Ganancias de la firma del Tratado
Ese tratado incluyó lo que queríamos: control sobre armas pequeñas y ligeras, que se tomara en cuenta el respeto de los derechos humanos en los países compradores, que se no se violarían los derechos con esas armas. Además, una coletilla aprobada indica que ese instrumento puede mejorarse luego, por lo que tenemos capacidad de innovar. Hubo dos cosas que no se incluyeron: las tecnologías de uso dual (por ejemplo, un chip que estalla misiles o que además pudiese usarse en un celular); tampoco entraron en ese tratado las armas de control policial, bastones eléctricos, lacrimógenas, etc.
Los países firmantes se redujeron, pero la propuesta fue firmada por un buen grupo. Por los momentos no hay un apartado sobre el envío de armas a los actores no estatales, sin embargo, va a haber conferencias de revisiones.
Al final hubo: 155 votos a favor, 23 abstenciones y 3 en contra. Se espera que al menos 50 lo ratifiquen. Eso puede tardar dos o tres años más para activar el tratado. Porque una vez firmado, los parlamentos de cada país deben discutir sus legislaciones internas y adaptarlas.
El logro es que esto pone un control a la transferencia de armas. Todavía no entra en vigencia porque se necesitan los otros pasos, pero ya se ha adelantado mucho con su aprobación. Con eso en la mano, las ONG de derechos humanos podemos revisar y reclamar que se implemente.
César Marín. Amnistía Venezuela – IANSA. Relatoría por el desarme en el Centro Gumilla