Alfredo Infante sj
San Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas, estaba convencido de que “El decir ayuda al sentir”. Por eso, recomendaba a los jesuitas las conversaciones edificantes. Conversaciones edificantes son aquellas que animan el corazón, fortalecen la voluntad y los sanos propósitos; tanto personales como colectivos. Y las no edificantes, son las que oscurecen el alma por su mala vibra, generando desazón. En este contexto que vivimos los venezolanos, es muy importante cultivar la vida interior para no sucumbir a la tormenta. En una tormenta el árbol sin raíz se desarraiga y cae; en cambio el árbol de raíces profundas, aunque se quiebre, no se desarraiga, y se abre a la posibilidad de renovarse. Nuestras conversas son abono para la vida interior, porque como decía el maestro Ignacio de Loyola el decir ayuda al sentir Y sentir en lenguaje ignaciano no es algo epidérmico sino profundo y entrañable. Cuidemos pues nuestras conversas para que se afiancen nuestras raíces y no perdamos el deseo de salir renovados de esta gran tormenta.