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Elecciones en Venezuela: ¿votar o no votar?

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En el maratón electoral de 2025 se elegirán más de 3.300 cargos, a saber: 277 diputados a la Asamblea Nacional, 23 gobernadores, 270 legisladores regionales, 335 alcaldes y 2.471 concejales municipales. El cuestionado resultado de las Presidenciales del 28 de julio anunciado por el CNE y ratificado por el TSJ revive las consignas abstencionistas que plantean que “en Venezuela se vota, pero no se elige”, que “dictadura no cae con votos”, que “participar en las próximas elecciones es convalidar la farsa electoral del régimen”. Quienes llaman a la abstención argumentan que no pueden participar con sus partidos intervenidos y sus candidatos inhabilitados, presos o en el exilio.

A diferencia, quienes llaman a participar afirman que las elecciones de 2025 ofrecen una extraordinaria oportunidad para recuperar los contrapesos institucionales que le pongan freno a la deriva autoritaria del gobierno. Sostienen que -debido al férreo control político, económico, social, militar y territorial que ha logrado el régimen-, no hay vía rápida para restaurar la democracia venezolana. Por lo tanto, plantean la necesidad de reimpulsar un sostenido proceso de acumulación de fuerzas a través de la recuperación de los espacios de resistencia y lucha institucional. Restaurar la democracia venezolana será posible cuando el país descontento y políticamente organizado, acumule suficientes fuerzas para lograr la reinstitucionalización de los poderes públicos y obligar al gobierno a sentarse a negociar.

Estaba cantado que el oficialismo convocaría de manera atropellada las elecciones parlamentarias y regionales para dejar fuera de juego a un sector de la oposición que se enfocó en reclamar los resultados desglosados de las Presidenciales del 28-J, pero no se preparó con tiempo para participar con candidaturas únicas y unitarias en unos nuevos comicios que, tomando en cuenta el enorme rechazo a los candidatos oficialistas, los puede ganar por paliza y demostrar una vez más con quien está la soberanía nacional ejercida a través del voto.

A continuación, analizaremos los argumentos que exponen tanto los abstencionistas como los participacionistas para que usted se forme sus propias conclusiones y tome su decisión de abstenerse o votar en las elecciones convocadas para 2025.

Argumentos a favor de participar

Los participacionistas argumentan que sin contrapesos institucionales para poner límites al control del gobierno sobre los demás poderes públicos se deteriora aún más la democracia. Quienes detentan el Poder Ejecutivo van controlando y subordinando los demás poderes públicos hasta imponer una hegemonía institucional que es utilizada para intervenir partidos políticos, inhabilitar candidatos opositores, utilizar los recursos públicos en sus campañas, y desplegar el aparato represivo del Estado para perseguir, amedrentar y anular a sus adversarios.

Subrayan que la falta de contrapesos institucionales fue una de las razones por las cuales en las Presidenciales del 28-J el país descontento no pudo cobrar su victoria. Explican que la oposición no solo compitió contra el ventajismo del candidato oficialista, también compitió contra un CNE parcializado y un TSJ funcional al gobierno, debido justamente a la abstención que entregó al oficialismo el control del Poder Legislativo. Y recuerdan que la Asamblea Nacional es el foro que designa a los rectores del CNE y a los magistrados del TSJ, de cuya autonomía e imparcialidad depende la convocatoria a elecciones competitivas, limpias y transparentes.

Los participacionistas reclaman la necesidad de ser más coherentes en la estrategia electoral. No se puede participar en las presidenciales para luego llamar a la abstención en las parlamentarias, regionales y municipales, desmantelando la maquinaria electoral que fue creada y desmovilizando a los electores, para luego regresar a participar en las siguientes elecciones, sin capacidad organizativa para competir en desventajosas condiciones. Argumentan que, al desandar la ruta electoral, el terreno perdido no se recupera en la próxima elección; y que para acumular fuerzas de manera creciente y sostenida hay que participar en todos y cada uno de los procesos electorales que se convoquen.

Argumentos a favor de la abstención

Los abstencionistas argumentan que elegir diputados, gobernadores y alcaldes no resuelve el problema de fondo; es decir, la ilegitimidad del gobierno central. Afirman que, hasta que no se cobre la victoria electoral en las Presidenciales del 28-J, no tiene sentido participar en ninguna otra elección porque esto equivale a normalizar una situación irregular. Desde su perspectiva, el conflicto político solo se resuelve con la toma del gobierno central y por eso restan importancia a cualquier otra elección.

Para evaluar la viabilidad y conveniencia de participar en las elecciones de 2025, los abstencionistas se plantean las siguientes preguntas:

¿Cómo ejercer los derechos políticos de elegir y ser elegido si los partidos están intervenidos y sus candidatos naturales están inhabilitados, presos o en el exilio?

¿Tendrían por quién votar? ¿Con cuáles otras tarjetas se puede participar? ¿Qué tipo de acuerdos y alianzas se pueden construir?

¿Qué margen de maniobra queda para evitar que la abstención y división de la oposición conviertan en mayoría la precaria minoría oficialista?

¿Cómo se puede hacer campaña electoral sin acceso a medios de comunicación?

¿Cómo recuperar la confianza en el voto cuando el candidato que solicitó al TSJ mostrar las actas para comprobar el resultado de las presidenciales del 28-J terminó detenido y la abogada que sustentó el recurso de revisión fue multada y hasta le prohibieron ejercer su profesión?

¿Quiénes en esas condiciones se arriesgarán a ser testigos para ir a defender los votos?

¿Cómo vencer la apatía electoral y recuperar la confianza en el voto para estimular una masiva participación en todas y cada una de las elecciones convocadas para el 2025?

¿Cómo capitalizar electoralmente el rechazo al gobierno para lograr una correlación de fuerzas favorable en el parlamento, gobernaciones y alcaldías que sirva de contrapeso institucional para frenar la espiral autoritaria del gobierno e impedir que siga arrollando y pasando la aplanadora?

¿El árbitro hará valer la soberanía nacional ejercida a través del voto?

Los mejores estrategas se preparan para los peores escenarios

Ciertamente, las condiciones electorales son cada vez más desventajosas, pero no anulan la inigualable ventaja que otorgan las favorables condiciones políticas derivadas del enorme rechazo a los candidatos oficialistas. Por eso al gobierno le conviene mantener un CNE espanta votos que lleve a la desmovilizadora conclusión de que “en Venezuela se vota, pero no se elige”. Para capitalizar electoralmente el rechazo a los candidatos oficialistas, el país descontento con el gobierno y la oposición está llamado a participar con candidaturas únicas y unitarias, y evitar la abstención que convierte en mayoría a la minoría oficialista

 

@victoralvarezr

 

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