Hildamar Toro Álvarez
Dos aspirantes a la Casa Blanca intentan captar la atención de este americano atípico. Un candidato habla de apertura, el otro, de recuperación económica. Más de 315 millones de ciudadanos, entre ellos, anglosajones, nepalís, chinos, rusos, latinos, e indios; se suman para decidir. Estos últimos, son los nuevos ciudadanos norteamericanos.
Un reciente viaje de trabajo nos trae hasta este pedazo de la América: Nueva York. Nos sorprende su apertura y su seguridad, a pesar del atentado pasado ya, hace 11 años. La gran manzana, como aún le llaman, sigue cautivando.
Y es que casi 10 días de trabajo me sirvieron para reflexionar sobre la vasta soledad que acompaña a las grandes metrópolis, capitales del mundo como lo son Nueva York, desde donde esto escribo; Tokio, o la misma Caracas. Fragmentos de vida caminando apresuradamente por el subterráneo que narran con sus cuerpos, historias de cuatro continentes: Europa, América del centro y del sur; África y Asia: la nueva procedencia de los muchos inmigrantes con los que cuenta ahora esta ciudad.
Sus pasos, “ a lo bisi bisi” (busy-busy), como acá le dicen por el caminar rápido y focalizado, dan pie a numerosas especulaciones que pudiésemos hacer, sobre la solidaridad y el gozo, en contraposición a la del beneficio y del bienestar. Un collage diría, de diferentes mundos culturales que a lo largo del día se van develando en el corre-corre de esta impresionante ciudad.
Es frecuente ver al musulmán del norte de África, quien aún no puede sacudirse el modo afrancesado por años de colonización; contrastando con lo pragmático de la cultura del anglosajón, alineado a esquemas normativos. Sin duda, maneras distintas de “ver” y de “percibir al mundo” .
América, es también la disyuntiva para muchos en su búsqueda del trabajo como anclaje para obtener la ciudadanía; salvadoreños, costarricenses, mexicanos, y más reciente, venezolanos. Un nuevo colonialismo –pensamos- que nos refresca que los hombres, en algunas instancias y de acuerdo a los intereses, también tienden a reagruparse.
Si hay algo que pudiéramos señalar de esta visita a Nueva York, es la expresión comunicativa de esos hombres y mujeres; nos referimos a las relaciones de estos “nuevos neoyorkeros”; lo que nos habla de ciudadanía, de diversidad cultural, de la violencia, del neocolonialismo, de los miedos, y del lenguaje…
Sí, una visión intercultural que hace pequeño y muy complejo a nuestro mundo; cuando lo queremos leer desde nuestras propias valoraciones. ¿Lo interpretará así, el mundo político?