Por Bernardo Guinand Ayala
Una de las cosas que más valoro en la vida son las personas que te pone en el camino. Son, sin duda, uno de los mayores motivos para agradecer, para sentir que vivir vale la pena, para querer y sentirse querido, para demostrar cuan parecidos y a la vez distintos podemos ser unos de otros, lo cual nos hace únicos. Son motivo para recordar e inspiración para escribir.
No es la primera vez que escribo de Carlos Eduardo Paradisi, cosa que me hace reflexionar cuan profundas e interesantes eran nuestras conversas en aquellas tardes en que él terminaba de ver pacientes en el Centro de Salud Santa Inés UCAB y luego se acercaba a mi oficina para conversar, contarme de los pacientes del día, de los estudios y avances de sus hijos y cuanto tema se nos ocurriera. Nos agarraba la noche hablando de la vida o de los libros que estábamos leyendo en ese momento.
Médico de los jesuitas, Paradisi hacía honor a ese vínculo siendo un tipo controvertido, inteligente y en constante búsqueda del bien común. En sus últimos años de vida, combinaba su ajetreada agenda como médico y director con una maestría en filosofía que cursaba en la USB. La búsqueda de la felicidad se convirtió en uno de sus temas más recurrentes, espina que me dejó clavada profundamente como tema de interés y estudio.
Una de esas tardes me abordó un tema clave para encontrar la felicidad en la vida, a través de la disposición a lo que nos ocurre. El Doc me recordaba que los seres humanos solemos enfocarnos en destacar las cosas malas cuando nos suceden, lo que solemos llamar ¡Una verdadera desgracia! Esto pasa muy particularmente con temas de salud. Mi prima tiene cáncer, se me lujó otra vez el hombro, unos amigos tienen coronavirus, fulano se lesionó ¡Que desgracia! Incluso, a veces tenemos un pequeñísimo dolor que nos incomoda como cierta tensión en los hombros, tortícolis o una cortada minúscula en un dedo y sentimos que no podemos rendir en nuestras actividades diarias ¡Que desgracia!
Paradisi entonces me recordaba qué poco resaltábamos lo casi a diario que todos vivimos en estado de gracia. – ¿Sabes todo lo que tiene que funcionar perfectamente bien en tu complejísimo organismo para que no tengas ningún dolor, molestia o incluso enfermedad? me recordaba Paradisi. – ¿Te das cuenta Bernardo de lo perfecto que es el cuerpo humano? ¿No es acaso eso vivir en completo estado de gracia? Por supuesto, Paradisi además de ser científico destacado, eran también un fiel creyente que no podía dejar por fuera la presencia de Dios.
Luego de unos 7 años corriendo largas distancias, maratones, sumando miles de kilómetros por años, mi cuerpo colapsó hacia finales de 2020. Una advertencia en 2017 indicaba que mi columna, con antecedentes hereditarios de lado y lado, estaba algo torcida. Y trabajamos en eso. En 2018, otro diagnóstico llegó a postular que debí haber sufrido un traumatismo de adolescente que no recuerdo – o quizás aquel accidente de 1995 -. Igual establecí mi mejor tiempo en maratón. A finales de 2020, luego de mis últimos 42k, una resonancia mostró un desplazamiento de las vértebras lumbares llamada espondilolistesis. Aun así, comenzando fortalecimiento para postergar una posible cirugía, este cuerpo es tan noble que fue capaz de subir a lo más alto de la Sierra Nevada de Mérida y en menos de un mes volver a la montaña para correr sobre 4.200 metros en el Ultra de Mifafí La Culata. Evidentemente, ahora habrá que parar un poco.
¿Es una desgracia lo que me está pasando? O más bien ha sido una verdadera bendición, que con la espalda comprometida, en los últimos 7 años haya podido hacer 9 maratones, corrido más de 15.000 kilómetros, subir las montañas más altas de Venezuela, viajar por el mundo, hacer nuevos amigos, sumar a mi familia a correr y escalar conmigo, organizar una extraordinaria carrera que vincula el deporte con mi fundación y para ñapa, sentarme a contar estas anécdotas.
Si bien hoy me siento desalentado y emocionalmente afectado pues tengo muchas metas que aun quisiera lograr, no puedo obviar que he vivido un largo período de gracia. Ahora foco en lo que toca, escuchar ese GPS interno que en español dice: ¡Recalculando! Y mientras tanto, mirar al cielo y agradecer a Paradisi por su reflexión y a Dios por haberlo puesto en mi camino.
Fuente: https://bernardoguinand.blogspot.com/2021/03/estado-de-gracia.html?m=1