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El país que somos, y el que queremos ser

enero

Por Juan Salvador Pérez*

A finales del año pasado, en alguna reunión con el P. Rafael Garrido s.j., provincial de los jesuitas en Venezuela, al hablar de la situación nacional soltó esta frase lapidaria, pero que al mismo tiempo nos hizo reflexionar: “Venezuela se convirtió en el país que somos hoy”.

Y es que cierta e inexorablemente es así; las cosas son como son, no como quisiéramos que fueran. Entender y asumir esto es lo primero que debemos hacer. Parafraseando a Ortega y Gasset: Venezuela es Venezuela y sus circunstancias.

Somos este país, así como estamos hoy.

Surge entonces la pregunta: ¿Es este el país que queremos ser? Si la respuesta es sí, pues a quienes no estamos de acuerdo, nos tocará ser la voz que clama en el desierto (Jn 1,23). Pero si la respuesta es no –como esperamos– entonces nos corresponde proponer, incidir, organizarnos, y actuar para que el país cambie. Es cierto, las cosas son como son, pero también es cierto que las cosas pueden ser diferentes, si nos dedicamos a ello.

Nosotros estamos convencidos de que en Venezuela cambiar no solo es posible, sino que es necesario. Pero no cambiar por cambiar, sino en atención y con la mira puesta en convertirnos en un país de ciudadanos comprometidos, una sociedad de mujeres y hombres con responsabilidad y conciencia de solidaridad, una verdadera república democrática de instituciones sólidas, un país de oportunidades ciertas que permitan el desarrollo y la vida digna de todos.

En el 2021, desde la revista SIC quisimos enfocarnos en eso. Nuestra línea editorial se centró en proponer con audaz esperanza una visión de largo aliento y compromiso con el país, de reconocernos todos como sujetos y hermanos, de atender y ocuparnos de aquellos que menos tienen y más necesitan, en promover la idea y el concepto del bien común como un alcanzable.

Comenzamos ahora el 2022

Nuestro propósito es y sigue siendo el mismo –desde 1938– de servir como medio de incidencia nacional, como revista de orientación católica, palestra de discusión de temas actuales, compendio de criterios en cuestiones debatidas, síntesis de principios morales para la acción social y privada. Una hoja viva, palpitante de realismo y actualidad, como reclama la trascendencia de la hora crucial que vivimos, de la que ha de surgir ineludiblemente –buena o mala– una nueva Venezuela.

Es este nuestro empeño, nuestro deseo y nuestra esperanza, para que la nueva Venezuela que construyamos sea una de oportunidades.

A ello, todo nuestro esfuerzo.

Dios lo permita.

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