Jesús María Aguirre
Según Francisco, “la corrupción es la hierba mala de nuestros tiempos. Infecta la política, la economía, la sociedad. Amenaza hasta a la iglesia. Es el cáncer moral que ha envuelto Argentina”. Dados los paralelismos entre Argentina y Venezuela no estaría mal revisar las denuncias, reflexiones y alertas que lanzó el Papa Francisco, cuando aún era solamente Arzobispo de Buenos Aires, y hoy recogidas en el libro “Corrupción y pecado”.
En nuestro medio venezolano la polémica sobre la corrupción desatada durante plena campaña electoral nos está llevando a la perversión que Jesús denunciara en los Evangelios, es decir, a ver “la paja en el ojo ajeno, cuando tenemos una viga en el nuestro”.
Cada contendiente es incapaz de mirarse a sí mismo, de autocriticarse, y como “ciego que guía a otro ciego”, nos estamos hundiendo en un pantanal de putrefacción, hasta el punto de que ya entramos en el rango de la decena de países más corruptos del mundo.
En este libro recientemente publicado “Corrupción y pecado” se recoge el pensamiento del Arzobispo de Buenos Aires sobre la corrupción, que sigue teniendo plena vigencia en el contexto latinoamericano y particularmente venezolano.
“El corrupto pone cara de no haber hecho nada, se merecería un doctorado Honoris causa en cosmética social”, sentencia con ironía el argentino Jorge Mario Bergoglio. “No habría corrupción sin corazones corruptos”, señala el pontífice. Un libro que no tiene desperdicio, sumamente actual, en la Iglesia y en la política de hoy.
Haciendo eco de estas reflexiones y las últimas que ha vertido el Papa, no ya como Arzobispo, sino como papa electo, el experto en desarrollo social B. Klisberg, quien se ha dedicado estos últimos años a desentrañar los factores que son el caldo de cultivo de la corrupción en nuestras sociedades, destaca el paralelismo entre las alertas del Papa y los resultados de su informe. Ambas reflexiones y análsis bien merecen la pena nuestra atención en estos días de embaucamiento electorero en que la “cosmética política” se está imponiendo sobre las obligaciones éticas de los actores políticos y económicos.
En Internet El informe Klisberg.