En 1984, el Papa Juan Pablo II prohibió a D’Escoto Brockmann oficiar misa y el Papa Francisco dejó sin efecto esta prohibición en septiembre de 2014
Jaime Septién
Los años ochenta del siglo pasado fueron difíciles, complicados, sangrientos para Centroamérica. Algunos sacerdotes como Miguel D’Escoto Brockmann o tomaron el camino de la guerrilla o tomaron la vía de la teología de la liberación, para aliarse contra los regímenes dictatoriales y luchar al lado de lo que consideraban la causa del pueblo.
El jueves pasado y luego de una larga enfermedad, en Managua, la capital de Nicaragua, moría a los 84 años de edad el padre D’Escoto, quien fuera secretario de Relaciones Exteriores del primer mandato sandinista, al lado del actual presidente de Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra.
La cercanía de D’Escoto con la familia presidencial nicaragüense era tal que la información de su fallecimiento fue dada a conocer por la vicepresidenta designada por el Consejo Supremo Electoral, Rosario Murillo (esposa y sucesora en la presidencia de la República de Daniel Ortega) en un mensaje divulgado la tarde del jueves 8 de junio en los medios oficialistas.
D’Escoto Brockmann, nació en 1933, en Los Ángeles, California, porque su padre era un importante diplomático de Anastasio Somoza García, quien incluso fue su padrino.
En los años setenta, después de haber sido ordenado sacerdote de la orden de Maryknoll, D’Escoto Brockmann, abrazó la teología de la liberación, movimiento latinoamericano que entró en contradicciones doctrinales con Roma.
Ya para 1977 ingresó en secreto a formar parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), cuando ese partido era una guerrilla que había sido fundada por Carlos Fonseca y posteriormente, como miembro del Grupo de los 12, expresó públicamente su simpatía por el FSLN.
D’Escoto Brockmann fue de los pocos intelectuales sandinistas que permaneció leal a Daniel Ortega. Cuando Ortega volvió al poder nombró al sacerdote representante de Nicaragua en las Naciones Unidas. El ex canciller fue luego presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas en 2008.
En 1984, el Papa Juan Pablo II prohibió a D’Escoto Brockmann oficiar misa. La prohibición también fue extensiva para los sacerdotes Ernesto Cardenal (trapense), Fernando Cardenal (jesuita) y Edgard Parrales (diocesano), todos ellos tenían un cargo oficial en el gobierno sandinista de los ochenta y simpatizaban con la Teología de la Liberación. El Papa Francisco dejó sin efecto esta prohibición en septiembre de 2014.
La revocación de la suspensión “a divinis” y su regreso a la congregación de Maryknoll le llegó al padre D’Escoto tras de 30 años sin llevar a cabo ninguna actividad pastoral, D’Escoto había escrito una carta a Francisco pidiéndole “poder volver a celebrar la Santa Eucaristía antes de morir”. El Papa respondió afirmativamente.
Sobre la suspensión alguna vez dijo: “Lloré no por mí, sino por lo pequeña que se iba a ver mi Iglesia, a la que yo tanto amo y le he dedicado mi vida. Pero nunca tuve rencor ante la sanción. Dios me dio la gracia para cargar esto sin ningún remordimiento ni rencor, y con mucho amor a mi Iglesia. Seguir los caminos de Jesús es arriesgarse, porque Jesús fue el más gran antiimperialista de la historia, y fue crucificado por ser antiimperialista”.
Fuente: Con información de La Prensa (Nicaragua) y El País (España)