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El estado de la salud pública y el legado de José Gregorio Hernández

hospitales venzuela
Foto: Antena 3

Por Alfredo Infante s.j. | Boletín n° 65 Signos de los Tiempos.

En las últimas semanas, el repunte exponencial de casos de contagios por Covid-19 en todo el país ha activado las alarmas y las autoridades han comenzado a mostrar cifras, aunque para la población en general existe una nube de desconfianza sobre dichos números, pues resulta difícil creer en un Gobierno mentiroso.

Según el acosado y perseguido gremio de enfermeras, para 2019 un 50 % de los centros de atención primaria a nivel nacional se encontraban cerrados y 60% de los hospitales públicos estaban inoperativos¹; y que, para abril de 2020, solo 35 % de las camas UCI (unidades de cuidados intensivos) estaban disponibles. Esto sin contar la fuga, por vía de la emigración, de un número importante de médicos y enfermeras².

Lamentablemente, en este contexto todo parece indicar que las proyecciones que la Academia Nacional de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman) había hecho sobre el crecimiento de la pandemia del Covid-19 en el país -y por la que en su momento sus miembros fueron vilipendiados, acosados y perseguidos- estaban ajustadas a la realidad.

El caso de Zulia ha sido emblemático, porque entre los afectados se cuenta un porcentaje importante de miembros del personal sanitario. De hecho, hasta el 29 de junio, la ONG Médicos Unidos de Venezuela³ contabilizaba al menos seis galenos y una enfermera fallecidos en esa entidad, todos contagiados mientras ejercían su labor.

Los trabajadores de la salud no sólo se han visto obligados a laborar en condiciones sanitarias precarias, porque no cuentan con los implementos de bioseguridad que los protejan o porque los hospitales disponibles carecen de agua, electricidad, comida o servicio de recolección de basura eficiente; sino que sus voceros están siendo acosados y perseguidos por la fuerza pública para obligarlos a callar y a no denunciar la situación y, mucho menos, exigir que se garantice el derecho a la vida y a condiciones laborales adecuadas.

Mientras esto ocurre en las instituciones públicas de salud, los habitantes de las comunidades populares tienen que salir diariamente y romper la cuarentena para buscar pan, agua, gas, medicinas, dado el quiebre de los servicios públicos y el hambre que se padece.

En un contexto donde la salud pública ha colapsado, la combinación del ascenso en la curva de contagio de Covid-19 y la lucha diaria por la sobrevivencia predice el tránsito de la emergencia humanitaria a la catástrofe humanitaria. Lamentable desenlace para un país que logró, en el siglo XX, conformar una institucionalidad asistencial de vanguardia y a la altura de los tiempos, que garantizaba el derecho universal a la salud.

Hoy, cuando celebramos el anuncio de la beatificación de José Gregorio Hernández -el médico de los pobres, científico, académico y quien junto a Luis Razetti y su generación inició la modernización sanitaria en Venezuela- su memoria es un activo para luchar por una Venezuela libre de muerte, miseria y del virus de la dictadura.


Referencias:

1. https://www.google.com/amp/s/cronica.uno/ana-rosario-contreras-no-descarta-una-renuncia-masiva-del-gremio-de-enfermeria/

2. http://crisisenvenezuela.com/2020/04/23/jose-felix-oletta-venezuela-tiene-uno-de-los-escenarios-mas-dificiles-frente-al-coronavirus/

3. https://efectococuyo.com/salud/medicos-unidos-10-miembros-de-personal-sanitario-han-fallecido-por-covid-19-29jun/

Fuente: https://mailchi.mp/6c437a879a46/signos-de-los-tiempos-n-65-26-de-junio-al-02-de-julio-2020

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