Piero Trepiccione
Con el crecimiento de la confrontación política entre los líderes de los dos grandes bloques situacionales del país durante las últimas semanas, más de un observador habrá concluido que “el juego está trancado” en la Venezuela actual y no existe posibilidad alguna de destrabarlo, al menos en el corto plazo. Es una conclusión lógica si miramos el asunto desde una perspectiva global. Son mensajes muy duros y temas contrastantes que dificultan un entendimiento mínimo entre las partes en discusión. No obstante, hay señales profundas que nos están diciendo totalmente lo contrario. Son señales a las que hay que prestar la debida atención para no pecar de superficialidad analítica.
Muchos estudios de opinión realizados desde el segundo semestre del 2015 y en este primer trimestre de 2016, dan cuenta de un proceso paulatino de despolarización que vive la sociedad venezolana. Algo que llama poderosamente la atención si tomamos como referencia 15 o más años del fenómeno contrario. Esta nueva fenomenología que está caracterizando a la coyuntura venezolana puede generar consecuencias directas sobre el liderazgo político y sobre las instituciones en general.
Un país despolarizado puede dar pie a nuevas reconexiones emocionales que pueden surgir en el mismo seno del liderazgo tradicional o en figuras outsiders nacionales o regionales que interpreten cabalmente la situación y lo reflejen en sus discursos. La despolarización avanza ya no tan subterráneamente en el país y busca una nueva esperanza. Esta condición pudiera romper la impresión generalizada del “juego trancado” y abrir perspectivas de negociación y diálogo político nunca antes vistos o siquiera imaginados en la Venezuela de la polarización profunda. Ni que decir del entorno económico complejo que le pone un ingrediente fundamental a la coyuntura política. Unos indicadores que están impactando sobremanera la cotidianidad de la gente y están repercutiendo en sus percepciones generales pero también, en sus actitudes sociales. La opinión pública venezolana –de seguir actuales tendencias- obligará a destrancar el juego en favor del bienestar colectivo. Seguiremos atentos a las circunstancias…
