El pasado viernes 07 de Marzo, los jefes de estados latinoamericanos celebraron la “XX Cumbre del Grupo de Río5”, la cual tuvo lugar en la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana.
En dicha reunión se dirimió de manera diplomática el conflicto entre los países hermanos de Ecuador, Colombia y Venezuela. Conflicto que se agudizó a partir del primero de Marzo, cuando el ejército regular colombiano violó el espacio aéreo y territorial de Ecuador en una operación militar unilateral que tuvo como saldo una masacre donde perdieron la vida 24 personas, de las cuales 16 fueron reconocidos por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejercito del Pueblo (FARC-EP) como miembros activos de sus filas, el resto son civiles. Esta operación militar unilateral, según voceros del gobierno colombiano, se inscribió en el marco de la lucha contra el terrorismo.
El acuerdo diplomático del Grupo de Río:
Señala que “rechazamos esta violación a la integridad territorial de Ecuador, y reafirmamos el principio de que el territorio de un Estado es inviolable y no puede ser objeto de ocupación militar ni de otra medida de fuerza tomada por otro Estado, directa o indirectamente, cualquiera fuere el motivo, aún de manera temporal”.
Reafirma “los principios consagrados por el derecho internacional, de respeto a la soberanía, de abstención de la amenaza o el uso de la fuerza y de no ingerencia en asuntos internos de otros Estados”.
Se compromete de manera firme a “combatir las amenazas a la seguridad de todos sus Estados, provenientes de grupos irregulares o de organizaciones criminales, en particular aquellas vinculadas a actividades de narcotráfico”.
Llama a las partes involucradas a “mantener abiertos canales respetuosos de comunicación y a buscar fórmulas de distensión”
Nuestra posición:
Ante este nuevo escenario regional que pareciera configurarse a partir de los acuerdos en el seno del Grupo de Río, el Servicio Jesuita a Refugiados, como organización que “Acompaña, Sirve y Defiende” a personas en situación de refugio y desplazamiento en la región declaramos que:
- Consideramos que los acuerdos del Grupo de Río asientan un precedente positivo en la resolución de conflictos entre países vecinos de nuestra región, al tiempo que regulan la convivencia entre nuestros pueblos, enmarcándola responsablemente en el derecho internacional.
- Sabemos que los acuerdos diplomáticos, cuando se trata de resolución de conflictos, ameritan un proceso que implica tiempo y voluntad política por parte de los implicados, por lo que valoramos la exhortación que el Grupo de Río hace a los países involucrados a “mantener abiertos canales respetuosos de comunicación y a buscar fórmulas de distensión”.
- Enfatizamos que aunque la distensión diplomática era necesaria, aún no se ha llegado al fondo del problema, por lo que nos parece urgente y necesario que los estados latinoamericanos asuman un papel más activo en la resolución del conflicto armado colombiano, que desangra al pueblo colombiano desde hace 60 años y que hoy se ha regionalizado. No estamos ante crisis diplomática, estamos ante una crisis humanitaria, una de las más largas y prolongadas del mundo actual.
- Reiteramos, como en nuestro posicionamiento anterior, que estamos convencidos que la palabra de las victimas ha de ser uno de los vehículos indispensables para que haya paz con justicia. Mientras las negociaciones se den solo entre los actores de poder y se siga excluyendo el derecho de las victimas a la verdad, justicia y reparación la paz no será posible.