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El Estado mágico en la Venezuela actual

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Piero Trepiccione

poderes-venezuela-2703¿El “Estado mágico” tiene que ver con lo que pasa en Venezuela?

¿Estado mágico?

Uno de los estudios más serios y más profundos sobre el fenómeno del rentismo en el país lo realizó el antropólogo y profesor universitario ya fallecido Fernando Coroníl Ímber. Su obra “El Estado mágico: naturaleza, dinero y modernidad en Venezuela” refleja como desde que se iniciara la producción de petróleo, el modelo rentístico asumió una influencia determinante sobre el desarrollo de la vida económica y política del país.

El Estado que todo lo puede, magnánimo, dadivoso, paternalista, fantástico, supremo, entre otras definiciones que nutren el imaginario colectivo del venezolano, se convirtió en ese “Estado Mágico” capaz de desarrollar y soportar esquemas de “pluralismo tutelar” y el denominado “Mesianismo” que le otorga poderes celestiales a una figura capaz de resolver todos los problemas con la petro-chequera. Una magia que se manifiesta con mayor intensidad durante las épocas de precios petroleros altos y que se minimiza –pero no se desvanece por completo- en las crisis de bajos precios. Dice Coroníl Ímber en su obra “el Estado venezolano llegó a tener en sus manos no sólo el monopolio de la violencia política, sino también el de la riqueza natural” con esto, obviamente, se le facilitó el despliegue espectacular y de presencia majestuosa que se inscribe con profundidad en la vida de sus ciudadanos; generando amplias expectativas en algunos momentos pero acompañado con dolorosas incertidumbres en otros. Es decir, una magia que no dura y causa ratón…

Magia y economía

Ese Estado mágico soportado fundamentalmente sobre la renta petrolera, cuando le falta dinero en épocas de vacas flacas se ha volcado sobre conceptos como “sustitución de importaciones”, “desarrollo endógeno” “productividad”, “desarrollo agrícola”, “cuidar es querer”, “debemos cuidar lo nuestro”, entre muchas orientaciones públicas más. Contrariamente, cuando la bonanza ronda la casa, la magia reaparece con tal furia, que se olvidan o se ponen de lado las consideraciones anteriores y comienza una locura frenética que envuelve la dinámica política, económica, social y ciudadana de la nación. También, se desborda el internacionalismo afianzado con las divisas provenientes de las exportaciones petroleras. Es un fenómeno de funcionamiento cíclico de la sociedad y el Estado que vive climax de magia y climax de frustración según los precios petroleros. Hoy en día, al entrar en una etapa de desaceleración de la economía mundial nos pega una especie de “slump” para hablar en términos beisbolísticos, que estimula el descontento generalizado porque la magia tiene efectos cortos y no tan duraderos. Este fenómeno cíclico perverso ha tenido impactos desastrosos en nuestra economía en el pasado y ahora reaparecen con más fuerza.

Magia y política

La política no escapa al “Estado mágico”. Ha sido muy claro en nuestra historia petrolera que cuando la renta es elevada se apuntalan formas de liderazgo determinadas. Cuando la renta disminuye o baja abruptamente, los deseos de cambio y la necesidad de volver a los estadios de “dolce vita” se hacen presentes. Los niveles de descontento suben y la clase política debe asumir costos políticos por la necesidad de ajustar la economía a los nuevos parámetros. Son etapas con elevada inflación, presión de la deuda pública por escasez de recursos, devaluaciones sucesivas, entre otros elementos que causan perjuicio directo a la población, especialmente, la de los estratos populares y más vulnerables. Las consecuencias no se hacen esperar y el clima de opinión pública se torna difuso, reacio y aprensivo ante el liderazgo político-institucional del país. Son épocas donde generalmente el voto castigo se hace presente, pero también la volatilidad de las matrices de opinión. Los formatos ideológicos dan paso a un sentido más utilitario de la visión política asociado directamente al bienestar individual y familiar. Son épocas estas, donde se agudiza el sentido de oportunidad del relevo político. Donde el status quo generalmente se ve impelido a abrir espacios a nuevos planteamientos y nuevos actores. Son procesos de enorme complejidad cuyo ritmo de aceleración o desaceleración tiene que ver con la capacidad del liderazgo político, económico y social de la nación, no del Estado, y menos aún, del ¿mágico? Conocer a profundidad la historia para no repetirla y también la profundidad del status actual de la magia en Venezuela es una tarea insoslayable.

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