El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, sostiene que Grecia debe abandonar el euro porque presupone que nunca será capaz de reembolsar los préstamos que adquirió, y porque piensa que ser estricto es una cuestión de principios.
Estamos ante el fin de UE como proyecto político basado en la solidaridad recíproca. Europa está en decadencia. La unión monetaria ya no es solo un paso hacia una unión política democrática, tal como la concibieron Helmut Kohl y François Mitterrand tras la reunificación de Alemania y la creación del euro en 1999.
Este es el mejor ejemplo de la Europa que concibe Alemania. Cualquier país que no se someta a la ortodoxia germana, tendrá que dejar la moneda común. La solidaridad ya no es un valor europeo, la prioridad la corresponde a las consideraciones fiscales y monetarias.
La actual visión germana, que excluye los valores políticos e ideales del fundamento del proyecto europeo, ha provocado una fuerte respuesta del gobierno de Francia, que últimamente se ha permitido disentir con Berlín.
Lo que nadie dice en voz alta (salvo Stiglitz) es que en el plan de rescate griego la razón principal del extremismo de las nuevas condiciones, es propinar una lección al partido gobernante, Siryza, y al mismo pueblo griego, que tuvo la osadía de rechazar los exhortos de los líderes europeos a votar en contra de ese partido de izquierda radical.
Podemos vaticinar con certidumbre que esas negociaciones, que se basan exclusivamente en cuestiones económicas, serán el golpe de gracia al sueño europeo original.
Extractos de un artículo de Roberto Savio, fundador y presidente emérito de la agencia IPS.
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