar que el crucificado ha resucitado. Que no hay que tener miedo a los poderes de este mundo porque la muerte y el dolor no tienen la última palabra. Que nos toca continuar la misión de Jesús: vencer el mal a fuerza de bien. El cómo en Emaus camina con su pueblo, para liberarnos del miedo que paraliza y desmoviliza. Hoy, Venezuela es Emaus. Nos toca con la luz del resucitados vencer el miedo para poder llegar un día a sentarnos a la mesa como hermanos y celebrar la vida.