Por José Guerra
El salario nominal es la cantidad de bolívares que un trabajador recibe como compensación por el tiempo de trabajo. El salario real hace referencia al poder de compra de esos bolívares. Esta distinción es fundamental. La caída del salario real en Venezuela es monumental, como resultado del proceso hiperinflacionario que azota al país. La única forma en que el salario real pueda aumentar en el largo plazo, es mediante el aumento de la productividad; sin embargo en el corto plazo, la dinámica es diferente y depende mucho de la capacidad de negociación de los trabajadores organizados.
La fijación del salario obedece a un proceso socio político, que tiene que ver con la capacidad de los trabajadores y los empleadores para acordar sobre las remuneraciones. En Venezuela, actualmente el principal patrono es el Estado y la crueldad con sus trabajadores no tiene precedentes. El instrumento clásico con el cual el trabajador se defiende es la contratación colectiva, mediante la cual se alcanzan reivindicaciones tanto salariales como aquellas que tienen que ver con las condiciones de trabajo. Este régimen ha desconocido totalmente este mecanismo y ha ignorado a los sindicatos como representación genuina de los trabajadores. Quien primero lo hizo fue Chávez, una vez que perdió las elecciones de la CTV con su candidato Aristóbulo Istúriz, se propuso crear su central de trabajadores, con un conjunto de burócratas sindicaleros, desprestigiados y corrompidos. Al punto que, quienes hoy dirigen lo que queda de esa central, se han eternizado en esos cargos.
En un país como Venezuela, con una hiperinflación desatada y sin un mecanismo de indexación salarial, es claro que el poder adquisitivo de los salarios, es decir, el salario real, ha disminuido sensiblemente condenando por lo menos a cinco millones de personas a pasar hambre. Estamos hablando de quienes devengan uno o dos salarios mínimos, entre lo que se incluyen buena parte de los empleados de la Administración Pública central y los jubilados y pensionados. Golpeados los sindicatos, el poder de negociación de los trabajadores ha mermado significativamente.
Por esa y otras razones, es que hemos levantado el tema del mundo del trabajo, para que el país no olvide a quienes trabajan y no pueden comer ni vivir decentemente. Hemos planteado la necesidad de un mecanismo de protección al trabajador, que puede ser la dolarización de sus salarios según el valor pagado en bolívares de una canasta de bienes y servicios expresada en dólares, para que la hiperinflación no lo condene a la penuria. También puede ser mediante la indexación del salario según el aumento de los precios. Lo que no podemos hacer es cruzarnos de brazos. Debemos luchar por el cambio del régimen. Entre tanto, aquí está una propuesta para la lucha de los trabajadores.