Por: Antonio Pérez Esclarín
Tarde de sábado lluviosa y muy fría en Madrid. Tiempo ideal para quedarse en la casa viendo televisión, con un buen café caliente. Pero el deber patrio nos empuja a agarrar los paraguas, enfrentar el frío y marchar a la emblemática plaza madrileña El Sol, donde Guaidó que viene de una exitosa gira por Europa, va a reunirse con la comunidad venezolana a las seis de la tarde. A pesar de que fue recibido por las principales personalidades europeas, como el presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro británico Boris Johnson y Ángela Merkel de Alemania, ha sorprendido la negativa de Pedro Sánchez de reunirse con él, algo incomprensible si se tiene en cuenta que hace un año, fue Pedro Sánchez la primera autoridad europea en reconocer a Guaidó como presidente encargado de Venezuela. Sánchez delegó el recibimiento a Guaidó en su ministra de exteriores Arancha González quien, si bien le expresó “pleno respaldo del Gobierno español a su figura” no lo recibió en el ministerio de exteriores sino en la Casa de América.
En Madrid se especula abiertamente que este cambio del Gobierno es la primera consecuencia de la alianza con Pablo Iglesias, tradicionalmente cercano al chavismo y al madurismo, para quien Guaidó es sencillamente “un líder importante de la oposición venezolana”. La conducta del Gobierno ha logrado unificar a la oposición española que ha recibido con todos los honores a Guaidó hasta el punto de otorgarle las máximas distinciones previstas para mandatarios extranjeros: la llave de oro de la ciudad y la Medalla Internacional y, queriendo capitalizar la visión negativa que el pueblo español tiene de Maduro, han criticado con fuerza a Sánchez. También se han evidenciado las fisuras dentro del PSOE, pues mientras el expresidente Rodríguez Zapatero ha respaldado a Sánchez, el también expresidente y figura emblemática del partido Felipe González ha llegado a afirmar que Guaidó es el único que detenta legítimamente el poder en Venezuela.
Pero las especulaciones y comidillas de estos días en Madrid que han ocupado amplios espacios en los noticieros y primeras planas de los periódicos más importantes tienen que ver con la presencia de Delcy Rodríguez en el aeropuerto de Barajas, a pesar de que tiene prohibición de tocar territorio de la comunidad europea por sus políticas represivas. Se filtró que, en la madrugada, se reunió con el ministro José Luis Ábalos, que en muy pocas horas ha dado al menos tres versiones diferentes sobre los motivos y característica del encuentro, Ante la indignación de la oposición que ha llegado a pedir su dimisión, el ministro Ábalos, con un tono fanfarrón, ha repetido que él “llegó a la política para quedarse y que no lo echa nadie”. Veremos cómo termina este culebrón.
Desde temprano en la tarde, la plaza El Sol se fue llenando de venezolanos con banderas y pancartas. La mayoría clamaban por el fin de la dictadura y el regreso de la democracia. No vi pancartas ofensivas ni insultos. El grito de “Libertad” fue el coreado con más fuerza.
A pesar del frío, Guaidó apareció sin abrigo y fue recibido con gritos y aplausos. Insistió en que no estamos solos, que el mundo nos respalda y que en nuestra unión y movilización está la fuerza para lograr la libertad. Pidió perdón por los errores cometidos y afirmó que pronto nos reencontraremos en Venezuela.
“Estamos de pie y no van a poder con los venezolanos”, gritó y todos coreamos sus palabras. En la noche fría de Madrid renacía la esperanza.
Fuente: @pesclarin www.antonioperezesclarin.com