En opinión del autor de “La Voz de la Diáspora”, la emigración no es una pérdida sino una ganancia; es un fenómeno enriquecedor de circulación de capital humano
Mauro Bafile
El café de la librería “La Central”, en una de las calles adyacentes a la concurrida Plaza El Callao, ha sido escogido por el filósofo y sociólogo Tomás Páez como lugar para nuestro encuentro. Es un sitio agradable; el ambiente, acogedor. Afuera, el bullicio del vaivén agitado de los días madrileños; adentro, la paz y el sosiego que transmiten los libros. Algunas mesitas están ocupadas por jóvenes enfrascados en sus lecturas; otras, por parejas de turistas. Apenas se oye el susurrar de las conversaciones, el chocar de los platos contra las tacitas de café.
Tomás Páez es el autor de “La Voz de la Diáspora”, una investigación inquietante que pone al desnudo la realidad de la emigración venezolana. El fenómeno, hasta hace algunos años extraño a nuestro País, se ha vuelto hoy una de sus características. Preocupa a las naciones con las que compartimos fronteras. Pero, no solo a esas. También a las de nuestro hemisferio y a las del Viejo Continente. Las primeras porque deben acoger a los centenares de venezolanos que a diario cruzan los pasos fronterizos; las otras porque temen que pueda crear desequilibrios económicos, laborales y sociales en un continente que todavía tiene muchos problemas que superar. A Europa porque ya tiene bastantes dolores de cabeza con las migraciones irregulares provenientes de los países africanos.
– Nuestra tesis, punto de partida de la investigación – nos aclara inmediatamente Páez -, es que en Venezuela no existe “fuga de cerebros”. El proceso que vive el país hay que entenderlo desde las nuevas perspectivas migratorias. Bien sea la europea, la cual nos habla del co-desarrollo, la base conceptual del Foro Mundial de Emigraciones de la Unión Europea; bien sea la norteamericana. Se han hecho trabajos sobre el Silicon Valley, las emigraciones chinas y las de la india. Es la circulación del capital humano.
Rompiendo moldes
Es una visión conceptual novedosa del fenómeno que rompe moldes. Y está reflejada en cada página de la investigación llevada a cabo con rigor científico. Para el docente, la emigración no representa una pérdida. Todo lo contrario, es una ganancia. Pareciera una contradicción; pero, para Páez no lo es. Quién deja el País, en su opinión, “sigue queriendo participar en sus procesos”. No necesariamente implica un regreso a la tierra en la cual nació. Lo hace desde el lugar que escogió como segunda Patria. Y lo hace, ahora, habiendo adquirido nuevas habilidades y competencias. La migración es un proceso desgarrador y, al mismo tiempo, enriquecedor. Los ciudadanos conocen otras lenguas, nuevas costumbres; amplían sus relaciones sociales y adquieren nuevas habilidades; tienen acceso a nuevas tecnologías y aprenden nuevos procesos; enriquecen sus bagajes culturales y desarrollan nuevas formas de interacción social, empresarial e institucional.
Tomás Páez, doctor en Filosofía y sociólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela, es docente, investigador, conferencista internacional y asesor empresarial.
El gobierno del presidente Maduro pareciera negar la existencia de un flujo importante de venezolanos hacia el exterior. Decimos, que busca en otras tierras un futuro que el País pareciera no poder ofrecer. Usted publicó “La voz de la Diáspora Venezolana”. Sus resultados desmienten las tesis del gobierno. ¿Cómo nació la idea de esta investigación? ¿Con cuáles recursos contó para llevarla a cabo y cómo se logró recabar tanta información que en la Venezuela de nuestros días pareciera imposible de obtener?
— Este estudio nace en un lugar emblemático: La Gaeta – nos cuenta controlando con dificultad su entusiasmo -. La Gaeta es una empresa que construyó una familia de inmigrantes italianos en Venezuela. Tuvo 4 hijos. Esos hijos se fueron de Venezuela por las circunstancias que vive el País desde hace algunos años. Uno de ellos estaba en la industria petrolera. Fue despedido junto con otros 20mil gerentes y técnicos de Pdvsa. Esa familia emigró nuevamente. Lo hizo a España y aquí fundó La Gaeta. Nosotros fuimos a la inauguración.
¿Qué tipo de empresa era?
– Pizzeria – precisa -. La Gaeta en Caracas era una pizzería. Funcionaba en Las Delicias de Sabana Grande, al lado del Hotel Savoy. Ahora toda la familia está aquí, en España. Es la vuelta que da la diáspora en el mundo. En la década de los ’50, esa familia de italianos emigró a Venezuela. Hoy todos viven en España. Y siguen con su negocio. La Gaeta nació originalmente en Venezuela y les permitió sacar adelante 4 hijos. Todos ellos profesionales. Entonces, como te decía, la idea nace en La Gaeta. Teníamos una línea de investigación en la Universidad Central de Venezuela: poblaciones, inmigraciones. Desde la Universidad comenzamos a planificar el estudio. Para ello construimos un equipo global. Es decir, con gente en Francia, en Suecia, en Estados Unidos y otros países. En fin, el equipo técnico, de profesionales, para decirlo de alguna manera.
Una investigación 3.0
¿Pero, cómo realizar una investigación sin recursos? Páez nos subraya que esta es una investigación 3.0. Es decir, se nutre de internet: Facebook, WhatsApp, twitter, LinkedIn. A través de las redes sociales construye el entramado de contactos que permite obtener información de los venezolanos en el exterior.
– El estudio se llevó a cabo en dos planos – continúa -. En primer lugar, nos preguntamos dónde están geográficamente los venezolanos y cuántos son. Encontrar una respuesta implica involucrar a los Institutos de Estadística de muchos países. Algunas informaciones importantes – precisa – se encontraron en los institutos de Estados Unidos, otras en los de España, de Italia, Portugal, Alemania, etc. Nos dimos cuenta de que se necesitaban investigadores en cada uno de estos países. Se trataba de hacer consultas, cotejar datos. Además, de aclarar dudas sobre la doble nacionalidad. ¿Cómo incluirlos?
Nos dice que la primera parte del estudio implica un costo muy grande. De hecho, tienes necesariamente que cotejar fuentes de información en idiomas que desconoces. Por ejemplos, las estadísticas de China, Corea, Japón, Suecia, Noruega. Esto obliga a recurrir a gente que entiende esos idiomas y que te dan las herramientas para levantar la información. Fue la primera etapa. La siguiente fue escoger los instrumentos para llevar a cabo la investigación y decidir qué estrategia estadística seguir. Explica que cuando no conoces a un universo y ese universo tiene más de 100mil ejemplares, es imposible hacer una muestra. Había que cubrir ese hueco. Lo hizo empleando una estrategia metodológica a la que se conoce con el nombre de “Efecto Bola de Nieve”.
¿Puede explicarlo?
– Cuando no se conoce el universo – afirma, profesor en cátedra -, se distribuye un cuestionario entre las amistades. Estas, hacen lo mismo con las suyas. Y así sucesivamente. De esta manera, vas obteniendo datos, informaciones. Yo sé que en España viven muchos venezolanos. También, que los hay en Estados Unidos. No obstante, no se cuántos viven en Miami, cuántos en el Estado de Florida o de Texas. Puedo saber que hay tantos, pero no puedo saber exactamente dónde. Cuando descubro en qué región, no sé en cuáles ciudades específicas. Todo eso tiene efecto sobre la muestra. No puedo construir muestras al estilo estadístico convencional porque desconozco el universo. Tengo que actuar de otra manera. Por eso, comenzamos a distribuir los cuestionarios. Llegamos al número mínimo indispensable que exige esta metodología: una muestra de 450. Sin embargo, no nos conformamos con eso. Decidimos continuar. La respuesta la obtuvimos de venezolanos en 34, 35 países. Nos sorprendió mucho saber que los había en Etiopía, en Nigeria… Eso fue gracias a la red. Era inimaginable previamente. Nuestra imaginación no daba para tanto. Sospechábamos que había muchos venezolanos en Francia, en España, Italia, Estados Unidos. Pero, ¿Etiopía o Nigeria? No, nunca. Son países poco convencionales
Obtenida toda la información, el investigador comenzó a tabular los resultados. En paralelo, sin embargo, trabajó entrevistas en profundidad, historias de vida y fragmentos de vida. Los primeros resultados de la investigación permitieron conocer dónde están los venezolanos, cómo se sienten en el país de acogida, cuán integrados están en el nuevo tejido social. También, por qué salieron de Venezuela. Del cuestionario también fue posible extrapolar otras informaciones. Por ejemplo, si han contraído familia y tienes hijos nacidos en el país de acogida.
– El cuestionario – continúa – tenía preguntas cerradas y preguntas abiertas. A través de estas últimas obtuvimos informaciones muy valiosas. Comenzamos a tabular los cuestionarios. Ese ciclo se cerró al llegar a 900. Nos pareció un número más que suficiente. Cotejamos los resultados de los 900 con los 450 primeros. No había diferencias. O, mejor dicho, las que había eran insignificantes. Las respuestas nos daban básicamente el mismo resultado. Eso habla muy bien de la robustez del medio empleado. En la primera muestra, llegamos a 33 países. En la segunda, a 40. Estos son todos detalles que explico en el libro.
Resultados satisfactorios
¿Y los resultados? Tomás Paez, ahora, se muestra satisfecho. Sin embargo, nos confiesa que los momentos de frustración y decepción fueron muchos. Los sinsabores también. Tal vez, en ocasiones, se sintió tentado en abandonar todo. Pero, no lo hizo. Siguió avanzando impulsado por la curiosidad del investigador. Los resultados, al final, le dieron la razón.
– Fue un trabajo duro… un año… tal vez, un poco más – confiesa -. Comenzamos la redacción al tener los primeros resultados. Paralelamente seguíamos levantando la información de las encuestas, de las entrevistas… de las historias de vida. Lo hicimos todo sin contar con recursos económicos. Solo disponíamos de internet y un pequeño aporte de la Ucv. Con este se pudo pagar a una profesional, una alumna mía también hija de inmigrantes. Fue quién transformó en gráficos los resultados de la segunda encuesta.
La publicación de la investigación fue otro reto.
– La ayuda de Ramón Guillermo Aveledo – nos dice – fue fundamental. Nos puso en contacto con una institución norteamericana que dirige Leopoldo Martínez. Esta financió la edición. Luego convencimos la empresa española, “la Catarata”, a arriesgarse a publicar el libro.
En cuanto se estima el potencial de la diáspora…
– Estamos hablando de unos 3 millones 300 mil venezolanos alrededor del mundo – afirma con una seguridad que nos sorprende. Por eso preguntamos:
¿Cómo se llegó a esta cifra?
– Como te dije al principio – aclara -, buscamos en los institutos de estadística de los países, por un lado. Hurgamos en las asociaciones de venezolanos, por el otro. Trabajando con especialistas de institutos…
Es decir, es una cifra de acuerdo a las estadísticas oficiales de los países en los que emigraron los venezolanos
– Por un lado – admite, para luego precisar:
– También tenemos otro dato duro. Por ejemplos, el resultado del proceso electoral que se convocó el 16 de julio.
– Hablamos de venezolanos en la legalidad. Sin embargo, sabemos que esos no son todos. En Estados Unidos, pero también en otras naciones, hay una comunidad venezolana que vive en la clandestinidad o en la frontera entre lo legal y lo ilegal … ¿Cómo llegar a ellos?
– Es que… – sonríe – me la pusiste para batearla de jonrón… En el caso del Buró de Estadísticas de Estados Unidos, por ejemplo, existen cálculos de los porcentajes de irregulares por nacionalidad y por Estado. Se conoce el nivel de irregulares venezolanos en el área de Miami. El término ilegal – precisa – no se utiliza. Se calcula alrededor del 8, 10 por ciento. En Nueva York, ese porcentaje es diferente. Es menor. Las autoridades norteamericanas tienen esas informaciones.
¿Y en los casos de venezolanos con doble nacionalidad? Por ejemplo, hay ciudadanos venezolanos con pasaporte español… ¿cómo llegar a ellos?
– También ellos entran en las estadísticas – asegura -. En España – explica -, necesitas empadronarte. Es un requisito indispensable para casi todo. En ese momento, dices quién eres, dónde naciste y tu nacionalidad. No es lo mismo ser español nacido en España que serlo nacido en Venezuela. El Instituto Nacional de Estadísticas maneja esas informaciones. Y las publica. Lo mismo, te aseguro, se hace en Colombia. En Colombia – continúa -, en diciembre había entre 500 y 600 mil venezolanos. Son cifras oficiales; datos del Gobierno colombiano. Son informaciones ciertas. ¿Un margen de error? Siempre lo habrá.
¿Tres, cuatro, cinco millones?
Tres millones, cuatro millones y hasta cinco millones. ¿A quién creerle? La falta de cifras oficiales permite especulaciones, exageraciones. Queda la duda.
– Siempre decimos que nuestros datos no son censos – precisa inmediatamente Páez -. Creo que hubo una encuesta, no recuerdo de quien, en la cual se afirmaba que en el último año o dos años se habían ido de Venezuela casi 5 millones de venezolanos. Bueno, dígame usted ¿dónde es que están? Si han salido de Venezuela, en algún otro lado deben estar. Algunos periódicos señalaron que en Cúcuta había 900 mil venezolanos. Sin embargo, hoy el número de ciudadanos venezolanos en Colombia no llega a los 800 mil. ¿Entonces? Ha habido mucha falta de seriedad y mucha aproximación. Pareciera que si dices que ha salido más gente eres más crítico.
¿Cómo está distribuida esta diáspora?
– Esa pregunta tiene dos respuestas – explica -. Antes del 2015, Estados Unidos era el País de preferencia. Seguía España y, en tercer lugar, Colombia. En los últimos años el país se ha empobrecido. Tomar un avión y viajar a Estados Unidos o Europa ya no es tan fácil. Por eso, hoy el principal país de destino es Colombia.
¿Y en Europa?
– El país de mayor demanda sigue siendo España – contesta sin pestañear.
– Seguido por…
Sonríe.
– Como los datos de Italia son siempre tan confusos – nos dice -… No sabes … pero, de acuerdo a las informaciones que manejamos, Italia ocupa el segundo lugar y Portugal el tercero. Mucho tiene que ver el idioma…
Ir y venir. Las migraciones, quiéranlo o no, son el tema del momento. Debates, polémicas, disputas. Son el tema de discusión en los círculos intelectuales. Y lo son más aún en los núcleos familiares destruidos, disgregados, desarraigados. En este contexto, el estudio de Tomás Páez podría servir de ejemplo para analizar el movimiento de seres humanos en todo el mundo. Podría ayudar a entender la emigración como fenómeno enriquecedor de las naciones y no considerarlo, como hacen los movimientos xenófobos y racistas, una manifestación social peligrosa y destructiva que va combatida. La investigación di Tomás Páez podría ser el punto de partida para construir políticas inclusivas que permitan aprovechar los aspectos positivos de los intercambios humanos.
Fuente: https://voce.com.ve/2018/07/17/336044/tomas-paez-en-venezuela-no-existe-fuga-de-cerebros/