Por Ary Waldir Ramos
Entrevista en L’Osservatore Romano al prefecto de la Congregación para el Clero, el cardenal Stella, prefecto del dicasterio que se ocupa estos casos.
El Vaticano ha revelado que mantiene directrices, pero que no son secretas, como insinuaron medios de comunicación norteamericanos la semana pasada, para los sacerdotes que engendran hijos a pesar de sus promesas de celibato. Lo confirmó el diario de la Santa Sede, L’Osservatore Romano, en la edición del 28 de febrero 2019.
Existe una “praxis” desde hace diez años, a la atención de papa Benedicto XVI, sobre “los casos de sacerdotes menores de 40 años con descendencia”, argumentó el cardenal Beniamino Stella, prefecto de la Congregación para el clero, el dicasterio que se ocupa de estos casos desde la Santa Sede.
La cuestión fue tratada por el anterior prefecto, el cardenal Cláudio Hummes, hace una década, en la que se proponía a los sacerdotes de obtener “la dispensa sin esperar a que cumplieran los cuarenta años, como lo preveían las normas de esa época”.
“Tal decisión tenía, y tiene, el objetivo principal de salvaguardar el bien de la descendencia (los hijos del sacerdote que rompe el celibato), el derecho de los niños de tener a su lado a un padre y a una madre”.
“Incluso el papa Francisco, que ya se había expresado en este sentido como cardenal arzobispo de Buenos Aires durante un diálogo con el rabino Abraham Skorka publicado en el libro El cielo y la tierra, donde fue categórico: la atención prioritaria del sacerdote debe ser con respecto a la descendencia”, aseguró el cardenal italiano entrevistado por Andrea Tornielli, director editorial de los medios del vaticano.
El New York Times había informado sobre la existencia de pautas ‘secretas’ del Vaticano para tratar con los presbíteros que engendran hijos.
El psicoterapeuta irlandés, Vincent Doyle, cuyo padre era un sacerdote católico, dijo al periódico norteamericano que en 2017 pudo ver el documento cuando viajaba a Roma en busca de justicia para los hijos de sacerdotes a través de la asociación, Coping Internacional”.
Doyle informó a The New York Times que el sitio web de su asociación ya tenía 50.000 usuarios, supuestos hijos de sacerdotes, en 175 países.
El portavoz de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, dijo que el principio fundamental de las directrices internas era la “protección de los menores”. Y agregó, durante una rueda de prensa la semana pasada, que las reglas son claras, el sacerdote debe abandonar el ministerio y “asumir sus responsabilidades como padre al dedicarse exclusivamente al niño”.
Ahora, en la edición del jueves, el periódico del Papa, responde a este tema “tabú” por mucho tiempo, especialmente dirigiendo la atención sobre los niños que han crecido sin un padre reconocido.
¿Cómo procede el Vaticano cuando hay un caso?
“La presencia de los hijos en los expedientes relacionados con las dispensaciones sacerdotales fue tratada, de hecho, como una causa prácticamente automática para una rápida presentación del caso al Santo Padre con el fin de otorgar la dispensación en sí”, reconoce el cardenal.
Por lo tanto, “tratamos de hacer todo lo posible para que la dispensa de las obligaciones del estado clerical se pueda obtener en el menor tiempo posible”, no más allá de dos meses, de modo que “el sacerdote pueda ponerse a disposición de la madre del pequeño para cuidar de la descendencia”.
“Una situación – continuó- de este tipo se considera “irreversible” y requiere que el sacerdote abandone el estado clerical, incluso si se considera apto para el ministerio. Un cálculo aproximado de las solicitudes de dispensa revela que alrededor del 80 por ciento de éstas implican la presencia de descendientes, aunque a menudo se conciba después del abandono del propio ministerio”.
Curas con hijos que no quieren reconocerlos
Los obispos o superiores religiosos también pueden denunciar los casos y pedir la dispensa del sacerdote al Vaticano cuando el cura no quiera responder sus obligaciones, especialmente cuando la relación con la madre ha cesado.
En tales casos, comentó el prefecto de la Congregación para el clero, “desafortunadamente, hay obispos y superiores que piensan que, después de haber arreglado económicamente a la descendencia, o después de haber transferido al sacerdote, el clérigo puede continuar ejerciendo el ministerio”.
“Las incertidumbres, apuntó, en este asunto, por lo tanto, surgen de la resistencia de los sacerdotes a pedir la dispensación”, debido a no tener un nexo emocional con la mujer y, a veces, el deseo de algunos ordinarios de ofrecer al sacerdote arrepentido “una nueva oportunidad” ministerial.
“Cuando, de acuerdo con la evaluación del obispo o del superior responsable, la situación requiera que el sacerdote sea responsable de las obligaciones derivadas de la paternidad, pero no quiera solicitar la dispensa, el caso se presenta a la Congregación” para el despido del sacerdote del “estado clerical”.
Por supuesto, asegura el purpurado, “un niño siempre es un regalo de Dios” no importa como haya sido engendrado.
“La pérdida del estado clerical se da porque la responsabilidad parental crea una serie de obligaciones permanentes que no prevén el ejercicio del ministerio sacerdotal en la legislación de la Iglesia latina”.
Raras excepciones
El cardenal admite que hay raras excepciones. Por ejemplo, existe el caso de un infante, el hijo de un sacerdote, que en “ciertas situaciones se convierte en parte de una familia ya consolidada, en la que otro padre asume el papel de padre para con él”.
O también, cuando se trata de sacerdotes que durante varios años han ayudado a los niños y que hoy se saben ya están “maduros”, de 20 a 30 años”.
“Sacerdotes que tuvieron problemas afectivos dolorosos en su juventud y que luego proporcionaron a sus hijos apoyo económico, moral y espiritual, y hoy ejercen su ministerio con celo y compromiso, habiendo superado las debilidades afectivas anteriores”, sostuvo el cardenal Stella.
En estas situaciones, “el dicasterio no obliga a los obispos a invitar a los sacerdotes a pedir la dispensa. En estos raros casos, el dicasterio aconseja “un discernimiento más flexible dentro de una práctica y pautas estrictas para la Congregación”.
Cardenal Stella sostiene que el hecho de que algunos sacerdotes “hayan vivido relaciones” y “traído niños al mundo” no incide sobre el tema del celibato sacerdotal, que, indicó “es un regalo precioso para la Iglesia latina”.
Así, lo sustentó, citando la posición de los últimos pontífices, “desde San Pablo VI hasta al papa Francisco”. “Lo importante es que el sacerdote que se encuentra frente a esta realidad sea capaz de entender cuál es su responsabilidad frente a su hijo”.
Fuente: Aleteia