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Gente que no se rinde

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Por Luisa Pernalete

“Profe, estamos muy preocupados por la cantidad de muchachos que han dejado el liceo. ¿Cómo hacemos para que vuelvan? También nos preocupa el desánimo de los docentes… Pero tenemos que seguir”. Eso me comentaba en estos días una profesora de un liceo público del interior, y rescato el final: “pero tenemos que seguir”. No mencionó el “ajuste de salarios” que ha sido más bien un “desajuste”, puesto que hay primas que desaparecieron y lo que se hizo fue salariar bonos y primas. Hay mucho docente que persevera, a pesar de los salarios, y se siguen preocupando por los alumnos.

Sigamos con esos que no se rinden en educación a pesar de los obstáculos. Ya en Fe y Alegría, el Centro de Formación e Investigación, comienzan a preparar su plan de formación para los docentes, pues ya sabemos lo cansado que están todos, lo que ha supuesto este “desacostumbrarse” a las clases presenciales, los reajustes que deben hacerse, la creatividad que hay que ponerle al proceso de enseñanza-aprendizaje, todo lo que tiene que ver con la educación emocional, con la salud mental del personal… No van a esperar septiembre para ponerse a pensar en los retos del año escolar. También comienzan pronto el ensayo de un observatorio educativo, pues la educación necesita datos para poder detectar vacíos, aciertos, para rectificaciones y planificar para mejorar. ¡No se rinden!

Conozco periodistas que tampoco se rinden y suelen ser puentes entre afectados y los que pueden ofrecer alguna alternativa. Como esos que me contactaron hace unos días para que fuera ponente en un foro-chat y tratar el tema del retorno a clases de manera presencial y satisfactoria. Hablo de la gente de El Pitazo, que organizan unos cafés virtuales. “Profe: hemos sabido de madres que están muy preocupadas con ese retorno, dificultades, con los docentes, ¿puede preparar algo?”. Y en apenas dos días se inscribieron 123. Estuvimos desde las 5:30 p.m. hasta las 7:00 p.m. –después de un día de trabajo– y todavía había ánimo para atender, preguntar, comentar e incluso animarse para futuras actividades; sin dejar de ver las dificultades, pero con la intención de continuar. ¡No se rinden!

Por supuesto, otros que no se rinden son los que participan en organizaciones que defienden los DD. HH. Me sorprende la cantidad de organizaciones que han surgido durante los últimos años. Están las de siempre, las que llevan décadas en esta noble tarea de defender los derechos de otros, pero también están las nuevas, a pesar del riesgo que suponen las acciones de defensa –sean pequeñas o sean grandes– ya que hasta un tweet puede ser sancionado.

Se sabe que la lucha por los derechos humanos requiere paciencia y perseverancia, nada de corto plazo y de victorias instantáneas. Yo no veo deserciones, veo aprendizajes, veo cooperación. Sería injusta si mencionara a unos y dejara decenas por fuera, pero me permito anotar a @preparafamilia, que trabaja con los niños, niñas y adolescentes pacientes del hospital JM de Los Ríos. Si se les muere un paciente por falta de tratamiento oportuno o por la suspensión del programa de trasplantes de órganos, ¡les duele, consuelan y siguen luchando! ¡No se rinden!

Esta semana vi con alegría que los amigos de @ecoprácticas reiniciaron su programa de huertos escolares con unas escuelas de Fe y Alegría, específicamente con la escuela “Luis María Olaso” de La Vega, en Caracas. ¡Qué bueno! Todo lo que sea educación para amar a la naturaleza, para formar hábitos en los NNA requiere de perseverancia, aunque a veces, obligados por las circunstancias, haya que hacer pausas, pero no se puede rendir uno. ¡Gracias Ecopráticas!

Son muchos los que no se rinden y no hay espacio ni tiempo para mucho más en una columna. Pero quiero mencionar a la gente de CECODAP, que no se rinde en estar pendiente de lo que afecta a nuestros NNA, tan huérfanos de políticas integrales de protección. Esta semana difundieron su último trabajo de investigación sobre el reclutamiento NNA en zonas donde el delito organizado manda. ¡Datos impresionantes! ¡No se rinden!

Este país está muy necesitado de perseverancia, de resiliencia. Conviene hacer visible, frente a la emergencia humanitaria compleja, en medio de recortes eléctricos de 4, 5 y hasta de 8 horas en algunas ciudades; hay que hacer visible –repito– a esos que no se rinden. No comprar ese discurso injusto y sesgado de “Aquí nadie hace nada. El venezolano está dormido”. Eso no es cierto. Somos muchos los que no nos hemos rendido.

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