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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

El horizonte institucional del Gumilla

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La Fundación Centro Gumilla fue fundada en 1968 como un espacio al servicio de la transformación de Venezuela. Dedicado fundamentalmente a contribuir a la realización de la justicia que brota de la fe cristiana, desde el compromiso con el pueblo venezolano, con la visión de convertirse en una plataforma de encuentro plural que contribuya a la construcción de un país alternativo. Una mirada al horizonte institucional de esta obra, en el marco de sus 55 años, es lo que sigue

Pedro Trigo, s.j.*

El Gumilla es un Centro Social de la Compañía de Jesús, que, como su mismo nombre indica, es una institución cristiana signada por el seguimiento de Jesús de Nazaret. Como es un Centro Social se fija especialmente en el cuerpo social comunitarizado en que se expresa esa fraternidad universal que él viene a construir, y lo empezó a construir desde los de abajo y no teniendo él mismo dónde reclinar la cabeza.

Es obvio que la dirección dominante de esta figura histórica no va en esa dirección. Por eso de un modo global tenemos que asentar que el horizonte del Gumilla no se inscribe en el orden establecido. Aunque rescata lo positivo que tiene, no pretende confinarse en sus mejores posibilidades. La razón es que lo juzga, tanto a nivel mundial como venezolano, como un orden en que solo unos pocos son considerados sujetos y los demás tienen que someterse a sus dictados, un orden diseñado para el provecho de los que lo comandan encaminándolo todo a su provecho privado e impidiendo la deliberación de las mayorías, un orden en el que solo cuentan los individuos que buscan su provecho privado y en el que no es tenida en cuenta la respectividad positiva ni las relaciones de entrega de sí gratuita, horizontal y abierta que nos constituyen en personas y que nos humanizan y que construyen el bien común en el que se realiza el verdadero bien de cada uno1. El horizonte del Gumilla proyecta una alternativa superadora. Desglosemos sus elementos más característicos. Estos contenidos medulares son los siguientes:

El pueblo tiene que ser el actor principal

El primero es que para nosotros el pueblo tiene que ser el actor principal.2 Esto implica no solo que tenemos que reconocer su dignidad personal, por lo cual no se le puede explotar ni dejar de lado, no solo que hay que ayudarlo, sino que esa ayuda no puede ser mediante relaciones verticales y unidireccionales, como son las del bienhechor, sino que tiene que darse en relaciones horizontales y mutuas. Pero implica, sobre todo, que tenemos que reconocer al pueblo como un actor social con designios propios. No afirmamos que cada una de las personas viva como sujeto, ya que no pocos viven como meros elementos de conjuntos y otros no se perciben como sujetos, sino que dejan que la vida les viva y viven en el umbral mínimo de la existencia o se dejan llevar por sus pulsiones más elementales; aunque muchos sí tienen una idea precisa de lo que es la vida y de cómo está la situación y viven como Dios manda.

El horizonte institucional del Gumilla
Crédito: Vida Nueva Digital

Lo que afirmamos es que desde nuestro horizonte cristiano ellos son los preferidos de Dios, que no se resigna a su condición de pobreza y echa la suerte con ellos, del tal modo que su Hijo se hizo uno de ellos3 para, desde ellos, salvarnos a todos y se ha quedado en ellos como su sacramento, de manera que lo que hagamos o dejemos de hacer con ellos lo hacemos o dejamos de hacer con él (cf Mt 25,31-46).

Si son su sacramento, tenemos que reconocer su dignidad y ayudarlos a tomar las riendas de su vida y a que modelen humanamente sus ambientes y a que, como mayoría que son, lleven la voz cantante en la sociedad hacia el bien común.

Pero no solo eso, de hecho, muchos se dejan llevar habitualmente por el Espíritu y por eso, no teniendo cómo vivir, viven humanamente, conviven y dan de su pobreza4<. Estos son los sujetos humanos más eximios y se nos pide reconocerlo, enriquecernos con su relación y ayudarlos fraternamente5 a capacitarse y organizarse y a los cristianos, ayudarlos a historizar su cristianismo desde la lectura orante del evangelio6.

Así pues, tenemos que relacionarnos fraternamente con ellos hasta llegar a percibir su empeño agónico por la vida digna7 y humanizarnos con él y a la vez colaborar con ellos para que ese empeño no tenga que ser tan agónico8, para que alcancen más solvencia y estabilidad, sin perder la convivialidad ni contentarse con lo adquirido, sino abriéndose a metas mayores desde ese empeño que, cristianamente, es obediencia al impulso del Espíritu. Tenemos, pues, que ayudarlos a alimentar ese impulso, sobre todo, con la lectura orante comunitaria de los evangelios. Por eso tenemos que actuar como hermanos cristianos, en la comunidad cristiana y también como agentes sociales.

Profesionales solidarios

Lo que hemos dicho hasta ahora del pueblo lo hemos dicho como profesionales solidarios, en nuestro caso, movidos por nuestra sensibilidad y vivencia cristiana, fundada en la recepción latinoamericana del Concilio que llevó a cabo Medellín y Puebla9. Nosotros formamos parte, pues, de un colectivo mucho más amplio: el de los profesionales solidarios que en nuestro país y en Nuestra América han dinamizado la democracia desde su alianza fraterna con el pueblo. Estos profesionales se caracterizan por cualificarse siempre de manera que sean capaces de comprender la realidad lo más analíticamente posible y de discernir tanto sus elementos medulares como su calidad humana y de incidir, en sinergia con otros, hacia su transformación superadora.

Esto pide que organicemos el Gumilla de manera que se dé esta dinámica y que la propongamos y fomentemos entre otros profesionales solidarios. Significa que tenemos que estar alerta para que ni nuestra perspectiva, ni nuestra propuesta, se reduzcan a una ideología sin contenido analítico ni incidencia concreta en la realidad.

El horizonte institucional del Gumilla
Crédito: Fundación Centro Gumilla

Este colectivo de profesionales solidarios, forma parte, pues, de nuestra propuesta. Tenemos, por una parte, que contar con él y, por otra, que estimularlo en su compromiso y ayudarlo en su formación. Todo eso, fraternamente.

Mercado competitivo

El otro elemento es que en la economía tiene sentido el mercado, de tal manera que tenemos que considerarlo como un elemento imprescindible, pero que hay que velar porque se mantenga competitivo y no lo controlen –como sucede en gran medida– las corporaciones globalizadas, ni menos todavía los grandes financistas. Además, para que las ventajas adquiridas no se conviertan en una sima que impida la competitividad, el Estado tiene que velar no solo porque los sueldos sean congruos y no estén completamente a merced del empleador, sino para que haya impuestos proporcionales a las ganancias y al patrimonio, y no principalmente impuestos indirectos, es decir, a los productos, y que con esos impuestos se financien no solo los servicios básicos, sino la capacitación de los de abajo y la seguridad social para la salud y las pensiones. Y que se estimule el emprendimiento y las empresas, de manera que no impongan su ley las grandes corporaciones. Esto tiene que llevarse a cabo de tal manera que la necesaria solidaridad se componga con la no menos necesaria subsidiariedad, es decir con la iniciativa de aquellos a los que les incumbe10. Ahora bien, un emprendimiento no anárquico, sino dentro de los cauces de la justicia y la solidaridad y en el marco de una ley que estimule aquella iniciativa que busque conjuntamente el propio provecho y el de los demás11. Insistimos en que contamos con las corporaciones globalizadas y los grandes financistas, pero también aspiramos a que un Estado verdaderamente democrático les ponga restricciones o, mejor, las encauce constructivamente, cosa que a largo plazo les conviene también a ellas porque por el camino que vamos de polarización creciente, la inmensa mayoría solo va a poder comprar lo indispensable y muchos, ni eso.

Estado social eficiente

Con esto estamos aludiendo a la manera de concebir el Estado, que no puede basarse en el principio liberal del menor Estado posible, pero que debe evitar igualmente el Estado como supra sujeto que se imponga sobre la sociedad. No tiene sentido ningún tipo de estatismo, pero sí un Estado social eficiente que cumpla las funciones que acabamos de mencionar y no explicitamos ahora para no repetir.

Sociedad democrática

Ahora bien, para que exista y se mantenga este Estado tiene que existir una sociedad democrática12. La sociedad es democrática cuando la deliberación es un ingrediente infaltable en todo tipo de relacionamientos. Entendemos por deliberación el modo de sopesar la realidad y las situaciones y de llegar a tomar decisiones y de juzgar las decisiones tomadas, basado en razones que den cuenta lo más analíticamente posible de la realidad y de sus dinamismos. Es decir, cuando se razona y decide, no por influencia, prestigio, o poder, o por la capacidad de sugestionar, ni por intereses corporativos, sino por el interés personal y mancomunado de hacer justicia a la realidad. Entendiendo que esto no se hace de una vez por todas, sino que tiene que constituir un modo constante de estar ante la realidad y de tomar decisiones, que incluye tanteos y ensayo y error, y que tiene que ser más decisivo que la consideración de ventajas o desventajas individuales, o de lo que gusta o disgusta, o de lo que favorece o no a los míos, sean personas o instituciones.

La deliberación se educa, pero está basada, sobre todo, en la honradez con la realidad13 como modo de ser, como lo que humaniza y como lo que convoca humanizadoramente.

Cuerpo social diverso

Para que se dé la deliberación más organizada y estructuralmente se requieren multitud de asociaciones, organizaciones e instituciones que lleguen a configurar un cuerpo social. Ahora bien, ellas deben incluir siempre la deliberación, no pueden configurarse ni funcionar en base a relaciones verticales y unidireccionales. Tampoco pueden ser corporativas, es decir cerradas, buscando absolutamente su propio beneficio y ventaja. Tienen que estar ancladas en la realidad y su objetivo tiene que ser que dé de sí superadoramente en algún aspecto concreto. Pero teniendo en cuenta que ese aspecto esté anclado en la trama de la realidad y no puede desligarse sectariamente de ella. De este modo se componen unas con otras orgánicamente cualificando a la sociedad entera.

Sentido comunitario

Ahora bien, la relacionalidad personal no se expresa solo en asociaciones sino también en comunidades. Así como los cuerpos sociales se forman al poner en común cada quien sus haberes, inhibiendo su suidad, las comunidades se constituyen al pasar de los yos al nosotros, en las que los yos se conservan trascendidos, ya que es primera persona de plural14. Para que esto suceda las relaciones tienen que ser de entrega de sí horizontal, gratuita, libre y abierta. Para nosotros los cristianos es imprescindible participar en comunidades porque, así como las asociaciones son exclusivas de esta vida, las comunidades son escatológicas. Ahora bien, es obvio que no todas las comunidades son escatológicas sino únicamente las que expresan de un modo u otro la fraternidad de las hijas e hijos de Dios, que se da cuando sus miembros se dejan llevar por su Espíritu, aunque no conozcan a Dios ni a Jesús, lo que supone, como hemos insistido, relaciones gratuitas, horizontales y abiertas.

Es crucial que nuestra vida familiar sea comunitaria, entendiendo la comunidad como lo hemos hecho, es decir, mediante relaciones de entrega de sí horizontales, gratuitas, libres y abiertas, que es la única comunitariedad personalizadora. Vivir así en familia no puede darse por supuesto de ningún modo, sino que tiene que ser muy expresamente propuesto y actuado.

El horizonte institucional del Gumilla

Desde esta experiencia, como Centro Gumilla tendríamos que tender a constituirnos en una comunidad de solidaridad15, que no es lo mismo que una comunidad de vida ni una de referencia. La llamamos de solidaridad porque nuestro lazo de unión es el trabajo solidario, entendido no solo como un desempeño profesional, sino, sobre todo, como un empeño vital que nos compromete como personas. Es, pues, un modo de producción en el que lo que proponemos nos lo proponemos en primer lugar a nosotros mismos. Decimos, pues, a otros lo que vivimos, en primer lugar, entre nosotros. Esa tendencia solidificaría mucho nuestro trabajo y además lo cualificaría mucho.

También ha sido un empeño del Gumilla alimentar a comunidades cristianas de base solidarias y hoy también tendría que serlo. Hoy hay muchas menos comunidades y se necesitan más y casi no hay quien las fomente.

Libertad liberada

Ahora bien, todo este edificio está montado sobre seres humanos robustos con libertad liberada16. Tenemos libertad liberada cuando lo que nos hacen, que no va en la dirección humanizadora, nos afecta, pero no nos influye. Nos puede afectar hasta matarnos, pero sin hacernos cambiar el rumbo de nuestra vida. En ese sentido decía Jesús que no temamos al que solo puede matar el cuerpo; que a los que tenemos que temer es a los que pueden conducir a la persona entera a la perdición (Mt 10,28).

Es imprescindible incluir este aspecto porque la división típica de la modernidad entre lo privado y lo público, y la insistencia en que lo decisivo es lo público y que lo privado es cosa de cada quien, como si dijéramos de tiempo libre y dejado a las preferencias particulares, ha provocado que los que asumen con mayor empeño lo público frecuentemente caen en contradicciones e inconsecuencias que lo echan todo a perder, porque al poner la mayor parte de la atención y las energías en el desempeño público, lo privado queda desatendido y al no cultivarlo sistemáticamente la persona se deja llevar por pulsiones elementales o pasiones subalternas que acaban dañando gravemente ese desempeño.

Para nosotros todo tiene que comenzar por desarrollar al máximo las propias facultades y antes que eso por el conocimiento propio y el aprecio de lo que el Creador nos ha dado y por poner orden interno, lo que incluye responsabilizarse no solo de lo que le encomiendan sino, antes que eso, de sí mismo, y sobre todo relacionarse, no solo como miembros de conjuntos, sino en una entrega de sí horizontal, libre, gratuita y abierta. Esta entrega es la que nos personaliza; aunque lo primero no es entregarnos sino recibir la entrega personal de otros, ante todo normalmente de nuestra mamá. En este sentido de que primero recibimos y esta recepción, cuando es personalizada, es la que nos posibilita corresponder entregándonos y hasta tomar la iniciativa de entregarnos nosotros mismos, todos somos hijos y no, de ninguna manera, meros individuos que nacemos de nosotros mismos y vivimos para nosotros mismos17. Somos no solo imposibles sino impensables sin tantos que nos han ayudado a ser lo que somos y estar donde estamos. Por eso nuestra entrega personal es respuesta y también y sobre todo en este sentido somos responsables18

Este trabajo sobre nosotros mismos que nos constituye en individuos, sujetos y personas es la base de todo lo demás; pero también tenemos que reconocer que estar en todo lo que llevamos dicho y como hemos dicho nos ayuda a habitarnos, responsabilizarnos y relacionarnos personalizadoramente.

Si estos elementos que hemos explicitado forman parte de mi horizonte vital, es decir, si quiero vivir desde él y enrumbar mi vida hacia él, puedo decir que formo parte del Gumilla, en el sentido preciso de que soy un sujeto que lo encarno y que por eso lo puedo representar legítimamente y, sobre todo, que lo llevo adelante.


Notas:

  1. TRIGO, Pedro (2022): Enseñanza Social de la Iglesia. Caracas: Gumilla-ITER. Pp. 243-272.
  2. Para este apartado ver, TRIGO, Pedro (2015): Echar la suerte con los pobres de la tierra. Caracas: Gumilla.
  3. “Jesús de Nazaret nació y vivió pobre en medio de su pueblo Israel” (Puebla 190).
  4. ELLACURÍA, Ignacio (1984): Conversión de la Iglesia al reino de Dios. Santander: Sal Terrae. Pp. 70-79; TRIGO, Pedro (2015): Echar la suerteOb. cit. P. 142 nota 140.
  5. “Respuesta de muchos pobres: pobres con espíritu” y “Ponerse en el discipulado de los pobres con espíritu”. En: TRIGO, Pedro (2015): En busca de los pobres de Jesucristo. Caracas: Centro Gumilla. Pp. 32-33,139-146.
  6. TRIGO, Pedro (2008): “Lectura orante comunitaria de la Palabra de Dios”. En: El cristianismo como comunidad y las comunidades cristianas. Miami: Convivium Press. Pp. 214-229.
  7. TRIGO, Pedro (2004): “Fuente de la cultura del barrio”. En: La cultura del barrio. Caracas: Gumilla. Pp. 71-87.
  8. Agon, de donde viene agonía, en griego significa lucha; pero en castellano significa más precisamente la lucha entre la vida y la muerte.
  9. GUTIÉRREZ, Gustavo (2018): De Medellín a Aparecida. Lima: CEP, IBC, Fondo Editorial de la PUCP; TRIGO, Pedro ((may-dic 2018): “Análisis del juzgar en el documento de Medellín” En: ITER 76-77. Pp. 153-212.
  10. TRIGO, Pedro (2022): “La solidaridad, fuente primaria de personalización” y “La subsidiariedad, ejercicio elemental de responsabilidad”. En: La enseñanza social de la Iglesia. Ob. cit. Pp. 273-308.
  11. Aludo al nombre de una bodeguita de barrio que me resultó inspirador: “Mi provecho y tu provecho”.
  12. Esto es así porque, como vio certeramente Marx (“Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política”. En: Marx-Engels (1973): Obras Escogidas tomo I. Moscú: Ed. Progreso. Pp. 517-518), la política es una superestructura. Esto lo hemos podido comprobar en gobiernos latinoamericanos genuinamente a favor del pueblo, que no han podido llevar a cabo sus propuestas porque se han opuesto sistemáticamente los representantes del orden establecido y ellos no estaban suficientemente enraizados en lo que había de sociedad democrática o porque esta no tenía el suficiente espesor.
  13. Ver los artículos en el número de homenaje que le hizo la Revista Latinoamericana de Teología, de la UCA de San Salvador, a Jon Sobrino por sus 80 años, que explanan este tópico porque lo consideran medular en el autor: VITORIA, Francisco Javier (set-dic 2018): “Pretendo hacer teología con sentido de realidad”. En: RLT 105. Pp. 213-222; GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio (set-dic 2018): “El teólogo a palos” (o “la honradez con lo real”). Ibid. Pp. 233-245; TRIGO, Pedro (set-dic 2018): “Distinción entre orden establecido y realidad: por honradez con la realidad”. Ibid. Pp. 269-285.
  14. ELLACURÍA, Ignacio (1999): “La dimensión social”. En: Filosofía de la realidad histórica. San Salvador: UCA. Pp. 380-396.
  15. TRIGO, Pedro (2008): “Horizonte de las comunidades de solidaridad desde la perspectiva fe-justicia”. En: El cristianismo como comunidad y las comunidades cristianas. Miami: Convivium Press. Pp. 110-137.
  16. TRIGO, Pedro (Noviembre, 2020): “El ser humano: individuo, sujeto, persona”. En: SIC 829. Pp. 403-414; TRIGO, Pedro (2022): Enseñanza Social de la Iglesia. Ob. cit. Pp. 121-172.
  17. TRIGO, Pedro (2013): “Estructura de la relación de fe”. En: Relaciones humanizadoras. Santiago de Chile: Universidad Alberto Hurtado. Pp. 19-47.
  18. Responsable viene etimológicamente del latín: responsa, que significa respuesta.

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