El historiador Elías Pino Iturrieta advierte que está en marcha la destrucción de la República, no sólo por los intentos del chavismo de mantenerse en el poder, sino por la “soberbia” e “ignorancia” de la dirigencia opositora; y a lo que califica como un “club privado” que rodea al presidente interino Juan Guaidó. “Sin los elementos del poder, no hay poder”.
Por Adriana Núñez Rabascall | La gran aldea.
Individuo de número de la Academia Nacional de la Historia, escritor, articulista y profesor universitario, Elías Pino Iturrieta no se guarda calificativos al momento de evaluar el camino tomado por el liderazgo opositor, al que sugiere “tocar tierra”. En las últimas semanas se ha ganado una legión de detractores por enfrentarse a los acérrimos defensores del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a quien algunos venezolanos ven como la última alternativa para derrocar al chavismo, hasta pensar que, si no es reelecto en la Casa Blanca, el gobierno interino de Juan Guaidó sufrirá un golpe al hígado.
-En su artículo “El trumpismo venezolano” usted dice que algunos líderes han vendido la ilusión de la invasión de los marines y han dejado de lado la lucha interna. ¿A qué lo atribuye?, ¿flojera política o simplemente es que se ha hecho todo y vemos en Estados Unidos al “Cristo Redentor”?
-Ellos comenzaron a plantear este asunto de la salvación a través de Trump hace mucho tiempo, de manera que no lo han hecho todo. El problema de ese tipo de proposiciones es que la lanzaron antes de agarrar el bate. Ni siquiera trataron de ensayar el juego, sino que, desde el principio, han sido heraldos de la invasión. Allí hay un fraude al intentar vender la posibilidad de una salida inmediata. Un político relativamente informado tiene que saber que el presidente de los Estados Unidos no puede tomar el teléfono de la oficina oval y decirle al oficial de turno del Pentágono: “Mira, chamo. Invade”. Eso no existe. Lo grave de la situación es que te están vendiendo un fraude y ese fraude entusiasma. ¿Y por qué funciona? Porque la sociedad ha hecho muchos ensayos que no han dado resultado, entonces, entienden que esta es la salida y comienzan estos líderes a crear ilusiones terriblemente peligrosas. Uno empieza a comparar la situación venezolana con situaciones anteriores y foráneas que no tienen nada que ver. Te conducen a pensar erróneamente. Le han envenenado la mente a la gente. Esa es la gravedad del trumpismo criollo. Vende una mentira y la gente se cree la mentira.
-¿No son responsables también el interinato y la Casa Blanca cuando sueltan frases como: “Todas las opciones están sobre la mesa” y “los tenemos cercados”?, ¿le han creado falsas esperanzas al venezolano?
-Por supuesto. Es una mentira que tiene dos patas: La venezolana y la de Trump. A estas alturas de la historia, tú tienes la obligación del raciocinio. Hay una cosa evidente: El señor Trump no es confiable. Nació para producir desconfianza. Miente a diario. Hay una sola cosa que domina la política en la Casa Blanca: El ego de Trump, que cambia todos los días. ¿Cómo puedo confiar en este señor si ha cambiado a 7 ministros y a 16 funcionarios? A todos los va botando. Tú podrías darte cuenta, pero no lo haces, porque ya hay algo impuesto por un sector de la política venezolana y por los exiliados en los Estados Unidos. Eso nos crea un problema muy serio, más de lo que se puedan imaginar: el confundir lo propio con lo ajeno. Algunos creen que se les va a ir la vida si gana el candidato demócrata Joe Biden. Pero, ¿por qué se le va a ir la vida si usted vive en Guanare, en Cumaná o en Boconó? Su vida no va a cambiar si gana Biden, porque no es un animal feroz, socialista, comunista como han planteado. Eso se llama locura. ¡Usted no vive en Nebraska, usted vive en Margarita!
-¿Esa desesperación por los marines no será porque no vemos en ningún líder una figura confiable? La semana pasada el sociólogo Tulio Hernández escribía un artículo titulado “Liderofagia” en el que planteaba que los venezolanos acostumbramos a devorarnos a nuestros líderes. Si no sirve, adiós. Buscamos otro. ¿Por qué ocurre esto?
-Esa ‘liderofagia’ no obedece exclusivamente a los liderófagos, sino a los líderes. ¿Nos queremos comer a los líderes actuales? Yo no, pero ellos están poniendo el menú para que yo me los coma. Si Juan Guaidó -a quien quiero, respeto y he ayudado- hace la lamentable peripecia del 30 de abril en La Carlota, me está dando comida para que yo lo devore. Si Juan Guaidó tiene que ver con estas absurdas invasiones de Macuto y Chuao, me está poniendo tenedor y cuchillo y un bistec con papas fritas. Esa ‘liderofagia’ no es responsabilidad exclusiva de la sociedad venezolana, sino de estos líderes que han cometido estos disparates. Lo de Chuao, Macuto y La Carlota no tiene perdón de Dios. Fueron aventuras lamentables. Todo esto es producto de una cúpula encerrada en ella sola y con sus habitantes. A Guaidó se le olvida que no está allí por su linda cara, sino por los partidos políticos y esos partidos que lo colocaron en el lugar donde se encuentran han sido excluidos de las principales decisiones.
Estoy absolutamente seguro, y tengo información, de que situaciones como La Carlota, Macuto y Chuao fueron hechas por una cúpula manejada a título personal en la que no participaron Acción Democrática y Primero Justicia. ¡Cómo es posible que AD y PJ no estén enterados de lo de La Carlota! La culpa no es solo de Guaidó, sino de la cúpula de clientela personal que lo ha rodeado. Pero también de los partidos que no le han dicho: “Un momento señor Guaidó. Esto no puede seguir así, porque usted depende de nosotros”. Eso no ha ocurrido. El ataque contra los partidos ha aumentado. El Gobierno quiere hacerlos desaparecer y la única manera de que no desaparezcan es que ese círculo íntimo y personal de Guaido se rompa y se sustituya por una asesoría de partidos como PJ, UNT y AD. Excluyo de esto a Voluntad Popular, porque ha sido la controladora de este club privado. Hay que acabar con ese club privado.
-Ahora que habla de la destrucción de los partidos. Hay quienes dicen que las elecciones que convocará Maduro en diciembre harán inevitable un Gobierno interino en el exilio para 2021. ¿Eso es viable?
-Absolutamente no, y hay una prueba que yo conozco bastante. Antes de que terminara la guerra civil en España, los republicanos establecieron un gobierno en el exilio, en México. Eso fue una mentira, una pantomima. No funcionó, a pesar de que estaban las mentes más brillantes. Se consolidó la dictadura vitalicia de Francisco Franco. No hay manera de ver con buenos ojos esa posibilidad.
-Si bien el Presidente interino vive en Venezuela, sus comisionados residen en el exterior. En entrevista con La Gran Aldea el ex embajador ante la ONU, Diego Arria, decía que el Gobierno interino era una ficción. ¿Usted qué opina?
-Yo a Diego Arria no le creo mayor cosa. No lo veo muy acertado. Pero no deja de tener razón. Sin los elementos del poder, no hay poder. Por ejemplo: gente, dinero y posibilidad de control. Eso no lo tiene Guaidó en el país, sino simbólicamente. Estamos viviendo una ficción, pero la única pata fuerte de ese taburete y que no es ficción, es que tiene un respaldo de la realidad de más de 50 democracias del extranjero, además del consentimiento afectivo de la sociedad. Si el 80% está con ese proyecto, deja de ser ficción y tiene elementos para pisar tierra. Se trata de que los partidos hagan que esa ficción aterrice, y la única manera es desmantelar la cúpula amistosa y clientelar que tiene Juan Guaidó y sustituirla por una cúpula de los partidos trabajando con él. De lo contrario, no hay salida. Si esto lo siguen manejando los cabecillas que inventaron La Carlota o Macuto, no hay salida.
-¿Por qué ha sido tan longevo el chavismo en comparación con otras dictaduras en Venezuela?
-En primer lugar, porque cuando Chávez llega al poder los partidos políticos son una ruina y eso permite el desarrollo de una dictadura longeva. Y, en segundo lugar, por el apoyo irrestricto de la Fuerza Armada. Este es un proyecto militar. No se advierten fisuras entre el grupo civil y el Ejército. Si no hay partidos, no hay reconstrucción de la sociedad. Ha sido un milagro que hayan surgido partidos nuevos. El chavismo tiene el paraíso de una sociedad sin alternativas de organización. No hay manera de liquidar a la dictadura sin que los partidos políticos existan de verdad y se conecten con la sociedad. Que esa conexión rebote, entre al cuartel y el cuartel reflexione y saque sus cuentas.
-Entonces, ¿estamos condenados a vivir otros 20 años de chavismo o eternamente como la dictadura de los Castro en Cuba?
-No. Por supuesto que no. Si los partidos políticos entienden que este es un lío republicano y no de su propia subsistencia.
-Pero ¿lo entienden? César Miguel Rondón dijo en una entrevista en La Gran Aldea que el liderazgo tenía problemas de atore…
-Yo diría algo peor: de ignorancia. El atore es producto de la ignorancia. Creen que la historia de Venezuela empezó cuando ellos nacieron y no en los documentos antiguos. Lo que pasó antes no importa. ¡Están bien pelados! La República necesita discurso y relato, y en eso son extraordinarios los chavistas. Chávez tenía un relato epopéyico que comienza desde Guaicaipuro y terminaba con él mismo. ¿Por qué no nos quitamos a la dictadura de encima? Porque tiene discurso. ¿Dónde está el discurso republicano de los nuestros? No existe, porque ellos creen que todo va a comenzar con su generación brillante de 2007. ¡Basura y pamplinas!, ¡la República es lo único importante que hemos hecho los venezolanos para vivir decentemente, y es desconocida por los líderes!
Yo no les pido que se pongan a leer y se metan en un aula, pero por lo menos entiendan cuál es el problema. Si los tipos no saben quién fue Francisco Javier Yanes (autor de Epístolas Catilinarias, 1835) ni las luchas que se plantearon en 1830 para que Venezuela fuera una República liberal moderna, hecha y derecha, ¡Qué les puedo yo pedir! La mínima responsabilidad que tienen es conocer el paso del caballo que tienen que montar. Si no, no van a tomar el camino correcto, porque el jinete no lo sabe conducir. No hay salida si estos jóvenes no dejan de ser tan superfluos.
-Un joven de 37 años es el jinete de este caballo. ¿Qué le dice al líder Juan Guaidó?
-Cuando tú me pides que le diga algo yo me siento como ‘Los Notables’, y eso me parece abominable. Pero, el proyecto, Juan Gerardo, no depende de ustedes, ni del grupo que tiene metido en su oficina. Depende de abrir esa oficina y relacionarla con los partidos y si los partidos entienden que está en juego la República. Eso es tan evidente. No existe alternativa si no la de la humildad. Desde luego que ellos son soberbios. Se consideran únicos y exclusivos. ¡No sean soberbios! Ustedes no saben de la misa ni siquiera la mitad. Estamos mirando la superficie. La democracia y la libertad necesitan sistemas de frenos y contrapesos y eso es lo que se está engullendo la dictadura frente a nuestras narices, pero en especial, frente a la nariz de Guaidó y de los partidos que lo acompañan y que no tocan tierra.