Por Alfredo Infante s.j. | Boletín Signos de los Tiempos
¿Es viable Venezuela como país en el siglo XXI? Desde nuestras convicciones y deseos, la respuesta a esta pregunta es un sí rotundo y ese es nuestro desafío. Pero, como dice el refrán popular, “deseos no preñan”.
Ser país es algo que damos por hecho, no cuestionamos y, por tanto, no nos lo planteamos con la crudeza que hoy se requiere. Es importante considerar que la existencia de un país no está dada per se, sino que depende en gran parte de la responsabilidad de los actores políticos y sociales, capaces de trascender intereses particulares y abocarse a este loable fin.
Basta hacer un recorrido por la historia geográfica mundial, para ver cómo los países se configuran y desaparecen en el tiempo, porque su existencia -o no- depende de la consistencia de sus actores, de su capacidad de dialogar, negociar y acordar para crear instituciones que custodien la dignidad humana, el bien común y la convivencia fraterna.
¿Qué pasa con algunos componentes básicos para nuestra existencia como país?
Territorio. Hoy se encuentra fracturado, fragmentado y entregado. Después de 21 años de revolución bolivariana, con su discurso de la soberanía nacional, los venezolanos nos encontramos ajenos a nuestro territorio. Los ejemplos sobran. Las zonas fronterizas están bajo el dominio de grupos guerrilleros y mafias organizadas, en ausencia del Estado o, peor aún, en convivencia con la fuerza pública y actores estatales. La faja petrolífera del Orinoco ha sido entregada a otras naciones y sus corporaciones. El proyecto del Arco Minero está destruyendo el ecosistema de las principales fuentes de aguas y está en manos de corporaciones multinacionales y mafias irregulares que se enriquecen con el oro, el coltán, la madera y otros metales. Hoy, la depredación producida por la búsqueda de minerales se extiende a todo el país.
Moneda. El proceso hiperinflacionario se ha tragado el bolívar. En las zonas fronterizas, hoy las transacciones se hacen con el peso colombiano o el real brasileño, mientras en el resto del país el dólar es de uso común. Incluso, ya en muchos lugares se vive del trueque.
Población. En un reciente estudio publicado por la UCAB, titulado “Horizontes de la migración venezolana: retos para su inserción laboral en América Latina”¹, hay dos datos alarmantes sobre este tema: el primero es que en el último quinquenio, por la vía de la migración, natalidad y mortalidad, Venezuela ha perdido 4 millones de habitantes; el segundo es que se perdió la ventana de oportunidad del bono demográfico y se aceleró el proceso de envejecimiento.
Todos estos elementos son indicadores que nos deben sacudir para despertar de este alelamiento y pensar seriamente en nuestra viabilidad como país, porque “deseos no preñan” y, en esta crisis, “necesitamos parteros, no sepultureros”.
Fuente: https://mailchi.mp/7870b1551f9f/signos-de-los-tiempos-n-45-31-de-enero-al-06-de-febrero-de-2020
Referencias: