Por Isaías Covarrubias Marquina
Corría el mes de junio del año 2012 y me encontraba en Quito asistiendo como ponente a un Congreso Internacional organizado por la Cancillería del Ecuador y la Escuela del Buen Vivir Ecuatoriano. Muy cerca del hotel donde me alojaba hay una librería y, por supuesto, no resistí la tentación. Entre los libros que compré en esa librería está “Repensar la pobreza” (Taurus, 2011) escrito por los flamantes Premios Nobel de Economía 2019, anunciados el día de hoy: Esther Duflo y Abhijit Banerjee. También le han otorgado el premio a Michael Kremer.
La primera noticia que tuve de “Repensar la pobreza” y de las investigaciones de estos economistas fue leyendo una reseña que hizo Moisés Naím del libro en uno de sus artículos en el diario El País, donde lo alababa profusamente. Cuando he tratado el tema de la pobreza en alguna entrada de mi blog: LA ECONOMÍA SÍ TIENE QUIEN LE ESCRIBA, algunas veces he referenciado este excelente libro, así ocurre por ejemplo en las entradas ESCUELA PARA POBRES [I] y [II]. Duflo y Banerjee son los fundadores y promotores de los proyectos de investigación que se desarrollan en el Poor´s Lab del MIT, un centro de investigación que ha elevado sustancialmente la calidad técnica de los análisis y de la evaluación y aplicación de las políticas que se hacen alrededor del problema de la pobreza en prácticamente cualquier lugar del mundo. Compré un par de libros más: “Las ventajas del deseo” (Ariel 2011) del sicólogo y economista conductual Dan Ariely, una continuación de su popularizado libro “Las trampas del deseo” (Ariel, 2008), y “Un pequeño empujón (Nudge)” (Taurus, 2009) de Richard Thaler y Cass Sunstein, curiosamente Thaler se convertiría también en Premio Nobel de Economía al recibir esta distinción en 2017 por sus investigaciones en economía conductual. Así que esta compra de libros se convirtió con el tiempo en una de las más productivas que he hecho en mi vida. Hablando de pobreza, los libros me costaron 95,80 $, precio que en ese momento pagué sin problemas, pero en la perspectiva de lo que gana actualmente un profesor universitario venezolano activo, golpeado inmisericordemente por las crisis económica y política, significa aproximadamente el equivalente a tener que gastar en esos libros el salario de uno diez meses de trabajo.
A Esther Duflo, la segunda mujer que gana el Premio Nobel de Economía, la mencioné el viernes pasado en una nota donde hablaba de los posibles ganadores de este 2019, haciendo la acotación que seguramente el Banco de Suecia este año utilizaría criterios donde se inclinaría por premiar a alguna economista mujer y algún economista no estadounidense. En el caso de Duflo se cumplen ambos criterios, es mujer y es francesa y Abhijit Banerjee es indio (Kremer sí es estadounidense). De manera que mi predicción se cumplió cabalmente.
Lo que quiero mostrar con esta nota es mi contento porque hayan premiado con el Nobel de Economía a una mujer, porque sé de lo excelentes y dedicadas economistas que pueden ser y del caudal de conocimientos que pueden aportar a la profesión y a la solución de los problemas económicos. De las primeras palabras que ha dicho Duflo una vez conocida la distinción es que: “Espero inspirar a muchas mujeres para que continúen trabajando”.
Vaya pues, en la medida que el Premio Nobel de Economía a Esther Duflo también las representa, un reconocimiento, en primer lugar, a la memoria de una de las economistas más inteligentes y brillantes que he conocido y que tristemente nos abandonó muy temprano hace algunos años, mi amiga y colega Soemí Urdaneta. También a mis amigas, profesoras, condiscípulas, alumnas, tesistas y colegas de las universidades venezolanas y extranjeras que me han apoyado, me han enseñado, he enseñado, tutorado, arbitrado, con las que he trabajado y compartido, en especial a Ligia García, Saskia Portillo, a mi amiga la brillante economista colombiana Claudia Rodríguez, a la economista mexicana Alenka Guzmán y a mis colegas de la UCLA: Carolina Mendoza, Sonia Martínez, Marisela Cuevas, Liuba Malpica. También vaya el reconocimiento para mi brillante ex alumna de la Maestría de Economía de la ULA Yeremi Rojas y para la economista Darcy Marianella Ortiz, que hace un trabajo encomiable por elevar el nivel de debate económico en Venezuela desde su programa de TV. Me disculpan las que en este momento no menciono, pero el reconocimiento es extensivo a todas sin distingos.