Por más de cincuenta años el Centro Gumilla ha desarrollado en las comunidades y en instituciones de carácter religioso, gubernamentales o privadas, diversas propuestas alternativas de carácter formativo en temas de vital importancia para el desarrollo individual o colectivo. Esto ha sido posible a través de temas vinculados con el cristianismo y su impacto en la sociedad, la formación sociopolítica, la organización comunitaria y la reconstrucción del tejido social, entre otros, ofreciendo al participante diversas herramientas que le permitan afrontar realidades complejas
Wilmer Daniel Ramírez
Desde sus orígenes, para la Fundación Centro Gumilla la formación ha sido uno de los pilares fundamentales como Centro de Acción Social de la Compañía de Jesús en Venezuela; así, junto con la investigación y la publicación ofrecemos al país nuestra oferta formativa. Durante estos 54 años hemos apostado por la educación no formal como la pedagogía por excelencia que nos permite servir y amar a las personas más vulnerables ubicadas en esas zonas donde hemos tenido presencia continua. Impactar en la comunidad, generar confianza, captar a los participantes, formarlos sin importar su nivel académico, ha sido el fruto más importante logrado en estos procesos. Así, hemos visto cómo los hombres y mujeres más humildes –que viven en los campos, pueblos y barrios–, se han empoderado de manera significativa de sus propios procesos transformadores.
Una historia de formación continua
Fernando Giuliani en “Nuestro enfoque formativo”, artículo publicado en la edición Nº 747 de esta revista, asegura que este enfoque ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, pero “[…] nunca abandonó su compromiso con los valores y principios de la educación popular, los cuales siguen siendo la base fundamental de nuestros programas tanto en sus contenidos como en su orientación pedagógica”. Añade Giuliani: “Los principios de la problematización y la concientización, tomados de los planteamientos originarios de Paulo Freire y largamente madurados y enriquecidos por la educación popular latinoamericana, guían los objetivos de nuestro enfoque formativo”.
A través de estos programas formativos se busca fomentar la liberación de la conciencia humana, para desarrollar un pensamiento crítico. Es así como los participantes se hacen cargo de su propia realidad desde lo personal y lo comunitario, a través de valores que fomentan la cultura de la democracia, la justicia social, la responsabilidad y el compromiso por el bien común. Por tal razón, hemos visto como prioritario que todas nuestras propuestas arranquen con la dimensión personal, la cual busca redescubrir la importancia de ser sujetos, individuos y personas como punto de origen de la plenitud humana.
Por otra parte, el P. Pedro Trigo, s.j. en el preámbulo de su artículo “El ser humano: individuo, sujeto, persona” publicado en la edición Nº 829 de la revista, acota lo siguiente:
“Darle sentido a nuestra existencia pasa por comprender que nuestra humanidad está definida por la forma en la que nos relacionamos con nuestros hermanos; reconociendo y aceptando nuestra individualidad, asumiendo con responsabilidad nuestra subjetualidad y, a partir de ello, forjando relaciones horizontales, abiertas y humanizadoras como personas”.
Una vez profundizados estos aspectos, se desarrollan temas fundamentales detectados en la fase diagnóstica o en los temas vinculados al programa a desarrollar y el participante es el principal protagonista de todo el proceso.
Nuestros “programas bandera”
El programa Fortalecimiento de las Organizaciones Comunitarias (FOCO) iniciado en el año 2009, nos permitió descubrir cómo las comunidades se empoderan con las herramientas brindadas en él y logran desarrollar respuestas concretas a situaciones problemáticas que las aquejan. Esto es así, especialmente, en relación a los servicios públicos que deben ser garantizados por el Estado como principal garante del desarrollo armónico de las comunidades.
Con FOCO, tanto en su versión curso básico como diplomado, se han podido desarrollar las dimensiones personal, organizacional, comunitaria y sociopolítica. Las experiencias significativas vividas a lo largo de estos años en cada una de las regiones donde se lleva el programa sin distinción política, económica o religiosa han revelado soluciones a problemáticas comunes. Desde el rescate de los pozos que surten de agua a toda una comunidad en La Villa del Rosario en Perijá, pasando por el acompañamiento en El Tostao, estado Lara, con la creación de un ambulatorio, hasta la fundación de cooperativas o micro emprendimientos en Anzoátegui y Guayana. Y esto es solo una muestra de los diversos frutos obtenidos gracias a los procesos formativos que se han expandido por casi todo el país, lo cual nos ha impulsado a abarcar otros aspectos fundamentales que permitan brindar herramientas necesarias que empoderen a nuestras comunidades del acontecer desde lo local, específicamente en temas de importancia para los jóvenes, los emprendedores y el medio ambiente.
Otros programas también son reconocidos. Es el caso de Reconstrucción del Tejido Social (RTS) y el Programa de Formación Política Ciudadana (PFPC), que han permitido impactar significativamente en comunidades que nos han abierto sus puertas para conocer sus realidades, sanar heridas en conjunto y ver horizontes comunes. Las temáticas calan en la gente que quiere hacer un país vivible y mejor para todos. Y es a través de todas esas miradas que vemos a Venezuela hoy; un país que camina, sufre, cae y se levanta a pesar de las dificultades.
Por varios años, estos procesos formativos apuntaron a la formación de una población mayoritariamente adulta. Sin embargo, se han ido abriendo caminos para que los más jóvenes también se integren. En el contexto de esa apertura, surge el proyecto “Liderazgo para la Transformación”, un programa de alcance nacional dedicado a la población juvenil. El mismo fue impulsado por la Corporación Andina de Fomento (CAF) y desarrollado por el Centro Gumilla. La ejecución del diplomado es obra de profesionales expertos que facilitaron herramientas vinculadas a la formulación de proyectos, elaboración de presupuestos y emprendimientos sociales, entre otros temas, ofreciéndole a los jóvenes una plataforma para discernir y buscar alternativas en medio de sus comunidades.
Tal es el caso del joven Rolando Rojas, quien, en al año 2017, siendo estudiante de Literatura en la Universidad de Oriente (UDO), se interesó por formar parte de esta experiencia formativa. Rolando, una vez egresado del diplomado, en el estado Monagas –su lugar de residencia–, organizó con un grupo de compañeros el proyecto “CREA Venezuela”, iniciativa que busca ofrecer educación de calidad a niños con necesidades educativas especiales. CREA sigue activo en la actualidad. Sin duda, experiencias como la de este joven se repiten por todo el país y continúan consolidando el estilo de la formación y el acompañamiento del Centro Gumilla.
Nuestros jóvenes y Convivencia
Desde el año 2014, la Fundación Centro Gumilla amplió su horizonte formativo, privilegiando su atención hacia la población juvenil en los liceos a través del proyecto “Construcción de Convivencia Democrática en Centros Educativos en Venezuela”.
En alianza con Fe y Alegría se ejecutan dos experiencias contiguas en el tiempo. Así nos referimos a un proyecto que marcará un hito en esta dirección de impactar positivamente a jóvenes escolarizados de centros educativos. Transcurre en parroquias populares de Caracas como Antímano, La Vega y La Rinconada. En una primera temporada –como solemos llamar a esa fase de la ejecución– “Convivencia” se ubica en la parroquia Antímano en Caracas y en la localidad El Tostao del estado Lara. Más adelante es cuando surge “Convivencia Democrática en Centros Educativos”, una continuación que ofrece componentes que permiten abordar las distintas problemáticas que envuelven hoy a los jóvenes venezolanos, procurando el fortalecimiento de las relaciones entre todos los integrantes de la comunidad escolar y la comunidad receptora adyacente a los colegios Andy Aparicio, Alianza, P. Jesús María Loas, Canaima de la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC) y el colegio La Rinconada, en Coche.
Durante seis años este proyecto llenó de vida la dinámica de las escuelas participantes, permitiendo al Centro Gumilla llegar a una nueva población: estudiantes con edades comprendidas entre los 12 y 17 años, lo cual llevó a generar un nuevo proceso en las propuestas formativas que se impartían para el momento, ya que debían responder a las necesidades propias de los jóvenes, sus familias, la escuela y la comunidad.
En el trabajo con jóvenes se abordaron temas claves: proyecto de vida, salud sexual y reproductiva, afectividad, emprendimiento. En cuanto al fortalecimiento familiar, abordamos desde parentalidad positiva hasta diversos aspectos jurídicos que afectan a las familias en condición de vulnerabilidad. Sobre la convivencia escolar nos dedicamos a desarrollar junto a los beneficiarios la disciplina positiva, un enfoque más humano de los vínculos que allí se generan, y otros temas necesarios como acoso escolar, acuerdos de convivencia y derechos humanos. Finalmente, con respecto a la relación escuela-comunidad, abordamos temas de interés común, tales como negociación, diálogo, resolución de conflictos y la formación de Madres Promotoras de Paz.
Desde el inicio, el proyecto “Convivencia” apostó por la propuesta de educación popular (asumida por Fe y alegría) y la perspectiva de los derechos humanos, lo cual ha permitido la generación de procesos de transformación social en los contextos populares beneficiados. Entre los aportes significativos que nos dejó el proyecto “Convivencia” destacamos el diseño y revisión de los manuales de acuerdos de convivencia de los centros educativos con la participación de los estudiantes; la disminución de niveles de violencia; aprendizajes sobre la sexualidad responsable; la creación de los llamados espacios verdes, que impactaron positivamente a los jóvenes, sus familias y también a los docentes (profesores y directivos) y el personal de apoyo (administrativos y obreros).
Al lograr los objetivos previstos y verificar el impacto positivo en los jóvenes, el diseño y la ejecución de una nueva propuesta es posible gracias al apoyo financiero de Entreculturas. El nuevo proyecto se piensa a nivel nacional y con perspectiva de género en diez centros educativos de Fe y Alegría: Unidad Educativa (UE) Cándida María – La Villa del Rosario en Perijá; UE César David Rincón – Maracaibo; UE San Francisco de Asís – Mérida; UE Ana Soto – Lara; UE Hna. Felisa Urrutia – Aragua; UE P. Joaquín López – Miranda; UE Sta. Teresa de Jesús – Anzoátegui; UE P. José Ma. Vélaz – Sucre; UE José Antonio Ormieres – Monagas y ETI Simón Rodríguez – Guayana), ubicados “donde no llega el asfalto”, zonas con altos índices de violencia y vulnerabilidad por situaciones propias de sus entornos que afectan de manera directa a su población estudiantil. Por esa razón, la nueva experiencia formativa se denomina “Educación en Contextos Venezolanos Violentos” (ECVV, por sus siglas). Este nuevo proyecto ha sido desarrollado a partir de un proceso de caracterización, perfilando sus líneas de acción bajo la Teoría de Cambio y generando una propuesta formativa especial dirigida a un grupo de estudiantes que serán agentes multiplicadores en sus instituciones y en las comunidades adyacentes. Todo esto mediante la creación y ejecución de una propuesta formativa fresca y dinámica centrada en cinco temas fundamentales: equidad de género, habilidades para la vida, proyecto de vida, empoderamiento y emprendimiento, que dan vida a la dinámica de enseñanza-aprendizaje entre los jóvenes y sus pares; todo bajo la tutela de los docentes formadores y el docente enlace como garante principal. Otra arista de este proyecto se centra en la importancia de los emprendimientos juveniles, estrategia que lleva a resaltar la creatividad de la población atendida (estudiantes o jóvenes de la comunidad) en su deseo de salir adelante por un mejor país desde lo que hacen.
Gracias a estas experiencias, en el Centro Gumilla seguimos desarrollando estrategias y tendiendo puentes que permitan la inclusión de más jóvenes en nuestros procesos formativos; ellos, sin duda, llenan de esperanza a quienes de una u otra forma seguimos apostando por la formación integral de la juventud venezolana.