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Capítulo 1: El camino hacia la paz con las Farc
Aunque la historia del conflicto armado con las Farc es más larga, en 1964 se formalizó su creación y 18 años después, el Estado aceptó negociar la opción de una salida negociada.
En 1982, casi dos décadas después de su nacimiento, por primera vez las Farc fueron reconocidas como un interlocutor político en un proceso de paz. Lo hizo el presidente Belisario Betancur, una vez asumió la Presidencia de Colombia en agosto de ese año. Su propuesta de gobierno había sido buscar una salida negociada con las guerrillas y por eso asumió esta tarea desde el primer momento.
No fue un asunto fácil porque dejaba la Presidencia Julio César Turbay, cuyo cuatrienio estuvo dominado por la influencia del Estatuto de Seguridad, un severo decreto expedido al amparo del Estado de Sitio, con amplias facultades a las Fuerzas Armadas. Aunque en su etapa final, Turbay quiso dar un giro hacia la paz y expidió una ley de amnistía, sus iniciativas de última hora no prosperaron.
El 19 de septiembre de 1982, un mes después de su posesión, Belisario Betancur creó una Comisión de Paz de 34 integrantes para dar viabilidad a su proyecto político. Al frente de la Comisión fue designado el expresidente Carlos Lleras Restrepo, quien renunció diez días después, razón por la cual asumió el exministro liberal Otto Morales Benítez, quien había cumplido misiones de paz en los años 50.
Entre los integrantes de la primera Comisión de Paz creada para dialogar con los grupos guerrilleros estuvieron John Agudelo Ríos, monseñor Mario Revollo, Nohemí Sanín, Gerardo Molina, Ariel Armel o la periodista Margarita Vidal. En ese mismo 1982, el Congreso tramitó una Ley de Amnistía (Ley 35 de 1982), sancionada el día 4 de diciembre por el Presidente de la República.
Con ley de amnistía a bordo y Comisión de Paz en desarrollo, la expectativa de una pronta solución negociada creció rápidamente. Además, en aplicación de la ley, se abrieron las puertas de las cárceles y salieron de ellas decenas de presos políticos, la mayoría de los cuales habían perdido su libertad en desarrollo del Estatuto de Seguridad. Fueron beneficiarios de la ley todos los grupos guerrilleros.
Como era de esperarse, la política del gobierno Betancur generó polarización en el país, entre defensores a ultranza del proceso de paz y detractores absolutos. Entre los últimos figuró con airado protagonismo el ministro de Defensa, general Fernando Landazábal Reyes, quien argumentó que Colombia debía acostumbrarse a escuchar a sus generales, sobre todo frente al proceso de paz.