La fotógrafa trujillana (Valera, 1990), residenciada en el estado Yaracuy, participó en el visionado que Incubadora Visual realizó en el Centro de Arte Los Galpones con una serie que combina feminidad, fantasía y, sobre todo, una mirada cargada de metáforas
Juan Antonio González
Las fotografías de Lorenis Tavares son poderosas y, a la vez, delicadas, sutiles. En sus puestas en escena, la autora de estas imágenes se permite fantasear, poetizar, cuestionar y, muy especialmente, reflexionar sobre lo femenino.
La mirada de Tavares, quien es licenciada en Mercadotecnia y Publicidad con un diplomado en Estudios Superiores de Fotografía en el Cieca, oscila entre la ensoñación y la reafirmación de una identidad femenina y feminista. Sus fotografías hablan (a veces gritan) de libertad, de pureza, de autodeterminación, de fecundidad, de inocencia y hasta de cierta desconfianza ante un entorno/sociedad siempre amenazante.
La fotografía que encabeza esta muestra del trabajo de Lorenis Tavares (Valera, 1990) pertenece a una serie todavía en desarrollo: El viaje de la doncella. En ella, una modelo vestida con un traje rojo de extensión interminable descansa entre los peldaños una escalera que cuelga, también interminable, en medio de un bosque.
Esta propuesta requiere para ser completada de una producción que involucra a diseñadores, estilistas y expertos en escenografía. Y es también la manera cómo Tavares traslada a la fotografía la pasión que siente por el cine, arte en el que ya debutó con el cortometraje White sun, premiado en el Festival de Cine de la Mujer “María Lionza” 2015.
Otra de las obras de Tavares, titulada Alma refractada, formó parte del visionado que el colectivo Incubadora Visual realizó recientemente en el Centro de Arte Los Galpones, en Caracas. Acerca de esta serie se explica en el catálogo digital de la muestra que, partiendo de las teorías filosóficas de Platón sobre el concepto de luz, según las cuales ésta es la representación más pura de la verdad, todos poseemos una luz interna que con los años se va fragmentando en múltiples aristas, conforme perdemos la esencia con la que nacemos.
Así que pase y descubra, amigo lector, a las doncellas vulnerables, emancipadas, de alma y corazón expuestos y en plena metamorfosis –de la que sólo es testigo la naturaleza– que pueblan la imaginación y, por supuesto, las fotografías de Lorenis Tavares.
Fuente: http://www.eluniversal.com/noticias/cultura/viaje-doncella_625121