Por Francisco J Contreras M
Para el mes de Abril 2018 escribimos una nota editorial que nos parece pertinente refrescar en este momento. En nuestro medio domina la presunción de que ser radical inmuniza frente a la naturaleza radical dominante en Venezuela: el populismo.
La nota escrita en abril 2018
La retórica situacional exclusivamente política, radical e inmediatista es atractiva en el país, pero al carecer de un relato o narrativa económica alternativa al populismo tiene una alta probabilidad, en caso de arribar al poder, de que en poco tiempo la gente añore el pasado.
Son las fragilidades que revela el gobierno del presidente Macri. Importante para Venezuela que junto con Argentina son los países de más larga en la historia populista del mundo, con la ventaja en Argentina de que ese populismo se fragmentó y no ha podido recrear una institucionalidad para perpetuarse en el poder, en tanto que en Venezuela la natural trayectoria autoritaria populista está en vías de consolidarse institucionalmente.
Es importante determinar las fuerzas de la coalición dominante para el logro de una alianza entre los factores democráticos capaz de lograr de esa coalición una transición hacia la democracia. Pero, una táctica sin sentido prospectivo carece de sentido y a la larga fortalece al populismo.
El nudo gordiano sobre el cual el populismo recrea su anti-fragilidad se estructura a partir de la emisión irresponsable de dinero para financiar el mal gasto público deficitario y de la asfixia regulatoria (poder discrecional-incentivos perversos-asimetrías de información) para la extracción de rentas en favor de la coalición dominante y sus aliados. Toda la edificación populista se derrumba por si sola y sería imposible de reconstruir si la economía se dolariza plenamente, es la debilidad de la gobernanza del presidente Macri, sigue alimentando la irresponsabilidad monetaria. El populismo es un proyecto de una difusividad tal que abarca no solo a la élite gobernante y sus aliados, es que se explaya a lo largo de todo el tejido social como cultura abarcando hasta quienes reniegan del sistema y sin saberlo están contagiados con ese mal.