Por Jesús María Aguirre s.j.
A diferencia de las tres raíces, basadas en la mitificación de Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora, para venezolanizar el socialismo, el pensamiento venezolano y latinoamericano se nutrió de tres textos fundamentales: “Los conceptos fundamentales del materialismo histórico” de Marta Harnecker (1969, 1ra edición, “El socialismo del siglo XXI” del primer Heinz Dieterich (2003) https://www.rebelion.org/docs/121968.pdf y “Veinte tesis de política” de Enrique Dussell https://enriquedussel.com/txt/Textos_Libros/56.20_Tesis_de_politica.pdf
Tanto Harnecker como Dussell, a diferencia de Dieterich quien cambió de posición al ver el desastre del proceso bolivariano, se mantuvieron fieles al chavismo, y fueron reconocidos con sendos Premios Libertador al Pensamiento Crítico por el CELARG. Marta fue la primera mujer en recibir el premio en el año 2014 por su ensayo: “Un mundo a construir (nuevos caminos)”, pero desde mucho antes contó con la devoción de Chávez, a quien aconsejó en coyunturas críticas: “Para Marta Harnecker, la entrevistadora más aguda, humana, diversa, honesta y profunda que he conocido. Con todo mi amor revolucionario… Hugo Chávez F. Miraflores, 23 julio 2002”.
Su obra más famosa “Los conceptos fundamentales…” prologado por el marxista francés Louis Althusser, entonces de moda por su estudio estructuralista “Leer a Marx”, rebasó las 25 ediciones ya para el año 1974. En esa misma década fue la obra más consultada y leída en la biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, y los folletos producidos para los cuadros medios en tiempo del gobierno popular de Allende en Chile, fueron reeditados por el gobierno chavista. Marta Harnecker se mantiene en una ortodoxia marxista, mediada por Althusser. https://www.opuslibros.org/Index_libros/Recensiones_1/harnecker.htm
Para entender la ideologización de este gobierno y la matriz de su pensamiento basta con leer sus manuales y ensayos. En la práctica si sus pronósticos no se cumplen hoy en Venezuela, dirían sus prosélitos, la culpa no es de su pensamiento y por consiguiente “peor para la realidad”. Por sus frutos los conocerán. Paz a sus restos.