Por Rafael Viloria
Ante la difícil situación en que los venezolanos estamos inmersos, pareciera inminente plantearse: despertar, reaccionar y actuar; o nos hundimos todos. La crisis es definitivamente en serio. No es un asunto de imaginación publicitaria, que tiene como propósito alimentar opiniones ante los medios de comunicación en general.
En el epicentro de la crisis, se destacan los asuntos relacionados con la inflación y la hiperinflación, que ya está cediendo espacios a dos (2) fenómenos de la economía, que tiene relación con la deflación y la estanflación; que a la postre agravaría la situación actual a grados imponderables. Si nuestra economía cae en este terreno, sin que nadie haga esfuerzos por evitarlo; estaríamos al borde de un estallido social que no habría fuerza alguna que la pudiera controlar. Ni siquiera la que disponga el estado mismo y sus aleados internacionales. En ese orden despertar para los Venezolanos tiene un propósito común, asumir roles de acciones sociales, económicas y políticas propias, sin intermediación contrarias a las que contempla nuestra propia constitución bolivariana.
Los venezolanos, no solo tenemos que despertar de la hipnosis ha la que hemos sido sometidos perversamente, sino que debemos reaccionar con coraje y decisión propia. Tal y como así lo contempla el artículo 1° de nuestra carta magna.
Artículo 1. Venezuela se declara República Bolivariana, irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional, en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador.
Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional.
Está claro que despertar de las causas, efectos y consecuencias a las que hemos sido sometidos, no será una tarea fácil de llevar a cabo, tampoco será imposible de lograrlo. Lo inminente de las consecuencias a las que estamos expuestos; obliga a los venezolanos a tener que actuar diligentemente y con coraje; la crisis a Venezuela no llego gratuita y por casualidad.
Hay que despertar a Venezuela de las perversas fantasías, que tienen como norte imponer una doctrina contraria a la que os presenta el corazón de nuestra carta magna.
“El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana” (…) “con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad;”
En Venezuela; los venezolanos asumiremos el reto de rescatar la patria de las manos de quienes con perversas intenciones ideológicas, se niegan a vivir, convivir y coexistir en santa paz.
Ex presidente de Ceconave