¡La deliciosa experiencia que puede ser ir a un mercado, aun cuando se vaya con poco dinero, pero con objetivos claros de lo que vas a comprar y el gusto de poderlo seleccionar, se acabó! Por lo menos hoy se acabó
María Cristina Capriles
Hoy fuimos a Quinta Crespo. ¡Por Dios, más nunca un sábado a fin de mañana!
Quería comer conejo. Preparar un Lapin à la Moutarde. Conejo a la Mostaza. ¡Mi carnicero de siempre cerca de mi casa que ya no lo vende, me había recomendado buscarlo en la parte del fondo en Quinta Crespo, donde están los animales vivos y un matadero me dijo! Ya no se consiguen conejos me informaron hoy. Aves y pollitos vivos, si los vi, en cantidad.
-No señora, ya hace mucho tiempo que ninguno de nosotros vende conejos… No hay.
Luego busco el pescado… un sálvese quien pueda… para que te atiendan es solo a lo pájaro bravo, al que grita más duro, o se empina más, o tiene la suerte de estar al lado de alguien a quien le van a entregar lo suyo y tu mirada logra cruzarse con la del vendedor y lo atrapas…
-Dos parguitos por favor… esos dos… los agarra, los pesa y te da un papelito… vaya a cancelar y me trae el papel…. Cola por supuesto, pero al fin logras pagar y hasta aceptan tarjetas de crédito… Regresas con tu papel que dice que ya pagaste… entonces es que va a comenzar a limpiar el pescado. No puedes ver ni hablar con el pescadero, las neveras son muy altas y él está muy atrás… se demora mucho… al fin entrega el pescado … a otra persona y logras preguntarle por el tuyo… es que hay mucha venta y tengo otros por delante, pero espere… con paciencia espero… al fin me lo entrega en una bolsita resbalosa con su nudo, en la que más o menos ves el pescado… lo veo como cortado, pero lo acepto tal cual y salgo de ese sitio… lo veré luego cuando llegue a mi casa. Uno es mi parguito y el otro no sé qué pescado es… y se lo había pedido sin escamas y limpio… –si como no me había dicho… además decidió tasajearlo en ruedas semi cortadas y yo no los quería así… los quería enteros para hornear… – ¿Qué se hace?
Compré fresas e higos, maravillosos… toda la fruta la metieron junta en una sola bolsa… llegaron los higos aplastados, algunos cambures igual… un gentío, tropezones…
No había carne de res… las neveras peladas y apagadas… cochino si, todo el que se quisiera, y para comprar huevos y azúcar era afuera, sin puntos de venta… No pude comprar. El mercado es el reino del efectivo. ¡Eso hoy era para extraterrestres!!! Y somos nosotros caraqueños… Qué experiencia… pero pregunté y me recomendaron ir los martes y los miércoles que va menos gente. Aprendí todo eso. ¡Tengo la esperanza de que será diferente la próxima vez! Yo volveré al mercado porque allí se consiguen los mejores productos y hay casi de todo. Resiliencia, paciencia, esperanza… ¡La próxima me irá mejor!