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El legado de Luís Espinal, S.J

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Antonio Menacho, jesuita español, amigo y compañero de formación y trabajo, nos habla, en el aniversario del asesinato de Luís Espinal, S.J., de su legado a los jesuitas, a Bolivia y a toda la América Latina

Antonio Menacho, S.J.

Todavía no se ha escrito una verdadera biografía sobre Luís Espinal. Ha habido muchas publicaciones centrándose en diversos puntos de su personalidad, de su trabajo y su compromiso como crítico de cine, como profesor de periodismo y de ética de la comunicación y, sobre todo, su libertad de espíritu sabiéndose perseguido y con su vida puesto a precio… Mucho es el material para una biografía plena y confiable, pero todavía no ha aparecido el autor interesado y disponible.

Solo podemos ahora fijarnos en los rasgos más destacables de su rica personalidad. Sirve para mantener y alentar el recuerdo de un cristiano y jesuita cuya memoria sigue muy viva en el pueblo sencillo de Bolivia, que ha hecho de su vida, su recuerdo y su tumba un verdadero santuario: “Vox populi, dirían en la primitiva Iglesia, vox Dei”.

Por eso creo que se recuerda a Luís Espinal no solo ni primordialmente por su tortura y su martirio, sino sobre todo porque quiso y supo identificarse con los padecimientos del pueblo, con una lucha incansable por la justicia, por la libertad y por la paz, siempre alejado de todo lo que fuese violencia. Antes que los jesuitas expresasen su misión como el “servicio de la fe y la promoción de la justicia”, Luís Espinal era ya un testigo de esa meta vivida en su vida de cada día.

De Luís Espinal se ha escrito primordialmente sobre los doce años (1968-80) que estuvo en Bolivia. Doce años en que se vivía una situación muy diversa de la actual. Años cercanos al fin del Concilio, Medellín y Puebla con su mensaje de compromiso de la Iglesia con el mundo y el mundo de los pobres, dictaduras militares en Bolivia y varias naciones de Latinoamérica, y años en que surgió con fuerza la teología de la liberación. Circunstancias muy diversas de las actuales, incluso pensado en la primavera eclesial que preconiza la figura y el carisma del papa Francisco.

El profetismo de Lucho Espinal no se puede entender sin ubicarlo en ese contexto. Hay que valorar su libertad profética de expresión en circunstancias en que las libertades en general estaban bloqueadas por los gobiernos dictatoriales.

La personalidad de Lucho Espinal estaba ya muy hecha cuando llegó a Bolivia, y las circunstancias de Bolivia la pusieron a prueba.

Mirando en conjunto su vida, vemos que la mayor parte de ella se dio en la Compañía de Jesús. Nació en Sant Fructuós, muy cerca de Manresa, en una región muy influenciada por los jesuitas. Estudió los últimos cursos de su bachillerato en un internado de aspirantes a ingresar en la Compañía. Un jesuita profesor suyo en esos años, cuando supo la noticia de su muerte, recordaba que en esos años de estudiante lo llamaban “Luís un joven todo corazón”.

Un compañero de sus años de estudiante jesuita escribía: “sus compañeros percibíamos en Espinal una profunda vivencia espiritual, una rica interioridad, su disponibilidad para servir y ayudar a los demás. Era serio, más bien reservado, algo tímido, exigente consigo mismo, pero amable con los demás, alegre, vitalista, ingenioso, con fino sentido del humor”.

Antonio Menacho, S.J.

Su primer destino en la Compañía fue como profesor de humanidades de los más jóvenes compañeros jesuitas. Su sensibilidad estética y humanista ya era entonces manifiesta a sus superiores.

Estudió teología en tiempos en que se ponía en cuestión la teología escolástica, en contraste con las corrientes teológicas que animaron el alma del Concilio Vaticano II. En esos años se fundó, precisamente en la Facultad en que él estudiaba, la revista “Selecciones de Teología”, aún viva hoy día, en la que Luís Espinal tuvo una notable participación en el equipo fundador.

Acabada la teología estudio periodismo y audiovisuales en Bérgamo (Italia). Acabados los estudios comenzó a trabajar entre otras actividades en Televisión Española; pero sus programas, sobre temas candentes de la realidad social, fueron sometidos a una censura que Lucho no quiso aceptar. Renunció a ese trabajo y pidió su destino a Bolivia.

En los doce años que vivió en Bolivia hubo ocho gobiernos militares, con dos breves espacios de unos meses de presidentes civiles. El largo gobierno del general Bánzer (1971-1978) fue forzado a convocar elecciones libres gracias a una masiva huelga de hambre que Luís Espinal apoyó y en la que participó. Su experiencia de 22 días de huelga la expresó en uno de sus más significativos escritos.

En esos vaivenes de la vida de Bolivia se oyó la voz de Espinal en radio “Fides” (de los jesuitas), en los diarios “Presencia” y “Última Hora”, y en el semanario “Aquí” que dirigió dos años hasta su martirio.

Su voz fue la voz de los pobres, que clamaba por la justicia, siempre desde una postura cristiana y una gran libertad de espíritu denunciando las injusticias y las brutalidades que se cometían.

Era consciente del efecto que causaban sus palabras en los dueños del poder y sabía que estaba amenazado de muerte. Su dicho en años jóvenes que “había nacido para ser santo o para ser bandido” fue una profecía que se cumplió en la noche en que después de varias horas de torturas espantosas fue rematado con unos balazos. Su muerte causó una gran conmoción popular. Decenas de miles de personas le acompañaron en la tarde de su entierro. Su tumba es visitada a diario: siempre llena de flores.

Luís Espinal, a parte de sus centenares de artículos y editoriales, publicó varios libros sobre cine, hizo cortometrajes y colaboró en varias películas. Dejó también una serie de oraciones breves con las que cerraba la Emisión diaria en Radio Fides. Se han impreso decenas de ediciones con el título de “Oraciones a quemarropa”. En ellas se muestra la espiritualidad profunda, la sensibilidad exquisita para detectar el dolor, la pobreza y los sufrimientos de la humanidad y su profunda manera de dirigirse a Dios y a Jesús. Es la mejor muestra de que llegó a la meta de “hallar a Dios en todas las cosas” como pone san Ignacio como ideal a sus seguidores.

Fuente:

http://www.cpalsocial.org/el_legado_de_luis_espinal_sj_1646

  • Texto de Antonio Menacho, S.J. para Cpal Social.
  • Collage de dos pinturas de Luís Espinal, izquierda Hans Hoffman, derecha Gastón Ugalde.
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