Por Marisol Pradas Segarra
Encontrar a Gabino Matos Añez en cualquier espacio cultural es un auténtico deleite porque sabemos que su voz llevará por un viaje de conocimientos y perspectivas que sin duda ampliarán nuestra visión del arte; de los artistas, en una cosmovisión única, enriquecedora e incluyente.
Porque un hecho tan individual y solitario como crear una obra, escrita, recortada en un papel; pintada, moldeada en barro, hierro; tallada, fotografiada; conecta con todas las raíces del mundo. Esa expresión, por pequeña que sea, busca vincular, llegar a otro; entender y ser comprendida.
Matos Añez nació en 1949 en la ciudad venezolana de Casigua, pero creció en Dabajuro, al oeste de Coro, estado Falcón, donde el sol ha recreado con mayor alegría el paisaje.
Aunque su vida familiar es parte de su discreta caballerosidad, inclusive como crítico de arte, es padre de tres hijos y abuelo de cinco nietos a los que debe consentir junto a su esposa.
A lo largo de su vida ha ampliado conocimientos, estudios, especializaciones y doctorados. Su primer título, licenciado en filosofía, le llevó a la docencia en diversas universidades venezolanas, de las que no se ha apartado; jubilado “jubiloso” de las universidades Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) y de la Católica Andrés Bello (UCAB). Es además experto en arte sacro y certero crítico de arte, que goza de enorme admiración entre los artistas. Un comunicador plácido de la cultura. Pertenece a la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA-Venezuela). Su labor siempre ha sido inquieta, investigativa; desplegada para enriquecer todo a su alrededor.
Marisol Pradas Segarra: Vivimos una novedad mundial y el arte también ha tenido que reinventarse, ¿cómo afecta esta nueva realidad al arte?
Gabino Matos Añez: Si se asume como nueva realidad más que el cambio de época, una época de cambios explicitados en avances tecnológicos, expresiones de comunicación electrónica, revisión y cambio de los esquemas convencionales sobre la concepción del arte y la cultura, bien puede decirse que estas nuevas realidades sí han afectado el arte, en sus procesos creativos, sus procedimientos y factura, así como en los resultados logrados, más por programación que por manipulación de medios.
La obra de arte hoy es más hija de las nuevas realidades que del ejercicio único y silente de su creador. Hoy conviven la práctica y contemplación del arte de ayer, junto a la participación y manipulación del arte de hoy. Decía Robert Rauschenberg: “el arte debe descubrir los símbolos de la época para poder ofrecer su influencia en la sociedad”
MPS: La virtualidad que se impone, ¿ayuda o por el contrario debilita al arte?
GMA: La virtualidad indiscutiblemente impacta en el arte actual. La facilidad de conocer de manera inmediata y virtual referencias formales y conceptuales (intra y extrartísticas), la evidencia de efectos inesperados por programaciones predefinidas y manipuladas determina una nueva obra. Nueva en su forma y configuración recreada por el deseo o capricho de quien manipula el computador. Vivimos momentos de reinvención de las convenciones, teorías, conceptos del arte, la obra de arte, la recepción artística, la definición y exhibición del producto artístico. También el surgimiento de nuevos vocablos, definiciones y procesos que mejor se adecuen a la virtualidad de hoy, pero sin despreciar su convivencia con procesos y conceptos convencionales.
MPS: ¿Qué significa en estos momentos reinventarse para el arte?
GMA: En la actualidad el artista que desea mantenerse debe y tiene que reinventarse para acceder a los medios, recursos y procesos del mundo actual. Son muchos los recursos que les proporciona la tecnología, la diversidad de mareales que genera la industria, los novedosos procesos de difusión de los productos artísticos, la renovación y ampliación de conceptos asociados a la creación, difusión, valoración y apreciación del arte y sus implicaciones que, necesariamente, conducen a que el artista se defina en nuevo contexto cultural.
Aquí viene bien aquello de después de conocer todas las respuestas, la contemporaneidad ha cambiado todas las preguntas.
MPS: La enseñanza del arte en Venezuela, ¿en qué nivel se encuentra?
GMA: La enseñanza del arte en Venezuela se ha visto sacudida en sus bases teóricas y metodológicas. Ya no es posible seguir procesos predeterminados y aceptar opiniones cerradas, que si bien fueron útiles ayer, hoy están descontextualizadas. El arte nuevo ha rebasado todos los límites; ya no tienen vigencia viejas teorías que exhortaban la libertad creativa, pero paradójicamente, estaban atrapadas en conceptos y métodos orientados a resultados y productos similares. Como creía Paul Klee, la expresividad creativa está en el encanto de la improvisación; o dicho de otro modo, la mejor improvisación es aquella que está cuidadosamente planificada.
MPS: Los museos y las galerías en Venezuela; ¿cómo subsisten en medio de lo que todo señala como un caos?
GMA: Los museos y galerías en Venezuela están silentes y detenidos. La situación política, económica y social que sufre el país, agravada por el impacto de la pandemia, sorprendió sin un plan B. Hasta ahora, cinco meses después de este estatismo colectivo, es cuando comienzan tímidamente a proponer programas virtuales como iniciativas aisladas para aproximar el público al conocimiento de las obras de sus colecciones, artistas, hitos históricos de la dinámica artística del país y sus referentes con el arte universal. Como he dicho, son expresiones aisladas, tímidas y de cobertura limitada, que no obedecen a un plan coordinado desde las instancias decisorias del gobierno sobre cultura y museos. Tampoco se atienden las afectadas infraestructuras de estas instituciones públicas. Las galerías de arte tratan de mantenerse con distanciadas exposiciones virtuales de alcance limitado. Estimo que para museos y galerías el término “subsistencia” es amplio y generoso, simplemente ahora son instituciones que física y nominalmente están o son allí. Lo cual es muy grave, porque si en las circunstancias “normales” de ayer, la población poco asistía a museos y galerías, y tampoco había programas sistemáticos de captación y estímulo para ello, en estos momentos de cierre, encierro y estatismo, es peor.
MPS: ¿Qué artistas venezolanos te han impactado en los últimos tiempos?, ¿cuál ha sido el más difícil de analizar?
GMA: Los artistas que me han impresionado más en los últimos años son aquellos que se han atrevido a ofrecer propuestas irreverentes centradas en críticas mordaces e irónicas a los modos de atención y desatención a las problemáticas sociales y culturales que ofrece el gobierno. Ya los límites entre lo público y lo privado; lo moral y lo inmoral, lo artístico en sí y sus vínculos con otros pensamientos, así como el libertario modo de “hacer” arte, parecen imponer otra gramática que impulsa a repensar otros discursos, otros lenguajes. En este sentido ubico los nombres de algunos artistas locales y extranjeros que “reinterpretan” artísticamente los anuncios y denuncias que ofrecen las problemáticas del mundo político, religioso, ecológico, económico, etc.
La libre fusión de ideas y formas que ayer marchaban diferenciadas y en paralelo, hoy se hibridan en un extraño y novedoso juego que algunas personas comparten y aceptan, y otras rechazan y satanizan. Ofrecer nombre de artistas ahora me luce apresurado puesto que la categoría de “arte de hoy” es un fenómeno que, como dice Ortega y Gasset, está “en cuanto que haciéndose”.
MPS: ¿Qué llena tu alma cuando ves una obra de arte bien concebida?
GMA: Esta pregunta de respuesta personalísima pretende resumir mi vivencia al ver lo que para mí es una buena obra de arte. Me impacta al inicio y me posesiona a medida que me voy adentrando en su lectura perceptiva e interpretativa. La primera mirada me impacta sensorialmente, la segunda estimula mis referentes teórico-interpretativos y una tercera mirada me permite una conexión y contextualización con mis ideas, experiencias y vivencias.
Es decir, una integración de lo visto, lo sabido y lo vivido. Eso de una “obra bien concebida” es una expresión cuestionable, porque no hay, en arte contemporáneo, modos preconcebidos de algo bien hecho; porque la factura de una obra no garantiza su valía formal o perceptiva, como tampoco lo garantiza el abordaje de una temática de interés o actualidad. Cada obra de arte invita a su propia lectura desde su misma configuración matérico-perceptiva.
MPS: ¿Cuál ha sido el mayor milagro en tu vida?
GMA: El mayor milagro en vida quizás ha sido la posibilidad que Dios me ha dado para canalizar mis sentimientos y preferencias por uno de los saberes más universales como lo es el arte. Esta relación mía con el arte la asumo como una suerte de religión vivencial que ha favorecido mi aproximación al misterio de la creación y a la inabarcable experiencia con el arte y por el arte. Mi quehacer pedagógico, investigativo y crítico siempre ha sido una suerte de fusión vinculada con el arte y sus modos.
Fuente: https://azulfortaleza.blogspot.com/2020/09/gabino-matos-anez-las-nuevas-realidades.html?m=1