El Papa también recordó que para ayudar a estas señoras escondió en el Colegio Máximo de Buenos Aires su biblioteca, en un período en el que estaban bajo vigilancia militar.
Francisco también recordó su amistad con un pastor luterano, Anders Gutt, gran hombre, con quien compartió en Buenos Aires la cátedra de teología espiritual. “Un jesuita y un luterano – dijo el Papa – y “nos entendíamos muy bien”.
En este encuentro con los hermanos Luna y ante la prensa sueca, el Papa agradeció a este reino por ser “tan humano”; a la vez que expresó su gratitud por la hospitalidad del pueblo sueco. En efecto dijo textualmente:
¡Qué lindo encontrar un pueblo con un corazón así! Y Suecia tuvo grandes santos. Al principio del cristianismo, santa Brígida, marcó, y también entre los luteranos… Grandes hombres y mujeres de Iglesia luteranos.
Ante la pregunta de los hermanos Luna acerca de lo que podrían hacer en esta época tan necesitada de solidaridad para construir un mundo mejor el Santo Padre afirmó:
A mí lo que me viene ahora mucho es, aprovechando en el buen sentido de la palabra, de la historia de acogida del pueblo sueco y la experiencia de ustedes en un momento donde los refugiados son “mala palabra”. Tenemos tantos refugiados pero nadie los quiere. Son “mala palabra”. Tal vez el mensaje de que la salvación de un pueblo también es hermanarse con aquellos que están sufriendo el exilio de su patria. ¿No? Porque Dios bendice. Dios bendice eso. Eso es ser hermano. ¿No? Y bueno, nosotros en nuestra fe cristiana tenemos bien claro que Jesús fue un refugiado cuando lo quisieron matar de chiquito… Es uno de los primeros mensajes de los evangelios. ¿No? Jesús un refugiado. No fue turista. No fue por razones de trabajo. Fue escapando de la muerte. Refugiado.
Tras recordar el millón de refugiados existentes en El Líbano, y el hecho de que tantos países cierren sus fronteras, el Papa Bergoglio volvió a destacar la tradición de Suecia, tal como le ilustraron sus huéspedes, quienes le explicaron que esta nación organiza cursos para que aprendan el idioma, los ayuda económicamente y los encamina para que se sumen a la sociedad.
De ahí que el Pontífice afirmara que es éste el mensaje. Abrir “el corazón al hermano, a la hermana, que no tienen donde vivir, donde trabajar, donde dormir tranquilos.
Una de las periodistas presentes preguntó al Santo Padre acerca de la situación en Lampedusa, a lo que el Papa respondió:
Globalización de la indiferencia. Hay refugiados ¡que se arreglen! En Lampedusa el pueblo sintió la necesidad de acogerlos. Y acogen. El pueblo de Lampedusa, con el síndico que es una mujer, una mujer fuerte, realmente, corajosa, comprendieron que su misión era acoger. Después se verá qué se hace.
El Papa Francisco añadió que en Lampedusa se está trabajando bien, a pesar de que no hay lugar en la isla para acoger a todos los refugiados. También mencionó el trabajo de los jesuitas con la intuición del Padre Arrupe, el centro Astalli, y otras iniciativas, aunque son insuficientes, como una “gotita en el océano”…
A los suecos interesados en trabajar sobre este tema con el Vaticano les recordó que pueden hacerlo a través del Dicasterio Justicia y Paz, con el Cardenal Turkson, y con la Academia Pontificia que ya realizó un encuentro sobre el trabajo esclavo mientras prepara otro sobre las organizaciones laborales.
A la pregunta de si le gustaría viajar a Suecia respondió afirmativamente, si bien piensa que no tendrá tiempo para hacerlo, porque son muchas las cosas que debe hacer aún. Pero si Dios se lo permite, ciertamente irá.
El Santo Padre reafirmó la necesidad de crear conciencia en el mundo contra la globalización de la indiferencia.
Y hablando de los cuatro millones de inmigrantes en Argentina, donde la mayoría son paraguayos y bolivianos el Papa dijo:
A mi juicio la mujer paraguaya es la mujer más heroica de América. Después de la guerra quedaban ocho mujeres por hombre. E hizo esa gran opción de tener hijos, ¿no? Para salvar la Paria, la lengua, la cultura y la fe.
Yo desearía que algún día el Comité del Premio Nobel, le otorgara el Premio Nobel ¡a la mujer paraguaya! Por haber salvado la cultura, la patria. ¡heroica! ¡La propongo!
También se habló de la xenofobia en Europa, destacando que en algunos países existe de modo incipiente.
Los huéspedes agradecieron con mucha alegría la amabilidad del Obispo de Roma por este bellísimo encuentro definido una “lección”, mientras el Papa volvió a manifestar su gratitud por lo que hace Suecia con los refugiados. Y se despidieron no sin antes tomarse las acostumbradas fotografías de recuerdo.