Por Griselda Mutual
Con motivo de la Jornada Mundial de las personas con discapacidad el Papa Francisco hace entrega de un mensaje en el que remarca la necesidad de promoción de los derechos de participación, en la lucha contra la discriminación
Es necesario desarrollar anticuerpos contra una cultura que considera algunas vidas de serie A y otras de serie B, porque esto “es un pecado social”. Lo escribe el Papa Francisco en su Mensaje con ocasión de la Jornada Mundial de las personas con discapacidad, que este año tiene como tema “El futuro es accesible”.
El Romano Pontífice reconoce los progresos realizados en el ámbito de la medicina y de la asistencia, pero remarca que aún hoy se constata la presencia de la cultura del descarte: muchas de las personas con discapacidad, dice, “sienten que existen sin pertenecer y sin participar”.
Eliminar todo lo que impide una ciudadanía plena
La situación “exige”, según el Pontífice, “no sólo la protección de los derechos de las personas con discapacidad y de sus familias”, sino también “hacer el mundo más humano”. Esto se realiza “eliminando todo lo que impide tener una ciudadanía plena, los obstáculos de los prejuicios y promoviendo la accesibilidad de los lugares y la calidad de la vida”, teniendo en cuenta todas las dimensiones del ser humano.
Es necesario formar conciencias
Además es necesario “cuidar y acompañar a las personas con discapacidad en todas las condiciones de vida, utilizando las tecnologías actuales pero sin absolutizarlas”. Se trata de un camino “exigente y fatigoso”, que, sin embargo “contribuirá cada vez más a la formación de conciencias capaces de reconocer a cada uno de nosotros como una persona única e irrepetible”.
Los “exiliados escondidos”
El Papa recurre también a la memoria de los numerosos “exiliados escondidos” que viven en nuestros hogares, familias y sociedades: son las personas de todas las edades, en especial las personas mayores que, por su discapacidad, a veces “se sienten como una carga”, y que corren el riesgo de ser descartadas y que se les nieguen perspectivas de empleo para participar en la construcción de su propio futuro.
La dignidad no depende de la funcionalidad de los 5 sentidos
La llamada es a “reconocer en cada persona con discapacidad, también con discapacidades complejas y graves, una singular contribución al bien común a través de su original biografía”. Hay que “reconocer la dignidad de cada persona, sabiendo muy bien que no depende de la funcionalidad de los cinco sentidos”.
Hay que tener valor de dar voz a los discriminados
Se hace necesario, pues “desarrollar anticuerpos contra una cultura que considera algunas vidas de serie A y otras de serie B” porque esto “esto es un pecado social”. Hay que “tener valor”, anima el Papa, de “dar voz a quienes son discriminados por la condición de discapacidad”. Desgraciadamente – constata – en algunas Naciones, “es difícil reconocerlos como personas de igual dignidad, como hermanos y hermanas en la humanidad”.
Superar la discriminación, hay que cambiar mentalidad
El Pontífice asegura que hacer buenas leyes y derribar las barreras físicas es importante, pero no es suficiente, puesto que hay que “superar” esa “cultura generalizada” que impide que las personas con discapacidad “participen activamente en la vida cotidiana”.
Una persona con discapacidad, – asevera – para construirse a sí misma, necesita no sólo existir sino también pertenecer a una comunidad.
La inclusión determina el grado de civilización de una nación
En el final del mensaje el Santo Padre anima a los que trabajan con personas con discapacidades a seguir en el compromiso “que determina el grado de civilización de una nación”, y reza para que cada uno “sienta la mirada paterna de Dios, que afirma su dignidad plena y el valor incondicional de su vida”.